El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planea mandar “entre 2.000 y 4.000” militares a la frontera con México, un día después de ordenar a su Gobierno que organice el despliegue de reservistas de la Guardia Nacional en la zona limítrofe para combatir la inmigración ilegal.

“Entre 2.000 y 4.000”, dijo Trump al ser preguntado por cuántos miembros de la Guardia Nacional enviará a la frontera, y dijo que los mantendrá allí “probablemente” hasta que esté construido el muro.

Es tiempo de actuar“, indicaba este miércoles la secretaria de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen, al anunciar en la Casa Blanca que Trump prevé firmar hoy esa declaración. La titular de Seguridad Nacional expresó su deseo de que el despliegue comience “inmediatamente” y dijo que está en contacto con los gobernadores, que son los que tienen competencia sobre el cuerpo de reservistas de la Guardia Nacional, aunque el presidente de EE.UU. puede pedir su asistencia en ciertas situaciones. “Lo haremos tan rápidamente como sea posible”, dijo Nielsen.

El Gobierno sostiene que ha habido un incremento de llegadas a la frontera, pero en 2017 las detenciones en el límite con México cayeron a su nivel más bajo desde 1971, según datos oficiales. No obstante, Nielsen apuntó al aumento de las solicitudes de asilo como una de las causas que han motivado el despliegue de la Guardia Nacional.

Explicó que, antes de 2013, uno de cada cien inmigrantes decía tener un miedo creíble por su vida, pero ahora esa cifra ha pasado a ser uno de cada diez inmigrantes. Nielsen denunció que existe “fraude” sobre esas peticiones de asilo y que los traficantes de personas han enseñado a los inmigrantes a decir “esas palabras mágicas” porque saben que el sistema migratorio de Estados Unidos está obligado a darles asilo si su vida corre peligro.

Por último, Nielsen se dirigió al Congreso, el único con poder para cambiar las leyes migratorias de EE.UU., y le pidió suficientes recursos para construir el muro en la frontera con México, así como el fin de políticas como “catch and release” (atrapar y liberar).

Esa política permite a los agentes fronterizos liberar a los inmigrantes que atrapan en la frontera con la idea de que, si no suponen un peligro para la seguridad de Estados Unidos, pueden permanecer en libertad mientras esperan a un juicio migratorio que examine su deportación. La Casa Blanca anunció esta semana que está preparando una nueva propuesta de ley sobre inmigración, aunque aún no se han dado detalles sobre el contenido de ese plan.