Froilán Esquinca Cano

Sin duda alguna, los retos que representa la complejidad de los escenarios globales, regionales y microregionales lo determinan la situación crítica de la pobreza y marginación determinadas por indicadores que han sido consensuados por la Organización de las Naciones Unidas, la CEPAL y OECD.

Sin embargo, después de los resultados obtenidos con el planteamiento de los Objetivos del Milenio y considerando que los retos globales en torno a la pobreza, marginación, desigualdad, migración y hambruna siguen siendo muy vigentes e, incluso, han aumentado en regiones del país y de las diversas regiones del mundo, han provocado analizar profundamente el tema de la gobernanza, la participación efectiva de la sociedad en reconocer, participar, gestionar e implementar las acciones concertadas, consensuadas y articuladas desde la base de la planeación participativa; y desde ahí, en lo local, fundamentar el resguardo patrimonial y de seguridad nacional que deberá asumir del agua, el suelo y los recursos forestales y selvas que conjuntamente determinan un paisaje que en el tiempo ha sido utilizado, explotado y posteriormente reconocido, restaurado o manejado.

Esto ha establecido la construcción de culturas y paisajes con una amplia gama de experiencias bioculturales que han determinado la evolución milenaria de las sociedades actuales, siendo México y Chiapas, particularmente el corazón de Mesoamérica. Así es como la urgente necesidad de pensar territorio con las determinaciones actuales de disponibilidad y conectividad de recursos naturales y su distribución conducen a recuperar identidad y reconocer la urgente necesidad de planear participativamente, reconociendo la microcuenca como el elemento básico de territorio, aunque algunos autores hablan de nanocuenca.

Ante escenarios cambiantes y el cambio climático global sin menoscabo de los cambios ambientales locales y regionales que requieren, a partir de ahí, es necesario reencadenar la planeación y articular concurrentemente las políticas públicas que alineen las estrategias sectoriales a visiones territoriales con unidades de gestión meso como las cuencas y las ecoregiones.

Ecorregión puede definirse como “aquella unidad territorial, o conjunto de unidades territoriales, caracterizada por condiciones biofísicas similares interdependientes con capacidad de mantener o desarrollar en el tiempo actividades humanas”.

El enfoque ecorregional para el desarrollo sustentable difiere del enfoque ecorregional para la conservación, el cual es eminentemente clasificativo y naturalista. El primero persigue el bienestar de las personas y la mejora de su calidad de vida, además de tener fundamentos biofísicos de sustentabilidad, el cual está enlazado a la idea de que los procesos dinámicos en el ambiente natural pueden llegar a ser inestables como consecuencia de la presión impuesta por las actividades humanas y viceversa.

Definitivamente, hay temas, lugares y escalas de investigación e intervención pendientes. Estos nuevos temas pueden desarrollarse con el aporte de socios e involucrar nuevos actores sobre roles más claros en la agenda de trabajo ecorregional en políticas públicas y en definitiva analizar y contextualizar cualquier política sectorial que transgreda esta perspectiva de conectividad en cuencas y ecosistemas que atente contra la cantidad y calidad de los bienes y servicios de los ecosistemas para el ser humano, claves en los Objetivos para el Desarrollo Sustentable.

Senador de la República por Chiapas