Para muchos, el manejo del exjefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ha sido errático y falto de compromisos cumplidos en su administración. No logró ser candidato presidencial de la coalición Por México al Frente, perdió ante el panista Ricardo Anaya; no cumplió los acuerdos hechos durante su gobierno y hoy es cuestionado por el aumento de la inseguridad pública, la impunidad, la corrupción y el uso político de las tareas de reconstrucción provocadas por el sismo de septiembre pasado en la capital de la república, entre otros haberes.

Después de muchos “ires y venires”, el pasado 29 de marzo, Mancera —quien operó sin una militancia partidista— solicitó licencia para separarse de la jefatura de Gobierno y anunció que coordinaría el proyecto de gobierno de coalición —eje de los planteamientos de México al Frente— y ya tenía listos sus primeros recorridos por el país, particularmente a Chihuahua y Chiapas. Todo ello, luego de que amarrara un espacio como senador plurinominal, postulado por el PAN.

Parecido a Marcelo Ebrard

Para el analista político Nicolás Loza, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, lo ocurrido a Mancera  “es lo que normalmente le pasa a todo político. Perdió internamente y desde que se consolidó la alianza PAN-PRD, resultaba muy cuesta arriba lograr la nominación como candidato presidencial”, frente a la ventaja que representaba el blanquiazul. Y aunque su suerte está ligada a Ricardo Anaya, Mancera podrá operar con ventajas ya que en las negociaciones, el candidato presidencial del Frente le ha cumplido al exjefe de gobierno con las posiciones ofrecidas.

Loza señala que esta situación es un poco parecida a la sufrida por el también hoy exjefe de gobierno Marcelo Ebrard, que contendió frente a Andrés Manuel López Obrador en 2012, luego de los resultados de una encuesta y donde perdió pero también con sus diferencias.

“Compitió por la candidatura presidencial contra López Obrador, la pierde, mantiene la disciplina con el PRD que es lo que hizo Mancera con su partido y con el Frente. En ese momento el destino de Ebrard dependía de la fortuna de López Obrador, en el momento en que este pierde la presidencia, queda un exjefe de gobierno muy débil que a la postre se convierte en el primer enemigo del propio Mancera y termina saliendo del país. Cuando AMLO pierde la contienda por la presidencia, Ebrard le es leal y su fortuna depende de López Obrador, sin embargo, Ebrard no tiene ninguna protección más que la lealtad que le pudiera guardar Mancera, quien ya no le guarda más consideración. En cambio, Mancera, en la interna, es leal con Anaya, cumple las reglas de la contienda, negocia, y Anaya cumple los dos ofrecimientos que le hizo, por un lado ser senador y, por otro, ser el coordinador del gobierno de coalición”.

“Hay una tercera oferta —dice Loza— que probablemente esté dada entre ambos y que el propio Mancera ha dicho que sí quiere y es la de ser el fiscal de la nación, pero eso ya no dependerá solo de Ricardo Anaya o del Frente, sino de cómo queden las condiciones después de la elección. Mancera va a tener fuero, será senador y eso le da una protección que no tuvo en su momento Marcelo Ebrard”.

Loza señaló que el exjefe de Gobierno logró además candidaturas al Senado que provienen del PRD, de Movimiento Ciudadano —como es el caso de Patricia Mercado—. “Mancera tiene su senaduría prácticamente asegurada, no importa que no gane Anaya, lo que es un factor importante”, considera el doctor en ciencias sociales con especialidad en sociología por El Colegio de México.

 

Futuro incierto

El profesor de la Flacso destaca que dada la situación que hay en los pronósticos para lograr un triunfo en los comicios del 1 de julio, “el futuro es tan incierto como la probabilidad de que gane Ricardo Anaya, que la tiene muy cuesta arriba, que es la misma situación de Miguel Mancera. Pero si pierde Anaya, el exjefe de Gobierno va a tener una senaduría y desde ahí puede operar. Ahora, si pierde Anaya, lo que veríamos es una recomposición radical del PRD y del PAN y en ese movimiento, Mancera tendría más posibilidades de retomar posiciones en su propio partido, que el queretano dentro de su partido”.

“Es muy probable —agrega Loza— que en Acción Nacional haya un replanteamiento radical de la dirección y de muchas cosas y Anaya quede arrinconado, a menos que perdiera en una actuación muy competitiva; si perdiera con una votación de 34/33 por ciento, quizá pueda conservar cierto apoyo del partido, pero si pierde en los términos en los que están ahora las preferencias electorales, no descartaría que el hoy candidato termine fuera del PAN o excluido de posiciones importantes e incluso un regreso de Margarita Zavala y de Felipe Calderón a las filas del PAN”.

Obtuvo muchas posiciones

Destaca que el peor escenario para Anaya “es que pierda e implica que el PRD se debilite todavía más, que haya una lucha interna por el control del partido y probablemente quien termine en mejor posición para tomar el control será el exjefe de Gobierno”.

“Mancera —finaliza— será senador y es muy probable que Patricia Mercado también lo sea, y desde ahí puede tomar control de lo que quede del partido. Habría que repasar bien las listas de diputados plurinominales de posiciones locales, pero creo que en esta negociación, para que Mancera ya no siguiera en la puja por la candidatura presidencial, este obtuvo muchas posiciones que en el caso de una derrota le serán muy útiles. Mancera en México al Frente tiene una posición de ganar, ganar; es decir, si Anaya logra el triunfo, Mancera ganará bastante, pero si el candidato de la coalición pierde, el exjefe de Gobierno ganará menos, pero ganará”.