Durante todo el 2007, el mundo estuvo pendiendo de un hilo ante la amenaza de un ataque nuclear. Este lunes, los dos protagonistas del duelo nuclear acordaron sentarse a la mesa de negociaciones para abordar la desnuclearización de Corea del Norte, una exigencia hecha por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump para realizar la cumbre.

La reunión entre el magnate inmobiliario y el líder norcoreano, Kim Jong-un se realizará en mayo próximo como se había especulado. Sin embargo, este acercamiento es más bien un paso táctico hacia la apertura de propuestas. Ambos países se sentarán a buscar un punto medio en sus intereses: para Washington eso significaría la suspensión definitiva del programa nuclear y la destrucción del arsenal estratégico en poder del régimen de Pyongyang, para éste, la retirada de todas las tropas estadounidenses en la región.

Bajo la perspectiva de diversos medios internacionales de comunicación, la más probable es que no haya ningún avance en lo que ambos países quieren, pero sí implica que ambos puedan calmar los temores por una guerra nuclear, que la comunidad internacional ha estado temiendo, tras las fuertes andanadas de calificativos que ambos líderes se propinaron durante el año pasado.

La tensión probablemente haya disminuido, pero no significa que ya todo esté en calma. Por una parte, Estados Unidos también libra una guerra arancelaria con China, país al que le pidió que hiciera todo lo posible por presionar a su aliado norcoreano para que detenga su carrera armamentista. A su vez, el equipo negociador de Trump, liderado por Mike Pompeo, muestra un lado duro que difícilmente hace pensar en que podría haber un cambio de parecer ante este halcón de Washington.