La península coreana es el último vestigio de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría. Este conflicto cumple ya 65 años de existencia, a partir del 27 de julio de 1953, cuando la guerra de Corea culminó sin la firma de un tratado de paz y sólo con un armisticio. Según la definición de este último, se trata de un convenio firmado por dos o más países en guerra que deciden dejar de combatir por cierto tiempo a fin de abrir una posibilidad a la paz.

Esta situación ha prevalecido a lo largo de ese periodo en el caso de la península coreana, ésta permanece bajo un estatus de guerra latente. Ambas Coreas quedaron separadas a partir de 1953. Se han dado varios intentos de diálogo con la finalidad de buscar un acercamiento previo que pudiera desembocar en una posible reunificación que, a todas luces, ha resultado problemática debido a las potencias que han estado inmiscuidas en la cuestión: China, Rusia, Japón, Corea del Sur y, sobre todo, Estados Unidos. Washington mantiene casi 30 mil efectivos militares en Sudcorea.

No sólo eso, también cuenta con 450 equipos lanzamisiles, drones, submarinos y una flota de cazas con las que el presidente Donald Trump ha amenazado al régimen norcoreano cada vez que realiza maniobras militares con el ejército sudcoreano. La situación no es fácil pero en medio de las constantes presiones y desplantes públicos que han tenido Donald Trump y el dirigente Kim Jong-un, en estos días se realizará una cumbre intercoreana.

Esta reunión reabre las perspectivas a una distensión más flexible de los diálogos que hace dos años se interrumpieron por causa de la insistencia de la entonces presidenta, Park Geun-Hye, quien condicionaba todo diálogo con Corea del Norte, al compromiso de éste para implementar medidas concretas de desnuclearización.

Norcorea dio pasos inteligentes

Para internacionalistas como Eduardo Rosales, profesor-investigador de la UNAM/FES Acatlán, este diálogo llega en el momento más propicio y podría ayudar a alejar el fantasma de la guerra nuclear, que ha amenazado al mundo y a la región en los últimos meses. El también analista de temas internacionales en diversos medios nacionales y extranjeros, aseguró que Corea del Norte no tiene nada que perder y mucho por ganar. Esta es la entrevista que concedió a Siempre! vía correo electrónico.

¿En qué situación se realiza la cumbre entre las dos Coreas?

Aunque suene paradójico, la reunión intercoreana llega en un buen momento después de la estrategia diplomática desplegada por Corea del Norte, la cual aprovechó muy bien los Juegos Olímpicos de Invierno para aproximarse a Corea del Sur, e incluso lograr que se distanciara un poco de Estados Unidos.

En la inauguración de dichos juegos la estrella fue Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano Kim Yong-un. La joven hermana, jefa del gabinete de su hermano, se vio dueña del encuentro, porque logró la cumbre que en breve se va a desarrollar entre los líderes de las Coreas. También orilló al presidente surcoreano Moon Jae-in a posponer los ejercicios militares que tenía planeado realizar conjuntamente con Estados Unidos. Este encuentro marcó un punto de inflexión en este añejo problema.

Posterior a esta reunión se llevó a cabo la visita de presidente norcoreano al presidente chino Xi Jinping y es otro gran acierto de la diplomacia norcoreana que, antes de acercarse a Washington, lo hace con China, un rival de Estados Unidos. La comunicación con Rusia también es frecuente y cálida y con ello Corea del Norte orilla a una negociación multilateral, en vez de apostar únicamente por las negociaciones con la Casa Blanca.

Este año se cumple el 65 aniversario del fin de la Guerra de Corea, ¿cómo se encuentran ambas naciones que han vivido separadas desde entonces?

Hay que recordar que técnicamente las dos Coreas están en guerra pero que gracias a un armisticio, el enfrentamiento bélico está suspendido. Ahora bien, y con la llegada del presidente surcoreano Moon Jae-in, la situación sufrió un cambio sustancial porque este líder siempre ha apostado por el diálogo y la concertación, lo que contrasta con la postura belicosa de Estados Unidos y Japón. Recordemos que Washington, a inicios de la administración Trump, desplegó una flota naval de consideración en la península coreana y desde hace muchos años ha mantenido una postura de confrontación frente a Corea del Norte.

Diálogo no significa debilidad

Algunos expertos señalan que la reunificación coreana es prácticamente imposible porque a Estados Unidos le conviene mantener su tropas en la región.

Es complicado ver en el corto plazo una reunificación de la península porque Estados Unidos tiene gran cantidad de tropas en la región con la doble intención de “mantener a raya” a Corea del Norte pero también de mantener un cordón de seguridad ante el avance de China. Por su parte, Beijing no estaría en la mejor disposición, en principio, de ver una Corea unificada por la colindancia que tendría con una Corea dominada por el sur, tradicional aliada estadounidense y con Japón, país en el que tiene asentada la séptima flota.

En caso de que se intensifiquen los acercamientos bilaterales, ¿cómo afectaría o beneficiaría a la geopolítica de la región?

Todo acercamiento es bien visto y tendría efectos positivos regionales y mundiales porque se desactiva un punto de conflicto que mucho preocupa al orbe por la potencial utilización de bombas atómicas y más teniendo a un Estados Unidos liderado por un volátil Donald Trump y un gabinete dominado por halcones. El deshielo que se ve en la península, sin lugar a dudas, es un gran avance.

Por otra parte, creo que Corea del Norte podría en breve desactivar parte de las sanciones impuestas por la ONU a cambio de limitar el desarrollo de su programa nuclear y balístico (ambos se constituyen en una extraordinaria moneda de cambio) pero los logros y conocimientos alcanzados en esos terrenos ya nadie se los va a quitar, amén de que su programa de armas químicas, de las que nadie habla, está muy avanzado.

Quiere decir que Corea del Norte seguiría teniendo capacidad de respuesta ante un eventual ataque a su territorio. Occidente no debe confundir aceptación al diálogo con debilidad o claudicación y ya se vio que la diplomacia norcoreana, pese a su aparente inexperiencia, ha resultado muy efectiva. Probablemente lo que suceda es que Corea del Norte podría suspender su programa nuclear y balístico a cambio de la salida de tropas estadounidenses de Corea del Sur, la suspensión de ejercicios militares y la garantía de que su régimen no va a ser derrocado.

Además de que no creo que acepté únicamente un acuerdo bilateral con Estados Unidos sino un acuerdo multilateral que incluya a China, Rusia, Japón y desde luego a Corea del Sur.  Corea del Norte no se alejará de China, amiga, socia y aliada de décadas y potencia geoeconómica de primer nivel frente a un decadente Washington. No hay que olvidar que el tema de Corea del Norte también tiene de fondo una confrontación geopolítica entre China y Estados Unidos.