“Ya no existe la cultura juvenil”, consideró el escritor británico, Irvine Welsh, durante su participación el fin de semana, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), a través de su conferencia “Dilemas yonkis”, en donde habló de su trabajo, así como de la rebeldía y la ganas de recibir ese oxígeno nuevo que lo tiene palpitando para el ojo de sus lectores; de la música que oía y las aventuras cinematográficas que experimentó desde los bordes y, claro, como siempre de su presente y de Trainspotting.
Agregó el autor de novelas como Escoria (1998) y Porno (2002) que el final de la cultura juvenil que estaba muy ligada al mundo industrializado y que reaccionaba a él, ha desaparecido, por lo que asegura que a la par, el arte y la cultura perderán importancia para la humanidad, debido a un principio más consumista.
“Hay una cierta sabiduría que llega con la edad, y se pierde un tipo de pasión irresponsable que se tiene cuando se es joven”.
Añadió el creador del libro Trainspotting que dio origen a la película del mismo título en 1996, que como Renton, protagonista de esa famosa novela, existen hoy muchos jóvenes que se encuentran en ese mismo dilema para la construcción de su vida, de escoger responsabilidades a futuro de un adulto, o de encontrar una rápida salida entre las drogas y la inconsciencia.
“Probablemente (Renton) se sentiría muy avergonzado de su yo anterior, como lo estamos todos. No quiere decir que nuestros yo jóvenes estuviéramos equivocados necesariamente, es decir que nos hemos hecho mayores y algo más aburridos”.
Ante un mundo nuevo en el que la gente tiene que intentar navegar, es la posición en la que hoy todos nos encontramos a decir de Welsh, pues aseguró que los escenarios en el que se desarrollan muchas de sus historias ya no existe, puesto que el capitalismo ha tenido una larga caída.
“Las personas tienen miedo porque el cambio tecnológico y la destrucción neoliberal del capitalismo están acabando con el modo de vida tal como lo conocemos, y no tenemos nada con qué reemplazarlo. Es una clase de polarización, pero esto finalmente destruye el elitismo a medida que la riqueza –al igual que las deudas de las masas– pierde su sentido y su valor”.
Welsh recalcó que actualmente es un hombre tranquilo, humilde ante el estrellato literario que lo sigue iluminando, pero hambriento de seguir produciendo, viajando y retando el inexorable paso del tiempo, en un ejercicio que no ha dejado que se difumine su relevancia ni su conexión con los lectores.
Irvine Welsh, nació en 1958 en Escocia. Creció en el corazón del barrio obrero de Muirhouse, dejó la escuela a los dieciséis años, cambiando multitud de veces de trabajo hasta que emigró a Londres con el movimiento punk. A finales de los ochenta volvió a Escocia, donde trabajó para el Edinburgh District Council a la par que se graduaba en la universidad y se dedicaba a la escritura. Su primera novela, Trainspotting, tuvo un éxito extraordinario, así como su adaptación cinematográfica. También es autor de Éxtasis, Acid House y La vida sexual de las gemelas siamesas, entre otros libros.