La candidatura presidencial de Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, no le sirve a nadie. Si alguien piensa que puede quitarle puntos a Andrés Manuel López Obrador está totalmente equivocado.

El exgobernador de Nuevo León no tiene ni argumentos ni autoridad moral para bajar a López Obrador —un populista deshonesto igual que él— de su pedestal.

El político valentón tiene fama de destruir todo lo que toca. Lo mismo mujeres que instituciones. Hizo uno de los peores gobiernos en la historia del estado, incumplió todas y cada una de las promesas de campaña; durante el corto tiempo en que “gobernó”, disparó al máximo los índices de inseguridad, dejó un desorden financiero equivalente a 10 mil millones de pesos  y terminó abandonando el cargo por considerar que merece ser presidente de México.

Después de haber dejado como dejó Nuevo León y de haber traicionado al grupo empresarial que lo impuso en el cargo, decidió convertirse en candidato independiente falsificando un alto porcentaje de las firmas requeridas.

Para variar, el Bronco fue fiel a lo que siempre ha sido: un tramposo blufeador que ahora, en mal momento, arrastra al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tribunal Electoral) al descrédito.

El argumento que utilizaron cuatro de los siete magistrados para avalar la candidatura del Bronco va a pasar a formar parte de los capítulos más oscuros de la democracia y la justicia electoral del país.

Decidir que el Bronco merece estar en la boleta por la pedestre razón de que el INE vulneró su derecho de audiencia sin dar mayor peso jurídico al fraude electoral cometido por el exgobernador, es un golpe mortal a la solvencia moral de las instituciones.

Con su resolución, el Tribunal Electoral puso la cabeza del 1 de julio en el patíbulo. Después de dar la razón a un tramposo, nadie va a creer lo que a futuro resuelvan los magistrados.

Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, dejó abierta la puerta para que Rodríguez Calderón sea juzgado por la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales.

Algo se tendrá que hacer y pronto. Premiar a un bribón quebró la columna más importante de la credibilidad democrática y puso el país en peligro de quedar atrapado en una futura y muy probable crisis electoral.