Genaro David Góngora Pimentel
Un libro que tenía muchas páginas, con el título de El Don apacible, lo había olvidado. El autor un ruso Mijail Cholojov (Premio Nobel 1965) escribió sobre el río “Don” y la historia de las comunidades que se establecieron a sus márgenes. Lo compré con la intención de leerlo. Cursaba el cuarto año de estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. Pero no pude leerlo como debía, porque la entonces Unión Repúblicas Soviéticas Socialistas decidió hacer una serie de películas, creo que fueron cinco o seis. Esas películas las pasaron en la Facultad de Filosofía, en el auditorio de la misma; no me perdí ni una sola. Lo recuerdo ahora con tristeza, porque ese auditorio fue tomado por unos grupos de entonces estudiantes y ya no volvió nunca más a utilizarse para actividades culturales. En ese lugar viven ahora —¿desde hace cuántos años?— los vándalos que se apoderaron del recinto universitario. Ningún rector ha sido capaz de sacarlos y ¡claro, el gobierno de México no ayudó a la máxima casa de estudios de la nación!
¿Cuál es la razón de que no hayan podido con ellos? El presidente de la república no ha querido meterse en problemas. Los rectores de la UNAM tampoco lo han hecho. El actual rector llegó con la intención de sacarlos. La prensa lo dijo en todos los tonos, pero… después se olvidó todo, no se volvió a tratar del asunto, y el actual rector, al igual que los anteriores, guardó silencio.

¿Qué pasa? ¿Quién vive en esos lugares? ¿Habrá hijos de políticos que quieren vivir en ese lugar para estar cerca de sus estudios? ¿Por qué es un tema no tocado?
Todo esto me recuerda la novela del El hombre de la máscara de hierro. ¿Recuerda usted que se le tenía preso con una máscara de hierro, porque era hermano de Luis XIV, igual a él por haber nacido juntos del mismo vientre materno? Era entonces un secreto de Estado
¿Qué secretos esconde ese auditorio de filosofía? Claro, la UNAM funciona con ese cáncer, pero al igual que esa enfermedad durará… ¿cuántos años? Yo cumplí ya los ochenta años. ¿Quiénes vivirán en ese lugar? ¿Tendrán ya mi edad o serán hijos o nietos de los originales invasores?
¿Habrá ciudadanos rusos viviendo en ese espacio universitario? Si el actual rector no pudo sacarlos, ¿debemos pedir a Rusia auxilio para desocupar el lugar? Recuerdo que me gustaron mucho las películas sobre “el Don apacible”, a colores y en hermosos lugares…


