En este primer debate entre candidatos a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador consolidará la tendencia a su favor y fortalecerá su campaña. Está claro que todos atacarán al puntero, al abanderado presidencial de Morena. El punto fundamental para el resto de los candidatos, lo que verdaderamente se juega en este primer debate, es quién, desde un muy lejano segundo lugar, podría acortar la distancia que lo separa de López Obrador. Es la primera ocasión, desde que se realizan este tipo de ejercicios, que uno de los candidatos tiene una intención del voto tan favorable.

Quedará perfectamente claro que, aunque existen cinco nombres que aparecerán en la boleta para presidente de la república este próximo 1 de julio, en realidad la ciudadanía solo podrá elegir entre dos alternativas: la que representan López Obrador y Morena, y la que defiende el resto de los candidatos.

Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez representan lo mismo, el mismo proyecto, las mismas fórmulas y la misma visión que ha llevado el país a la ruina. El Bronco es una ruptura en el PRI y Margarita Zavala en el PAN. La clase política, los grupos, las direcciones partidarias, que habían convivido y administrado el pacto de impunidad en los últimos tres sexenios, entraron en disputa por la conducción de dicho pacto, del cual se han beneficiado integrantes de todos los grupos involucrados.

La intención de voto a favor de Andrés Manuel López Obrador no es porque el PRIAN esté dividido, sino porque en todas la regiones del país existe un movimiento político electoral por un cambio de fondo. Esto ya prendió y no lo pueden parar

Para no hacer un recuento demasiado extenso, basta mencionar algunos elementos: que en lo que va de este año, en todas las encuestas, López Obrador ha ido creciendo en las intenciones del voto, en marzo superó el techo del 35 por ciento de las intenciones del voto y en abril superó el 40 por ciento. En algunos estados, como  Puebla, está en el 55 por ciento.

No solo son las encuestas; el ánimo social está a favor del candidato presidencial de Morena. Las intenciones del voto en sectores específicos de la sociedad superan 50 por ciento, como es el caso de los jóvenes.

Cuando un periódico de circulación nacional publicó un sondeo realizado en 15 universidades —cuatro públicas y 11 privadas— en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, en donde Ricardo Anaya superaba a López Obrador y los voceros del candidato panista intentaron posicionarlo con esta publicación, la respuesta de los universitarios en redes sociales fue espectacular. El #UniversitariosConAMLO fue tendencia nacional e internacional. Al día siguiente, el mismo medio de comunicación tuvo que adelantar la publicación de una encuesta en la cual López Obrador no solo aparece como puntero, sino que el medio reconoce que creció seis puntos porcentuales.

José Antonio Meade llega al primer debate con la carga del desprestigio del PRI sobre sus espaldas. No le funcionó la estrategia de presentarse como ciudadano sin partido, tampoco como el burócrata eficiente y honesto; no le funcionó su ataque frontal a Anaya, ni la victimización, ni sus lances diarios contra López Obrador. Ahora, en este debate, Meade está más lejos de López Obrador que a inicios de año.

Ricardo Anaya no pudo cerrar el expediente de sus propiedades. No es que fuera creciendo espectacularmente, como lo afirma Diego Fernández de Cevallos, sino que no puede justificar lo que a todas luces resulta inexplicable. Los hechos todos los conocemos.

Margarita Zavala está en la boleta por una decisión del Instituto Nacional Electoral (INE) y Jaime Rodríguez por una decisión del Tribual Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Margarita, si bien atacará a Anaya, dirigirá sus ataques contra López Obrador; y al Bronco, ya lo dijo, solo le interesa atacar al candidato de Morena. Todos los ataques resultarán infructuosos, la sociedad tiene claro qué representa, qué defiende y qué ofrece cada uno de los contendientes.

¿Los debates definen el resultado de una elección? No, pero sí contribuyen a orientar la coyuntura y a templar el ánimo social. En 1994, en 2000 y en 2006, los debates se recuerdan como momentos importantes de las campañas electorales. Resulta positivo que en esta ocasión el formato no sea tan rígido, que los conductores puedan generar una mejor exposición y contras de propuestas de manera que los ciudadanos puedan tener una mejor idea de lo que propone cada candidato. No podemos pasar por alto que lo más importante de los debates entre candidatos es que son un derecho de los ciudadanos.

¿Qué sigue después del primer debate? Para López Obrador y la Coalición Juntos Haremos Historia, seguir recorriendo el país, terminar de construir la estructura electoral, defender el voto. Sabemos que del otro lado continuarán la guerra sucia, las trampas y el desvío de recursos; estamos listos para enfrentarlo, porque del lado de Morena y López Obrador se encuentra la inmensa mayoría de la sociedad.

Candidato a la gubernatura de Puebla