Héctor Tenorio

La declaración de Panmunjom firmada por el líder de norcorea Kim Jong-un y el presidente de Corea del Sur Moon Jae el pasado 27 de abril, fue producto de un plan militar bien planificado y ejecutado desde Pyongyang. Forma parte de una estrategia global que busca el reconocimiento internacional al régimen político norcoreano y la promesa de que los Estados Unidos no los atacarán. Sólo así estarían dispuestos a renunciar a sus armas nucleares y como una muestra de buena voluntad anunciaron que no efectuarán más pruebas nucleares, ni de misiles intercontinentales. Además en este mes de mayo cerrarán su sitio de pruebas nucleares en Punggye-ri, en el norte de su territorio, (aunque hay versiones no confirmadas de que estas instalaciones colapsaron en 2017). En caso de no conseguirlo los norcoreanos ofrecerían reducir su arsenal y detendrían temporalmente su programa militar, una situación que permitiría mantener la distensión y con la que el mundo pudiera vivir. Más allá del resultado final prevalece el optimismo, se frenó la confrontación. Apenas hace un año solo se hablaba de una posible guerra en la región.

Once años tuvieron que transcurrir para volver a celebrar una tercera cumbre intercoreana (la primera fue en 2000 y la segunda cuatro años después), el acuerdo que lograron ambas naciones no contiene grandes detalles. En este sentido, los ciudadanos surcoreanos mostraron desconfianza respecto al verdadero compromiso de Pyongyang, nadie sabe en qué consistirá la desnuclearización.

También acordaron cooperar para establecer un sistema de paz permanente y estable en la península coreana. El 1 de mayo será recordado como la fecha del cese a las hostilidades, incluyendo las emisiones de propaganda en el Paralelo 38. En ese mismo mes se llevará a cabo un diálogo entre las respectivas fuerzas militares. Ambos países declararon el fin del armisticio y aspiran a reemplazarlo por un tratado de paz. Sin embargo, resulta necesario precisar lo siguiente; el armisticio que concluyó la guerra en 1953 estaba firmado por el Ejército norcoreano, China y Estados Unidos como representantes del mando de Naciones Unidas. Por lo tanto, el documento que ponga punto final a la guerra también debe contar con la participación de esos signatarios.

Esto quiere decir que habrá varias cumbres que serán a cuatro bandas, el ganador es China quien aprovechará la oportunidad para blindar su frontera. En contraste los perdedores son Rusia y Japón que participaban en las reuniones a seis bandas sobre el programa nuclear norcoreano, esta vez quedarán excluidos del debate. A pesar de esto, el presidente ruso Vladimir Putin celebró lo acontecido ya que se avanza hacia la paz. Mientras que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, aseguró que resulta necesario vigilar el desarrollo del acercamiento entre Seúl y Pyongyang. El ministro nipón no descartó encontrarse con Kim Jong-un y discutir sobre los japoneses desaparecidos por el régimen norcoreano en las décadas de los 70 y 80.

Otra medida que tomaron en la cumbre intercoreana fue el establecimiento de una oficina de enlace entre los dos países en la ciudad de Kaesong, del lado norcoreano de la frontera, en agosto se efectuará una reunión de familias separadas. Por lo pronto, las dos Coreas han pactado una nueva cumbre en otoño cuando Moon visite Pyongyang.

Las noticias fueron bien recibidas en la Casa Blanca. Trump anunció el fin de la guerra de Corea y se presentó ante la opinión pública como el gran adalid de la paz en el mundo. Desde su punto de vista esto se obtuvo gracias a la presión de la comunidad mundial contra norcorea (China jugó un papel determinante al reducir el suministro de petróleo). Aunque luego fue más cauto, no quiso prometer que no atacará Corea del Norte.

El mandatario estadounidense se reunirá con Kim Jong-un quizá a finales de mayo o principios de junio, todavía no se define el lugar. Ahí se discutirán medidas concretas, sobre el programa nuclear de Corea del Norte, la posibilidad de levantar parcialmente sanciones internacionales o el tratado de paz que sustituya definitivamente al armisticio que dividió en dos mitades la Península

En caso de que el republicano logre la desnuclearización completa e irreversible y claro que pueda ser verificable, estaríamos frente al mayor de los logros de su mandato, no es exagerado pensar que esto lo acercaría a conquistar un triunfo en las elecciones parlamentarias del mes de noviembre y por tanto abriría las puertas de su reelección.

Estados Unidos, China y Corea del Sur están de acuerdo en la meta de la desnuclearización, el problema es que cada una de estas naciones tiene sus propias prioridades. Esto lo aprovecha Kim Jong-un, quien ha demostrar saber usar las diferentes necesidades de sus adversarios para su propio beneficio, su modus operandi es negociar con cada país unilateralmente y luego enfrentarlos.

Llevará ventaja en el encuentro con Trump. Su mayor fortaleza proviene en que nadie sabe a ciencia cierta lo que quiere realmente. Pronto lo averiguaremos.