En nuestro país, la educación en México lleva décadas subordinándose a intereses ajenos al verdadero oficio de educar y a la efectividad de la educación. El actual gobierno ha mantenido de manera permanente el discurso de los supuestos beneficios de la llamada reforma educativa, mal informando a la población las verdaderas implicaciones de esta reforma.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), nuestro país tiene 30.8 millones de personas en condición de rezago educativo; de los 89.7 millones de personas de 15 años y más, el 34.4 por ciento se encuentra en situación de rezago educativo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares 2016.

Cuando Aurelio Nuño era secretario de Educación, aseguraba que el gobierno federal sacaría a 6 millones de mexicanos de esta situación al final del sexenio con la reforma educativa. Falso. Durante su administración, la dependencia invirtió mucho más en promoción, que en capacitación. De acuerdo con información periodística, la Secretaría de Educación Pública (SEP) gastó entre 2013 y 2017 un total de 4,443 millones de pesos en promover la reforma educativa.

Al entonces titular de la SEP le importó más promover su imagen para su frustrada campaña presidencial, que atender los significativos rezagos educativos. Por lo tanto, la mal llamada reforma educativa federal debe ser derogada para impulsar una verdadera trasformación orientada a mejorar la calidad de la enseñanza y a garantizar que nadie, por falta de espacios, maestros o recursos económicos, se quede sin estudios.

El fomento a la lectura, al deporte, a la formación artística y cultural deben ser parte de la educación integral desde la primaria hasta la universidad. El Estado debe garantizar la educación pública científica, laica y gratuita en todos los niveles. A ninguna niña, niño o joven se le negará el derecho a la educación. Impulsaremos una transformación educativa de excelencia, adecuada y digna para todos los sectores de la sociedad. Habrá becas en todos los niveles escolares y fortalecimiento de los recursos en las zonas de mayor rezago y pobreza del país. En el caso de las zonas indígenas, habrá apoyo con albergues y transporte a estudiantes de comunidades aisladas. Es indispensable involucrar a los pueblos indígenas en el diseño de una educación intercultural que respete su identidad, su lengua y su cultura.

Por otra parte, en México los profesores enfrentan diversos desafíos, desde la carencia de infraestructura, de una formación para afrontar las necesidades educativas actuales, hasta la situación de violencia, migración y pobreza que prevalecen en el territorio nacional, lo que hace que la deserción y el abandono escolar sean una constante en nuestro país.

Por lo tanto, debe realizarse una transformación educativa trabajando en conjunto con los profesores; hablo de una revisión en conjunto de los procedimientos, objetivos y programas de todos los niveles educativos, para asegurar el desarrollo integral de los estudiantes y el reconocimiento de maestros, trabajadores y autoridades al servicio del pueblo de México.

Además de estas acciones, impulsaremos una política educativa orientada al mejoramiento de la infraestructura en todo el país, vigilando que los recursos lleguen hasta los municipios más alejados y menos atendidos por las políticas públicas de los gobiernos anteriores. En la nueva visión del gobierno que ganará el próximo 1 de julio, la educación, ciencia y cultura serán una prioridad, como lo establece nuestra propuesta alternativa de nación. Iremos de la mano con los profesores y la sociedad para impulsar una transformación educativa que beneficie a todos. Es una responsabilidad conjunta, porque estamos del lado correcto de la historia.

@MBarbosaMX