Terrible luce el panorama para el electorado mexicano, de cara a la elección del próximo 1 de julio, una vez que tuvo lugar el “debate” entre los cinco aspirantes a la Presidencia de la República. A casi una semana del escarceo inicial entre Margarita Ester Zavala de Calderón, José Antonio Meade Kuribreña, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, lo cierto es que a muchos nos quedaron más incertidumbres que certezas tras presenciar el poco nivel de propuestas presentadas en cadena nacional.

Sí, de acuerdo, el “debate” fue sintonizado por 14 millones de televidentes y 3 millones de internautas, lo que nos arroja una interesante conclusión: cada vez hay más mexicanos interesados en política. Sin embargo, quedó claro que a los cinco candidatos presidenciales eso les importó muy poco, porque ninguno reflexionó sobre la gran importancia de la enorme sobreexposición mediática de la que fueron objeto y ninguno se presentó al Palacio de Minería de la UNAM con una buena paleta de propuestas que le permitiera a sus potenciales electores conformarse un panorama mejor perfilado y definido.

En este contexto, lamentablemente, conforme transcurren los días se antoja cada vez más complicado sugerir a todos aquellos que cuentan con una mica para sufragar que emitan un voto útil. ¿Por qué? Simple. Porque hoy, con excepción de los indecisos, prácticamente todos ya definieron su preferencia y se va a recargar tanto en el partido como en el individuo, pero también en el miedo y el desconocimiento total de lo que realmente hará el candidato que resulte ganador en la elección una vez que llegue a Los Pinos.

Así las cosas, ¿qué podemos esperar de los cinco aspirantes a la primera magistratura para el segundo debate, el cual quedó agendado para el 20 de mayo próximo? Sinceramente, no mucho. Y del formato, el cual cambiará ligeramente en comparación con el primero, pues tampoco está como para que muramos de la emoción. En pocas palabras, seguirá siendo pan con lo mismo.

Y, obviamente, la actitud o la estrategia de los participantes tampoco se presta como para que echemos las campanas al vuelo. Vamos a ver a los cuatro contendientes que están a la saga en las encuestas (Margarita, Meade, el Bronco y Anaya) enfocar sus baterías hacia el puntero, Andrés Manuel, quien entre la vaguedad y lo limitado de su discurso intentará llegar a la otra orilla con su ventaja intacta. También veremos más de lo mismo con “el niño de las cartulinas” y a una ex primera dama muriéndose en la raya para convencer a los televidentes y a los cibernautas de que ella no tiene nada que ver con su marido (como si no supiéramos quién le está poniendo toda la lana para su campaña). Por supuesto que no nos va a faltar la dosis de humor gore involuntario del señor al que apodan el Bronco, quien entre el retrogradismo y la estupidez nos hará sonreír y morir de miedo.

La gente ya está aburrida de escuchar promesas de campaña que ninguno de los candidatos va a cumplir una vez que llegue a la grande. También ya estamos cansados del script de que cada uno trae bajo el brazo la fórmula mágico para que México se convierta en una potencia mundial. En lo particular, me parece que ya es momento de que los cinco aspirantes dejen de lado el qué y pasen a compartirnos el cómo. Sí, está fabuloso que se congelen los precios de las gasolinas los primeros cuatro años del sexenio; pero, por favor, ¿nos pueden explicar cómo piensan hacer eso y que dicha decisión no nos pase factura? También está espectacular que se vayan a instalar millones de cámaras por todo el país para salvaguardar la integridad de todos los mexicanos, pero ¿de dónde va a salir la lana para toda esa tecnología?, porque, ciertamente, se requieren miles de millones de dólares (no de pesos) para implementar todo lo que conlleva este plan.

Lo mismo pasa con el combate a la impunidad y a la corrupción (sin duda alguna los dos cánceres más graves de los que está enfermo nuestro país). ¿Qué piensan hacer para amputar el crimen organizado de dos de nuestros tres Poderes de la Unión (el Legislativo y el Judicial), porque desde hace años estas dos vitales estructuras se encuentran carcomidas por la ambición y el dinero? Es en serio, señores, dejen de hacer promesas y mejor expliquen cómo le van a hacer para que todas las utopías que nos quieren vender se vuelvan realidad.

Ah, y si no es mucho pedir, señores del INE: ¿no podrían hacer como en los reality shows de la televisión: convocar a los televidentes a una votación abierta para que llamen a una línea 01-800 y decidir con su voto a los dos candidatos que deban irse a sus casas para que la cosa se reduzca solamente a tres contendientes? ¡Por favor!

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