Se va haciendo costumbre que el Tribunal Electoral federal eche abajo las resoluciones del Instituto Nacional Electoral. La última jugarreta del Tribunal Electoral fue ordenar que se incluya el nombre de Jaime, el Bronco, Rodríguez  en la boleta de la elección presidencial, pese a que está probado que es un tramposo.

El gobernador de Nuevo León con licencia presentó al INE dos millones 34 mil 403 presuntas adhesiones a su candidatura, pero de ellas le fueron rechazadas un millón 198 mil 892 por estar duplicadas, fuera de las listas del Registro Federal Electoral, por presentar documentación simulada, fotocopias u otros comprobantes no válidos en los términos de la convocatoria emitida por la autoridad electoral.

Por tales y tan variadas razones, el INE rechazó la documentación fraudulenta de Jaime Rodríguez, pero ahora el Tribunal Electoral considera que hacer trampa no es pecado y que el Bronco debe estar en las boletas, así no haya acreditado siquiera el mínimo de adhesiones exigidas, que era de 866 mil 593, pues si Pitágoras no miente, los ciudadanos que presentaron su documentación correctamente fueron 835 mil 511. Esto es, le faltaron más de 31 mil.

La resolución del Tribunal Electoral es un nuevo golpe a la democracia, pues parece empeñado en una forma de actuación que se presta a malos entendidos y a fundadas sospechas de parcialidad, pues se estima que candidaturas como las de Margarita Zavala y de Jaime Rodríguez servirán al PRI para restarle votos a la oposición, en la idea de que mientras más se fragmente el sufragio opositor, más peso relativo cobra el voto duro del PRI.

Pero hay algo peor. Con su fallido fallo, el Tribunal Electoral convalida los modos fraudulentos de buscar adhesiones y los ciudadanos tenemos derecho a pensar que, llegado el caso, también convalidará el acarreo, la compra de votos y otros mecanismos que descaradamente suele emplear el PRI, como lo hizo en la elección de gobernador del Estado de México ante la complacencia del instituto electoral de esa entidad y el celestinaje de las autoridades federales en la materia.

La puja por registrar candidatos presidenciales independientes fue motivo de trucos y trampas abundantes, no solo del Bronco, sino también de Armando Ríos Piter, al que tampoco se concedió registro, y por supuesto Margarita Zavala, que también presentó documentación fraudulenta. Se dice que ella hizo trampa, pero poquita. Sin embargo, trampa es trampa, chica o grande, y los tres aspirantes debieron ser descalificados y llevados a juicio penal por cometer fraude maquinado.