En la sala Julio Bracho de la UNAM, entre el 4 y el 8 de abril se exhibió la multipremiada película En la penumbra, del cineasta Fatih Akin. La cinta cuenta la historia de Katja, mujer turca a quien le asesinan a su esposo e hijo en un barrio de inmigrantes de Hamburgo. Las autoridades hacen como que investigan sin que se observe algún avance, por lo cual la protagonista decide buscar a los responsables para hacer justicia por propia mano.

Ojalá don Alberto Elías Beltrán, quien por ahora está al frente de la PGR, haya visto el citado filme para que se entere de las terribles consecuencias que puede tener la omisión, la indolencia o la actuación atrabiliaria de la autoridad encargada de investigar crímenes. La inoperancia de las instituciones (y quienes las representan) empuja al ciudadano a hacer aquello que por uno u otro motivo no hacen los funcionarios públicos.

Viene al caso la reflexión porque al rendir su informe  el ombudsman, Luis Raúl González Pérez, dijo ante el presidente de la república que su gobierno ha estado marcado por graves violaciones a las garantías individuales, no se ha avanzado hacia el respeto y vigencia de los derechos humanos ni se ha fortalecido el Estado de derecho, como lo demuestran los casos, entre otros, de Chalchihuapan, Tanhuato, Apatzingán, Tlatlaya, Nochistlán y, sobre todo, Iguala.

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos dijo que los casos citados, sobre todo la desaparición de los 43 muchachos de Ayotzinapa y el asesinato de tres más en la noche de Iguala, muestran “que el modelo de operación de la Procuraduría General de la República está agotado”, lo que hace urgente reformar el ámbito de la procuración de justicia “para garantizar la autonomía, imparcialidad y eficiencia en el ejercicio de esta función”.

Ante estos y otros señalamientos, Elías Beltrán se supo aludido y ordenó a la PGR emitir un boletín que decía lo obvio: “que la CNDH no puede sustituir (a la PGR) en sus funciones, que están claramente determinadas en las normas jurídicas respectivas”, lo que por supuesto sabe y respeta González Pérez, un muy reconocido jurista.

El señor Elías Beltrán no tuvo que ir lejos por la respuesta, pues le reviró de inmediato el ombudsman: “Si con lo que contesta la PGR ya está resuelta la procuración de justicia, ya se resolvió la impunidad”. En efecto, mejor sería que la PGR trabajara en lo suyo, con apego a la ley, en lugar de dedicarse a filtrar acusaciones contra Ricardo Anaya. Pero eso no parecen entenderlo ni el procurador ni su jefe.