Por Jorge Alonso Espíritu

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]I[/su_dropcap]sla de perros, del director estadounidense Wes Anderson, una de las películas más esperadas de la temporada, por fin llegó a las carteleras mexicanas. La mala noticia es que a pesar de las expectativas, y de que el creador de El Gran Hotel Budapest (2014) cuenta con un público fiel en el país, la distribución del filme es bastante limitada, disponible casi exclusivamente para salas de arte y VIP de los grandes complejos.

La buena es que se trata de una de las obras más solidas y versátiles de Anderson, por lo que no sólo los fans saldrán felices de la sala, sino la gran mayoría de los espectadores, sin importar si se trata de niños llamados por la animación o adultos en busca de historias complejas. Y es que si bien, el argumento es bastante sencillo, hace uso de elementos profundos para ser contada. Ello se suma al extraordinario cuidado artístico que será tema de conversación por mucho tiempo.

Se trata de la historia de Atari, un niño de 12 años que roba una avioneta y se dirige a una isla basurero a la que han sido desterrados los perros de la ciudad de Magasaki, tanto domésticos como callejeros, debido a una campaña de odio que ha surgido a partir de un brote de enfermedades que asolan a los canes, con el objetivo de encontrar y rescatar a su perro guardaespaldas Spots.  

En la isla del título se encontrará con Chief, King, Boss, Rex y Duke, una banda democrática de perros que busca sobrevivir peleando por las sobras de comida que llegan desde la  ciudad que los abandonó, diseñada a la forma del Japón moderno. Juntos emprenderán el viaje en busca de la mascota de Atari.

Con esta historia Wes Anderson vuelve al cine de animación, y de nuevo lo hace en la técnica stop motion, que muchos elogios le ganó con El fantástico Sr. Zorro (2009). Y es que el cuidado visual, casi artesanal de ambas piezas las vuelve únicas, destacadas en una industria que apuesta por la uniformidad de formatos e ideas, y que ama la animación digital que tiene a Pixar como indiscutible favorito y a muchos imitadores alrededor de la productora.

Pero también se trata de una cinta leal al estilo de su director, que no busca la sorpresa, sino la fidelidad a sus propias normas. La paleta de colores, los tonos saturados, los encuadres simétricos y la extravagancia están presentes en Isla de perros, como también lo hacen algunas de sus obsesiones temáticas: la familia rota, la lealtad, la cartografía, las situaciones hilarantes como marca de lo humano y la presencia de un narrador, entre otras.

Además en esta ocasión, con evidente sutileza, nos hace reflexionar sobre temas que parecen pertenecer a lo “adulto”: el miedo como herramienta de manipulación política, el fraude, el desprecio por la ciencia, la tradición, el mundo infantil relegado de las decisiones trascendentes, la comunicación e incluso y de forma no obvia, la protección animal.

Amalgamar todo lo anterior de forma exitosa es lo que hace de esta una de las obras mayores de Anderson y, sin duda, una de las mejores cintas animadas que podremos ver este año.

Permanencia voluntaria

Humboldt en México: La mirada del explorador

Continúa en carteleras el docudrama Humboldt en México: La mirada del explorador, a medio camino entre la reseña histórica, la crónica, la divulgación científica y el cine de aventuras, recrea el viaje del explorador, geógrafo, astrónomo, humanista, etnógrafo y naturalista alemán -entre otras actividades- que retrato México con una fascinación inigualable.