El neoliberalismo en América Latina ha condenado a la pobreza a más de la mitad de la población de nuestro continente. Los pueblos latinoamericanos viven crisis de violencia e inseguridad; los gobiernos neoliberales han devastado los recursos naturales y han impulsado proyectos de muerte; han despojado a los pueblos originarios de sus territorios y propiciado la desigualdad, no solo en los ingresos, sino entre hombres y mujeres, entre grupos étnicos y regiones geográficas; han sembrado el odio entre pueblos y razas. El neoliberalismo ha tratado de eliminar las responsabilidades básicas del Estado, terminar con la solidaridad y fomentar una sociedad basada en el consumo y el individualismo.

En el contexto de la guerra sucia con la que el PRI y el PAN tratan de mermar las intenciones de voto de Andrés Manuel López Obrador, aparecieron unidades del transporte público de la Ciudad de México (CDMX) promocionando una serie que lleva el nombre: El populismo en América Latina, con imágenes de López Obrador, Luiz Inácio Lula da Silva, Hugo Chávez y Juan Domingo Perón. En principio, nadie se atribuía la autoría y nadie se responsabilizaba de la proyección de dicha producción. Después, aparecieron los supuestos productores y algunos comentaristas dicen que han tenido acceso al capítulo correspondiente a López Obrador.

El objetivo de este burdo lance de guerra sucia resulta evidente: difundir una percepción negativa del populismo y de esta manera perjudicar a Andrés Manuel López Obrador al asociarlo directamente con esta tendencia. No les resultó. Las encuestas más recientes, los agregados de encuesta y en los promedios de las mismas, López Obrador continúa muy delante de Anaya, y más aún de Meade. Pero ya que el tema respecto al populismo se abrió, bien vale la pena dedicar algunas líneas a lo que ha representado el neoliberalismo en América Latina.

Aquí podríamos hacer amplias referencias a lo ocurrido en Argentina y en Brasil con los gobiernos neoliberales de Carlos Saúl Menem y José Sarney, respectivamente. Hablar del llamado Consenso de Washington y del Plan Brady, de renegociación de deuda, de pérdida de soberanía, de remate de empresas y recursos públicos, del abandono a las responsabilidades del Estado, de modernizaciones fallidas, pero en el fondo se encuentra una Latinoamérica devastada. Centremos la atención en México en los gobiernos neoliberales de Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Treinta y seis años de una política que al final del día solo ha beneficiado a unos cuantos empresarios que han amasado enormes fortunas al amparo del poder público.

Si se tuviera que hablar de programas sociales para incidir en el apoyo popular tendríamos que referirnos al Programa Nacional de Solidaridad de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo; al experimento fallido de la “changarrización” de Vicente Fox; al Seguro Popular de Felipe Calderón y a Prospera y la Cruzada contra el Hambre, de Enrique Peña Nieto, por citar algunos de los programas sociales con claras intenciones electorales y de manipulación política.

¿Con qué cara el candidato del PRI y el candidato del PAN pueden presentarse ante la ciudadanía y pedir su voto para la continuidad de este proyecto económico? Treinta y seis años de un proyecto rapaz que tiene a México en la crisis y la pobreza. ¿De qué le ha valido a Meade la sólida preparación en universidades extranjeras, si ha servido a gobiernos corruptos e ineficientes? Andrés Manuel está arriba en las intenciones del voto porque, en primer lugar, la sociedad ya no quiere seguir con lo mismo y eso es lo que representan Anaya y Meade.

Lo que propone Andrés Manuel López Obrador es un programa que ponga en el centro de la política gubernamental a los sectores más desprotegidos y vulnerables de la sociedad. Otorgar becas a personas con capacidades diferentes, a madres solteras y a adultos mayores, es justicia.

Otorgar becas para los estudiantes de preparatoria es cumplir con el mandato constitucional, o pagos a los aprendices de diversos oficios, es justicia social. Rescatar un campo devastado es enfrentar de frente el fracaso que significó la privatización del ejido; recuperar el control sobre los recursos estratégicos es recuperar parte de la soberanía que se perdió por la pésima conducción de la política exterior.

Efectivamente existe una disputa por la nación. Tenemos pendiente la cuarta transformación de la república. Del lado de la defensa del neoliberalismo están el PRI, el PAN, sus aliados y voceros; del otro lado, Andrés Manuel López Obrador y la mayoría de la población. Lo bueno de todo esto es que en menos de sesenta días las urnas hablarán y pondrán cada cosa en su lugar. Así de fácil y así de sencillo.

@MBarbosaMX