En las últimas semanas, Andrés Manuel López Obrador echó por la borda la tolerancia que había asumido anteriormente, regresaron los viejos tiempos. Ensoberbecido por el avance en las encuestas previas a las elecciones presidenciales, regresaron los no, no y no.

No a la reforma educativa, ¡sí al CNTE!, no a la reforma energética, ¡vamos a congelar el precio de las gasolinas! No al nuevo aeropuerto, ¡vamos a cancelar el proyecto y habilitar Santa Lucía! Basta de pobreza, ¡se instaurarán precios de garantía para los productos del campo!, advierte.

Es un canto de sirenas para un electorado enojado por la situación económica del país, encolerizado por la falta de seguridad y el crecimiento del crimen organizado, exasperado por la impunidad y sobre todo por la corrupción imperante. Sin embargo, alerta el especialista en economía del Instituto Tecnológico de Monterrey Raymundo Tenorio, no se puede ejercer de esa manera “el criterio del engaño para enamorar al electorado”.

El anuncio de López Obrador de que si llega a la presidencia, cancelaría de la nueva terminal aérea provocó muchas reacciones. De inicio, las protestas del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) encabezado por Juan Pablo Castañón, quien aceptara, sin embargo, participar en mesas de negociación sobre el nuevo aeropuerto con el candidato presidencial morenista, para luego echarse para atrás.

Vinieron las críticas, incluso el dueño del grupo Carso, Carlos Slim, ofreció una conferencia de prensa para criticar la declaración del tabasqueño sobre el nuevo aeropuerto y asegurar que cancelar el proyecto “es suspender el crecimiento económico del país”.

López Obrador le replicaría: “es una obra muy costosa y si Slim quiere el aeropuerto que lo haga con su dinero”. Al anunciar Castañón la cancelación del foro, López Obrador, ni tardo ni perezoso, concluyó que el dirigente del CCE está sometido a presiones. “No sabía que habían resuelto cancelar la mesa, pero no hay ruptura con nadie. Es amor y paz. No tenemos pleito ni con los de la mafia del poder”. Eso nadie se lo cree.

 

Congelar precios de gasolinas

Raymundo Tenorio, director del programa de Economía y Finanzas del Tec de Monterrey desmenuza para Siempre! las declaraciones que en materia económica ha hecho el candidato presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional.

Sus posturas técnica, económica y financieramente no son viables, así de plano. Voy al primer asunto, los precios de las gasolinas. Hoy, por cada 8 litros de 10 provienen de la importación. Así las cosas, habría que pedirle a los exportadores de Estados Unidos —que son fundamentalmente nuestros proveedores— que acepten congelar el precio, bien sea que suba o que baje, y que accedan a congelar el precio para apoyarnos y no transferirles a los consumidores esos cambios en el precio.

En primer lugar, eso no va a ocurrir. No hay forma de hacerlo y los precios se elevarán. Si se ofrece por parte del señor López Obrador que los costos se congelarían, entonces alguien tendría que absorber el subsidio que hay que entregar por no pagar precios del mercado.

Segundo: los precios de las gasolinas; dado que ya está legislado en materia de regulación de los precios de energía, habría que dar marcha atrás en los contratos que ya se tienen firmados con los distribuidores en puntos de venta, como las estaciones de gasolina. Ellos son los que van a recibir un subsidio para que al consumidor, cuando llegue a cargar su tanque de gasolina, no le sea cobrado el precio real.

Ese subsidio ¿qué significa? Cubrirle la parte de ganancia a los distribuidores en las estaciones de gasolina, así de fácil. Dicen: ¡es que el gobierno va a respaldar esos precios fijos! El respaldo que el gobierno dé a cualquier gasto, cualquiera, hasta el de la pensión, proviene de los impuestos generados por usted mismo. Realmente quien se está subsidiando a sí mismo es usted con sus propios impuestos. Usted no va a poner nada de su bolsa porque por eso el gobierno es soberano, la soberanía reside en la ciudadanía, entonces no hay subsidios, si usted no paga impuestos.

De verdad, estas declaraciones son un insulto a la inteligencia. He debatido este tipo de declaraciones con el señor Gerardo Esquivel, asesor económico del señor López Obrador y no hay argumentos con los cuales se pueda debatir en contra de lo que, como maestros, enseñamos. No se puede ejercer el criterio del engaño para enamorar al electorado. Es lo que a mí me prende, le di mi punto de vista respecto de los precios de los energéticos, que no se pueden congelar. Significaría incrementar más gasto público.

 

Precios de garantía, sin precios fijos a los insumos

El otro argumento que esgrime López Obrador es que eso se puede cubrir con los ahorros que se van a generar por combatir la corrupción. Bueno, solo para saber, ¿en qué línea presupuestal está un renglón que diga “corrupción”, para eliminar esa partida presupuestal y pasarla, por ejemplo, a los precios de garantía? Los precios de garantía son un precio que justamente garantiza al vendedor de un producto, un precio de mercado que le cubra también su utilidad.

Ejemplo, vamos a suponer que usted es una productora de maíz, si le garantizo que le voy a pagar la tonelada a 20 mil pesos, usted estaría encantada. Pero, ¿qué cree?, le doy la noticia de que no le voy a poner precio fijo para que usted pueda obtener ese precio de garantía, por lo que usted va a tener que comprar semillas, fertilizantes, jornales agrícolas, pago de maquinaria, cosechadora, sembradora, desyerbadora. ¿Le voy a fijar precio a eso también?

Para que pueda tener un precio de garantía que le anime a producir con esos precios garantizados, se necesitaría establecer un control de precios a todos los insumos que usted consume.

Segundo, no se puede, no es viable, ni recomendable poner precios de garantía, y dicen: ¡claro que sí lo es!, entonces desde ahora que lo incluya en su discurso: ¡Ah! vamos a establecer precios de garantía pero también voy a tener que fijar precios a fertilizantes, insecticidas, semillas. ¿Quién va a producir esos bienes con un precio oficial en el mercado, quién?

El nuevo aeropuerto

El tema del aeropuerto. Ningún inversor en su sano juicio invierte dinero de largo plazo en un proyecto que no es técnica ni económicamente ni financieramente viable. El señor Carlos Slim, dado el poder financiero económico que tiene, bien puede llevarse su dinero a donde quiera, pero ese proyecto del aeropuerto lo encabeza un grupo que se llama Grupo Aeroportuario de México, una empresa de participación estatal en donde la participación del gobierno es mayoritaria, pero, ¿qué cree?, en esa participación mayoritaria el gobierno no ha puesto un solo centavo.

Para llevar a cabo ese proyecto, el gobierno ha emitido deuda para recibir dinero y construir ese aeropuerto, y esa deuda está garantizada con el pago de derechos de uso de aeropuerto que se va a generar cada que cualquier persona viaje.

El presupuesto actual, que lo revise por favor el señor López Obrador o el señor Esquivel [asesor económico], quien sea. En la estimación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes lo único que hay presupuestado para el aeropuerto es el pago de sueldos de los ingenieros supervisores de la obra, no hay dinero calculado para ese aeropuerto.

Esa terminal aérea se está financiando con deuda privada que le está prestando al gobierno, porque esas inversiones privadas evidentemente van a tener beneficios como cualquier inversión que se realice en cualquier aeropuerto, incluyendo China. Nos admiramos de las grandes obras chinas, su gran infraestructura y resulta que no nos damos cuenta de que ahí hay empresas privadas que están invirtiendo en esos aeropuertos, en fin.

La amenaza de parar una obra, créame que no tengo por qué hablar del señor Slim, pero que este salga y diga: “oiga, ocúpese de otra cosa, de sus plataformas políticas y dejen el aeropuerto en paz”. Las inversiones que se hacen actualmente en el mundo para las nuevas aeronaves, que tecnológicamente requiere la transportación de pasajeros y mercancías que están demandando en el mundo, son de 250 mil millones de dólares.

Para el año 2040, los aviones que transportarán pasajeros y mercancías requieren de pistas de aterrizaje como las que se diseñan y manufacturan en ese nuevo aeropuerto y no van a poder aterrizar ni en el aeropuerto Benito Juárez ni en Santa Lucía. Imagine esta analogía, vamos a insistir ahora en poner casetas telefónicas para meter unos pesos y hacer llamadas, cuando la mayoría lo hace con los teléfonos celulares. ¿Qué le invertimos a un aeropuerto viejo como el de Santa Lucía o el actual aeropuerto?, ¿para qué invertir si no van a poder bajar los aviones de la siguiente generación?

 

Resentimiento social

Entiendo que haya un gran enojo, hay un gran déficit de personas que se han visto marginadas, hay resentimiento social porque gobiernos anteriores han dejado de hacer tareas de bienestar para todos, pero no es la forma de aprovecharse de esa condición de insatisfacción, para engañarnos como lo está haciendo.

Los gobernantes y funcionarios a escala municipal cada tres años se van, los gobernadores y presidentes cada seis años se van, pero los empresarios no. Si usted le pregunta al negocio más modesto, a un tallercito cualquiera, pregúntele para cuánto tiempo pusieron su negocio, si fue para seis años, para tres años, ¿qué le contestarían? No, están pensando en que sea un bien patrimonial y estas obras son bienes patrimoniales.

Hay molestia en el sector privado, por eso el señor Slim, que pocas veces sale a dar conferencias como la de hace unos días, tuvo que fijar su postura, es un inversor que está pensando en el largo plazo, y además la intolerancia con la que el señor López Obrador le contesta que incluso ya puede ir anticipando que le daría la concesión. Uno diría: ¡todavía no gobiernas, espérate!

 

Pronunciamientos partidistas

El PRI y el PAN se manifiestan de entrada a favor de proyectos de este tipo, tienen a gente experta en donde los proyectos han sido dictaminados técnica, económica y financieramente como viables, no podrían manifestarse en otra situación porque, repito, también está de por medio el Estado de derecho.

Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Margarita Zavala, el que sea, no podrían asumir una postura media. ¿A qué ha llegado el señor Anaya?, a que las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación en efecto van a ser analizadas para que algunos de los contratos que actualmente están en el aeropuerto sean revisables, igual el señor Meade. No pueden hacer más, no porque no quieran, sino que para eso da y eso dio el proyecto.

El resentimiento social en contra de los gobiernos que hemos tenido es muy válido, y yo lamento mucho que ese resentimiento nos lleve a una visión obtusa y sobre todo que ofende la inteligencia. Con consecuencias que pueden ser riesgosas.