Normalmente se entiende la militarización de una zona como una acción que tiene que ver con la protección contra una amenaza de tipo bélico, o como una avanzada para lanzar una ofensiva. En septiembre de 1939, la Alemania nazi desplegó importantes cantidades de fuerzas militares a lo largo de la frontera con Polonia; la decisión perturbó a Varsovia al grado que le hizo pensar que podría ser víctima de un ataque, lo cual pasó el primero de septiembre de ese mismo año. El hecho desencadenó la Segunda Guerra Mundial.
Esta semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en la línea fronteriza con México, su vecino del sur. La medida causó revuelo en ambos países ante una acción a la que no se le veía una justificación bélica como arriba se mencionó, pero dejaba entrever que el trasfondo es presionar a México en la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), del cual el magnate inmobiliario no ha ocultado sus intenciones por anularlo si “no es justo” o si no logra que sea favorable a su país. La decisión fue asumida luego de que se enteró de que la caravana Vía Crucis, en su mayoría integrada por migrantes hondureños, se dirigía a la frontera estadounidense, cruzando México, en un intento por buscar una solución a la falta de oportunidades o huyendo de la violencia en su propio país.
Aparentemente, Trump reaccionó con la militarización fronteriza para evitar que intentaran cruzar y, de paso, para mostrar su determinación de que defendería a pulso sus medidas antinmigratorias. De manera más prudente, el gobierno mexicano reaccionó primeramente pidiendo a Washington que aclare el motivo de la movilización militar, luego el presidente Enrique Peña Nieto exigió respeto y seriedad a Estados Unidos en la renegociación del TLCAN y “buscar puntos que realmente favorezcan el desarrollo de los tres países”.
Para expertos como Bernardo Méndez, director de la Fundación América sin Muros, Trump trata de lucirse con sus seguidores para lograr un fortalecimiento de su bancada republicana en las elecciones de medio término y perfilarse hacia una posible reelección para el año siguiente.
Laura Carlsen, directora del Programa de las Américas, señaló a su vez que se trata de una medida absurda que no tiene fundamentos y que solo busca presionar a México para eliminar el TLCAN y comprometerlo a reforzar su frontera con Guatemala.
En tanto, el internacionalista José Calderoni considera que Trump está dejando al descubierto su juego en la mesa ante cualquiera de los candidatos presidenciales mexicanos que puedan llegar a la presidencia en las elecciones de julio próximo. En este caso, señala que busca favorecer con estas medidas, así como con una ofensiva cibernética, a Andrés Manuel López Obrador, a quien señala como la contraparte más idónea para su política de enfrentamiento.
Estos son los comentarios que hicieron a Siempre! vía telefónica.
Bernardo Méndez: es un chantaje
Fue una decisión que tomó para evitar el Vía Crucis migrante, integrado más por hondureños, pero también es una amenaza directa contra México. Es también un chantaje porque acusa a nuestro país de no hacer lo suficiente para controlar la migración y la frontera común y, además, es una forma de cobrarle una factura con el tema del TLCAN. Esa es su tónica desde que estaba en campaña y lo seguirá siendo ahora como mandatario. Ve las cosas más desde la perspectiva personal, con una política de carácter intervencionista basado en la fuerza que agrada a sus seguidores. No creo que México deba ceder ante esas amenazas, por el contrario, debe hacer alianzas con fundaciones de países que defienden el derecho internacional, que los hay incluso en el propio Estados Unidos.
Esta actitud de Trump le está costando a la Unión Americana el aislacionismo y una fuerte baja en su hegemonía mundial. No es posible que una actitud belicosa de Trump pueda eliminar una serie de fórmulas de cooperación. Trata de llevar agua a su molino y generar un espacio que le permita halagar a los sectores electorales que lo favorecen, que son del medio rural, ciudades pequeñas y, sobre todo, de la sociedad blanca que se siente afectada por la globalización. Lo apoyan pese a que sus acciones pueden convertirse en contraproducentes. Todo parece beneficiarle, pues al momento presenta bajas en el desempleo y el desempeño económico ha sido favorable, pero hay que destacar que se ha montado en los logros de Obama, del medio rural, y ciudades pequeñas, sobre todo sociedad blanca que se siente afectadas por la globalización.
Creo que, en su estrategia, no intenta beneficiar a algún candidato mexicano en especifico, pero en general va a poner a la defensiva a cualquiera que llegue, sea López Obrador, Meade o Anaya.
Sinceramente no podemos caer en sus berrinches, nuestro país tiene muchas cosas que resolver y el hecho de dirigir las baterías al exterior, como ha pasado con el nacionalismo mexicano, no es lo correcto, es crear un enemigo externo que ya esta ahí. Antes, hay que resolver problemas estructurales en México, independientemente de si hay un problema que tiene que ver con la perspectiva de Trump.
Laura Carlsen: fuera de contexto
Enviar a la Guardia Nacional es una estrategia bélica, pues esta es una fuerza militar innegable. Es una decisión absurda y se trata de una vil provocación en el contexto de las relaciones en general como de las negociaciones del TLCAN. En realidad, la medida está más orientada a consentir a sus seguidores, ya que hay una parte de los conservadores que están decepcionados por el hecho de que se aprobó un presupuesto bajo para el financiamiento del muro y tampoco ha logrado que lo pague México.
Es su manera de decir: “sigo con la intención de llevar a cabo las medidas antiinmigrantes más extremas que hayamos visto y, ahora, si no tenemos muro, tendremos militares en la frontera. Por otro lado, lo que ha dicho sobre las negociaciones del TLC es que va a presionar a México para que cierre la frontera sur con Guatemala y evitar que los centroamericanos lleguen”.
La militarización de la frontera es algo absolutamente prohibido. El despliegue de la Guardia Nacional tiene un marco legal, pero en esta ocasión está fuera de contexto, pues lo basa en el control de la migración, sin embargo, esta está en el nivel más bajo desde 1971, si se mide en términos de aprehensiones en las fronteras. Todo ese discurso no tiene la más mínima relación con la realidad, sin embargo le funciona con ciertos sectores de la población de Estados Unidos y por eso sigue con esta idea, ahora de cara a las elecciones medias.
Busca cerrar las brechas legales de migrantes y asilados e intenta evitar que los migrantes puedan tener audiencias porque pueden solicitar el asilo humanitario y muchos pueden lograrlo; a él no le gusta eso. El caso está dirigido a los niños y niñas que llegan solos.
Es importante no dar mucha racionalidad a las acciones de Trump. A veces sí pueden tener una lógica detrás, pero muchas veces no. Estas decisiones se dieron en una serie de tuits ocasionados por el enojo por la caravana hondureña y por el bajo presupuesto para el financiamiento del muro. Es una respuesta personal basada en sus propios prejuicios y falta de control para hacer estrategias políticas o diplomáticas.
Su interés de vincularlo al TLCAN tiene que ver con que él quería sacar un borrador del Tratado esta misma semana antes de llegar el 14 de abril de cara a la Cumbre de las Américas en Cartagena. Para Trump, el TLCAN no está como quisiera y no ha logrado hacerlo a su manera, por eso presiona con la militarización.
La migración es un tema que tiene que haber estado desde el inicio, en cualquier forma de integración regional, visto desde la perspectiva del derecho internacional y la utilidad laboral, no como un castigo para que México asuma la perspectiva de su seguridad nacional, que no tiene nada que ver con ello.
José Calderoni: busca un candidato a modo
Se nota en Trump una prisa por manipular el TLCAN antes de las elecciones de México. Específicamente lo que está haciendo es “apoyar” a un candidato que le caiga bien a sus ojos. De los tres posibles, él busca a uno que le convenga, y ese es López Obrador, porque si gana él, va a tener un enemigo y va a conseguir más simpatía de sus seguidores. Si gana José Antonio Meade lo más probable es que se entienda muy bien con Trump, y si triunfa AMLO, todo lo contrario, reforzará su lucha como si fuera un enemigo.
Si uno analiza la investigación cibernética que se da, son miles de mensajes en favor de López Obrador, hay que preguntarse quién paga. Hay gente que opina que el dinero viene de Estados Unidos y tiene una lógica: que Trump estaría feliz de que ganara López Obrador porque tiene un enemigo común con sus simpatizantes. Los mensajes son cortos, no pasan de línea y media, usan lenguaje soez y están plagados de errores ortográficos. Esta uniformidad nos hace pensar que vienen del extranjero.
SI uno contrata una empresa para que haga mil o dos mil mensajes todos los días en un país como Israel —incondicional con Estados Unios—, ellos usan el traductor virtual y el resultado es un mensaje con errores de ortografía. La pregunta es: ¿a quién de los tres le conviene a Trump que llegue a la presidencia? En realidad, lo que busca es terminar con el TLCAN antes del primero de julio, es una maniobra y la militarización de la frontera es un motivo de presión.
¿A quién le beneficia que Trump gane en México? A él no le beneficia tener una persona racional como Meade, sino alguien que pueda representar un reto y ese es López Obrador. Si este gana, Trump tendrá un pretexto para reforzar sus ataques contra México.