El lugar común dice que la prostitución es uno de los oficios más viejos de la humanidad. Cierto… Pero también se le ha manejado, para “solucionarlo”, desde la óptica moralista de la represión social y policiaca. Nada se ha resuelto como no sea el haber favorecido una infinita cadena de corrupción e impunidad, donde los únicos perjudicados son quienes ejercen el sexo-servicio.

Al igual que los estupefacientes —que ya debieran producirse, comercializarse y consumirse legalmente—, el oficio más antiguo ya debió haber corrido la misma suerte. Al toro por los cuernos.

En la imagen, Paola es escort y ofrece sus servicios sexuales en una página de internet. “¿Para qué venir y asombrarte si esto es lo que te da de comer?”, dice.

Fotografía: Archivo Agencia EL UNIVERSAL