Por Jorge Alonso Espíritu

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]S[/su_dropcap]teven Spielberg se mueve con fluidez entre distintas maneras de concebir el cine. Hace apenas unas semanas con The post: Los archivos del Pentágono, filme político sobre el  periodismo que se enfrenta al poder, entregaba una declaración de principios en una era de posicionamientos para quienes habitan el amplio y complejo mundo de Hollywood; el tipo de trabajo que junto a Munich (2005) y La lista de Schindler (1993), han colocado a este director en un lugar especial del gusto de la crítica. Ahora se mueve en una frecuencia opuesta con Ready Player One: Comienza el juego, cinta de acción que muestra su faceta más espectacular y nos muestra por qué, más allá del acartonamiento de los especialistas, Spielberg es también un clásico de la cultura del entretenimiento.

Adaptación de la novela juvenil homónima, Ready Player On narra la historia de Wade Watts, un adolescente con carencias económicas de Ohio, que en un futuro distópico -en el 2045- vive una existencia simulada a través de la realidad virtual en un juego llamado “Oasis”, lugar en donde la humanidad se ha refugiado después de casi terminar con los recursos naturales y económicos del planeta.

La existencia en el Oasis resulta más apetecible que la vida real: en la simulación, la personalidad se modifica a placer. Como en cualquier videojuego, el protagonista no es el usuario sino un avatar que puede ser tan fuerte, audaz, sexy o atemorizante como el jugador imagine.

Pero, como el mundo real, el Oasis corre sus propios riesgos y en el fondo, no son tan diferentes a los del primero. Un corporativo encabezado por Nolan Sorrento, antagónico clásico, busca hacerse del control de la plataforma para dominar así la empresa más lucrativa del planeta.

Esto sólo será posible si Sorrento logra descifrar las claves que James Halliday, creador del videojuego, ocultó en el diseño de Oasis, ya que al morir el genio informático con nulas capacidades sociales, estipuló que el primer jugador que encontrara las llaves hacia el “huevo de pascuas”, sería el dueño de la plataforma. Su sucesor.

Por supuesto, el mundo entero va tras las pistas del juego, hasta que Watts y sus amigos logran llegar a la primera llave. Entonces se desencadenará una carrera para decidir el destino de Oasis, y también del mundo real.

Esta fábula sobre la existencia virtual no nada en aguas demasiado profundas. Sus tópicos están en la superficie y ello es suficiente. Ready Player On habla sobre la amistad, el amor y el miedo a vivir la realidad. Esa claridad es uno de sus mayores atributos, y es lo que le permite construir el mundo virtual: un universo que se funda sobre la cultura pop, de la que Spielberg es, precisamente, uno de los mayores arquitectos. Como toda referencia al pasado es no sólo valida, sino deseable, vemos desfilar por la pantalla una multitud de personajes, objetos y momentos entrañables que desde el espectador más novel, hasta el más experimentado pueden captar: pasando por Batman y King Kong, El Resplandor de Kubrick (en una de las secuencias más memorables) o El Gigante de Acero, y un buen número de videojuegos que son parte de la experiencia.

El mensaje, que podría antojarse contradictorio (un alegato por la vida real en una carta de amor a la ficción y el entretenimiento), es en realidad de una coherencia irrefutable, cuyo espejo es la imagen misma del director que nos ocupa; alguien que en su cine ha sabido moverse entre la fantasía más delirante y la realidad más dura. 

¿Podrán las superproducciones programadas para este año resultar tan entrañables como esta película?

https://youtu.be/fhPAnSzSVnM

Permanencia voluntaria: 6 Globos

Durante un día de fiesta, una joven mujer pasa la tarde conduciendo por Los Ángeles para llevar a su hermano heroinómano a un centro de desintoxicación. En el camino debe cuidar de la hija de éste, pero también de la salud de él.

La nueva película de Netflix, ya disponible en la plataforma, retrata la angustia de la adicción a las drogas, pero no es el tema principal. El amor y los límites del cuidado, la protección y la autoprotección toman el protagonismo durante el breve metraje, apenas más de una hora, de esta cinta. Destaca el trabajo de la protagonista, Abbi Jacobson, en el papel de Katie.

https://youtu.be/d9FJP1O8TsA