La disputa por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) dio inició oficialmente el pasado 30 de marzo; son siete los candidatos al cargo que se enfrentarán en el proceso electoral local del 1 de julio. Aunque las encuestas hablan de que la batalla será entre dos mujeres: María Alejandra Barrales Magdaleno, candidata de la Coalición Por la CDMX al Frente, y Claudia Sheinbaum Pardo, candidata común de Juntos Haremos Historia.

A lo largo de los próximos 90 días de campaña, las candidatas tendrán que demostrar al electorado que pese a tener el mismo origen, de izquierda clientelar, hoy representan proyectos diferentes. Algo difícil, si tomamos en cuenta que “se conocen sus respectivos pasados, sus debilidades y sus negocios poco claros, ya que, como dice el columnista Ricardo Alemán, salieron del mismo “gallinero político”, ambas hicieron su carrera política en el PRD.

“Esta fuerza política que dio sustento a dos décadas de gobierno está dividida y está enfrentada. El PRD y Morena viven un proceso de descomposición política y en una etapa de disputa muy lejos de retomar la relación con las personas y atender la nueva realidad de la ciudad”, señala Marco Rascón, candidato a jefe de Gobierno de la CDMX por el Partido Humanista.

Apunta que “en 2012, PRD y Morena, como un solo partido, lograron una de las votaciones más altas en la historia de los procesos electorales en la capital, de los actuales 21 años, para su jefe de gobierno. Hoy el balance es que dejan a la ciudad dividida, pulverizada, con una gran cantidad de enconos. La gobernanza significa poder gobernar con la sociedad y es justamente lo que ellos abandonaron”.

Rascón añade que “se han generado una cantidad de vacíos que hoy concluyen con estas formas unipartidarias que son los gobiernos delegacionales. En la próxima elección se elegirán consejos, sin embargo existe el peligro de que estos y las nuevas alcaldías, el esquema democrático, sean utilizados para impedir que unos u otros gobiernen, y obstaculizar el funcionamiento de las instituciones como tal, como sucede actualmente”.

Por ejemplo —dice—, “el contacto entre Tlalpan y Coyoacán es nulo, lo que significa para el crimen organizado una cantidad de vacíos y de falta de responsabilidad. Los delegados le echan la culpa al gobierno local o al gobierno federal de lo que son el uso de las formas gubernamentales no para incluir, impulsar o apoyar, a los propios ciudadanos, sino más bien para disputarse zonas de control político”.

En medio del escándalo

Analistas políticos indican que el próximo 1 de julio se vivirán en la capital del país unos comicios inéditos, el choque de dos trenes; visualizan una elección muy reñida, cerrada y competitiva entre Alejandra Barrales y Claudia Sheinbaum, dos mujeres que tienen un perfil y una propuesta política similar, pero no solo eso, ambas candidatas a lo largo de su carrera política se han visto involucradas en diversos escándalos que tienen que ver con corrupción, opacidad e impunidad.

Según lo publicado por la prensa, la perredista Alejandra Barrales es una “política controvertida, de la que se habla constantemente y ha sido criticada, más que por sus posturas ideológicas y su trabajo político, por los escándalos en lo que ha estado involucrada. Como legisladora participó en la toma de tribuna, posó para una revista de caballeros. No solo tiene una avioneta, sino también cuatro aviones que le regalaron importantes aerolíneas”.

Además, es propietaria de un lujoso departamento en Miami, de 990 mil dólares, y dueña también de una casa en las Lomas de Chapultepec, de 13 millones 300 mil pesos. A esas propiedades se suman tres más que la expresidente del PRD posee: un departamento en la delegación Benito Juárez, con un costo de adquisición —en 2012— de 1.3 millones de pesos; así como una casa en Cuernavaca adquirida en 2011, por 2 millones de pesos.

Notas periodísticas señalan que la expresidenta del PRD también tiene un terreno que le fue heredado en Jilotepec, Estado de México, con un valor de adquisición de 2 millones de pesos.

Mientras que la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, es cuestionada por irregularidades en la construcción del Segundo Piso del Periférico. Fue denunciada por homicidio y lesiones por la omisión en la revisión de daños estructurales del Colegio Enrique Rébsamen, colapsado durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Anteriormente, como delegada de Tlalpan, se vio involucrada en el escándalo por la demolición de una capilla en esa demarcación. También se pidió su destitución del cargo porque seguía cobrando como investigadora de tiempo completo en la UNAM y en el Conacyt.

Sobre las candidatas, sus oponentes más fuertes en la contienda electoral, Marco Rascón indica que solo puede decir que a la candidata del PRD, ”Alejandra Barrales, nada más la conozco por lo que se dice de ella públicamente. Su carrera no es sustantiva con respecto a los temas de fondo de la ciudad de México, no es un tema académico, es un tema de experiencia. Tiene experiencia política, pero tiene que ver más con esta era de deterioro y del proceso de descomposición y de decadencia de lo que fue el proyecto político original”.

De Claudia Sheinbaum, candidata de Morena, comenta que “ella misma revindica lo que es su formación académica, pero eso no tiene que ver necesariamente con una cuestión de eficiencia y sobre todo de presencia y de posibilidades para darle respuestas a muchos de los problemas de la ciudad. Son cosas que se tienen que ir desmenuzando porque tienen que ver con una visión acorde con la ciudad”.

Advierte que en el caso de Sheinbaum se impondrán en su contra dos cuestiones: las alianzas de Morena con otras fuerzas políticas y una cantidad de perfiles negativos que hoy la acompañan desde las alcaldías —delegaciones—, para lo que será el tema de la gobernabilidad de la ciudad. Esto, por la insuficiencia de candidatos, propiamente de Morena, que han tenido que recurrir al reciclamiento de muchos de los candidatos del PRD que obviamente tampoco gozan de muy buena reputación”.

Ellas no gobernarán

Aunque el experredista considera que “de llegar a ganar cualquiera de las dos candidatas, no será ninguna de ellas quien gobierne la ciudad, sino las fuerzas que están detrás de ellas. En el caso de Alejandra Barrales, será Héctor Serrano; y si es Claudia Sheinbaum está entre Andrés Manuel López Obrador y Alfonso Romo, el nuevo ideólogo de la derecha que hoy dirige el destino y la orientación del proyecto y el programa de Morena”.

“Esto —dice— se tiene que valorar, no es sólo un asunto de la visión de mujeres para mujeres, sino también es lo que ellas representan, lo que rebasa claramente un tema de género. Tiene que ver con esquemas de inclusión, de visión de un futuro y las fuerzas que están detrás de ellas, que las han impulsado, evidentemente no tiene nada que ver con el futuro de la ciudad, sino más bien con una regresión tanto en temas de las libertades y los derechos como en el asunto de la economía, con un esquema de clientelismo, que ya se vio desde el inicio mismo de las campañas”.

Pese a que reconoce que ambas candidatas han tenido un papel dentro de la propia izquierda, destaca que “lo que hoy representan y plantean sus fuerzas políticas está más orientado hacia el conservadurismo, hacia una agenda y una visión que no tiene que ver con la aspiración, las convicciones y el programa incluyente que nació de una gran fuerza social y de un proceso histórico a partir de 1997”.

“A este proyecto original sustentado en luchas sociales históricas, que se transformaron en fuerza política, hoy apenas se le reconoce en sus principios, por quienes han sido responsables de conducir los gobiernos en los últimos 18 años, bajo una lucha sin destino, en la búsqueda de quién es peor”, añade el activista social.

Hoy —agrega— “ha terminado en una división profunda por la disputa de los espacios de poder y que obviamente no tiene una visión de futuro. Está en muchas cosas de los discursos, si nos llevamos nada más por las palabras podría haber una cierta confusión, pero si nos vamos a la historia de cada una de las formaciones políticas y de lo que han estado haciendo en el último tiempo, evidentemente hay un abandono de lo que fueron las convicciones progresistas, de vanguardia, de igualdad, de inclusión, que nos caracterizaron a varias generaciones a lo largo de más de 50 años”, apunta el candidato del PH.

Marco Rascón, uno de los fundadores del PRD, explica que la izquierda, en el ámbito federal y local, se ha derechizado, desde hace tiempo, “no viene de ahorita, de esta alianza entre Morena y el PES —Partido Encuentro Social— o el PRD y el PAN, lo estableció Andrés Manuel López Obrador en su alianza con el gobierno de Ernesto Zedillo, a cambio de cierto tipo de posiciones en las gubernaturas de Tlaxcala, Zacatecas, Nayarit y Baja California Sur, estamos hablando de 1996-1999 cuando Andrés Manuel fue presidente del partido”.

“Hay un recambio justamente en lo que sería el proyecto y el programa económico del PRD, ahí estaban juntos PRD y lo que es hoy Morena, incluso los morenistas eran quienes dirigían en ese momento el partido. Ahí inicia la era y la época del lópezobradorismo. Si uno ve hoy las propuestas, la visión, el manejo de los presupuestos públicos, son casi casi tendientes a la filantropía más que a una visión estructural para generar una economía con igualdad, con mejor distribución de la riqueza, donde se reivindique el valor del trabajo, esas cosas que hoy están totalmente abandonadas. Si lo vemos en torno a las libertades y a los derechos también es obvio que la concesión que se le hace a los sectores conservadores es sumamente grande y grave”, añade el exlegislador.

Superbarrio, ¿la alternativa?

Frente a este panorama de descomposición política, del desdibujamiento de la izquierda, Marco Rascón, el candidato del Partido Humanista, ofrece “memoria, eficiencia, transparencia, principios, todo esto que hemos demostrado con obras, desde la lucha social. Mi conocimiento sobre la ciudad es a través de un trabajo consistente, cotidiano, en donde no únicamente hablo y pienso por las demandas que represento, sino también por una visión de la ciudad de vanguardia, incluyente, que garantice que a futuro, la capital del país y su gobierno serán el ejemplo de una ciudad y gobierno humanitario y solidario”.

El candidato del Partido Humanista señala que los morenistas “están apostando un poco a la fuerza aérea, porque en el tema de las cuestiones territoriales todavía hay mucha debilidad por parte de Morena, hay un desarrollo más fuerte e histórico del PRD, sin embargo, carga con un desprestigio muy muy grande, resultado de la obra de quienes lo han dirigido y que hoy son los que mantienen el control casi absoluto de lo que son las funciones partidarias”.

Agrega que “ahí hay fallas estructuras y en ese sentido se abre un abanico grande, espero que podamos crecer, venimos precisamente del cero por ciento de intención de voto, por lo tanto, todo lo que nosotros crezcamos, un punto, dos puntos, tres puntos, cinco puntos, lo que sea será un reflejo de la falta de credibilidad y del agotamiento de esta presencia de ellos”.

“Entre PRD y Morena representan solo 16 por ciento de la representación ciudadana, hay una abstención de más de 80 por ciento, en las elecciones de 2015. Esto debería tenerlos preocupados, sin embargo, le están apostando más bien a una elección y una disputa de clientelas y donde ambas partes han demostrado una falta de cultura democrática, de capacidad de diálogo y de entendimiento”, explica.