Tras el asesinato, el pasado 20 de mayo en la carretera Federal Tlapa-Puebla, en la cabecera municipal de Alpoyeca, Guerrero, de Jorge Nájera García, quien se desempeñaba como supervisor electoral estatal, el Instituto Nacional Electoral (INE), reconoció la urgencia de ofrecer mejores condiciones de seguridad para quien trabaja en la institución.

En entrevista con el periódico Milenio, Marco Antonio Baños, consejero electoral y presidente de la Comisión de Organización y Capacitación del INE, dijo que ante la cantidad de personal que se encuentra en actividades de campo, resulta imposible contar con vigilancia para cada uno de ellos; sin embargo, aclaro que existe un protocolo de seguridad  para que en zonas peligrosas los capacitadores siempre acudan acompañados.

“Entenderán que por la magnitud de personas que tenemos en campo, cerca de 36 mil personas, resulta difícil que podamos poner vigilancia para cada uno de ellos, aunque sí hemos pedido que en las zonas con delincuencia no estén en la noche ni en horarios que puedan generarles algún riesgo a su integridad”.

Luego de lamentar la muerte de Nájera García, aseveró que se le hará efectivo el seguro de vida con el que cuentan todos los capacitadores y reiteró el compromiso del instituto electoral de trabajar en coordinación con las autoridades judiciales estatales para investigar el caso, además de analizar que otras medidas de seguridad se pueden tomar.

Explicó que todos los capacitadores cuentan con un seguro de vida y de salud y están contratados hasta dos semanas después de la jornada electoral, debido a que participan en el momento de hacer recuentos de los paquetes electorales.

Ante violencia, piden seguridad

Tras el asesinato de Nájera García, el vocal de la junta local de Guerrero, Dagoberto Santos Trigo, aseguró a Milenio que ante la inseguridad que se vive en la entidad es indispensable que el INE asuma una postura para garantizar el buen desarrollo del proceso electoral, pues ellos han tenido que recurrir a grupos fácticos o espurios a fin de contar con condiciones de seguridad.

Dijo que el día de su muerte Nájera García recorrió el municipio de Copanatoyac a fin de tomar protesta a funcionarios de casilla, y a las siete de la noche se retiró para ir a su casa pero en el camino fue interceptado.

“Fue ejecutado, recibió nueve disparos con un arma 9 milímetros, eso fue un ataque directo. Nos afectó mucho el hecho de que mataran a un compañero que estaba trabajando, no es posible que estemos desprotegidos”.

Indicó que ante tales condiciones hay una gran preocupación entre los mil 800 capacitadores y supervisores que recorren las calles, además de que también está presente un rechazo de la ciudadanía para participar en la integración de las mesas directivas de casilla.