La desfachatez y el cinismo de muchos (muchísimos) de nuestros ilustrísimos políticos mexicanos no conoce de límites. Y la perla más reciente con respecto a este tipo de temas nos la obsequió a mediados de semana la dizque candidata independiente Margarita Ester Zavala Gómez del Campo de Calderón, marida del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien a la usanza de los chamacos de primaria salió con su dice mi mamá que siempre no y así, como no queriendo la cosa, a unos días del segundo debate entre los aspirantes presidenciales -el cual está agendado para mañana domingo en la fronteriza ciudad de Tijuana, Baja California—, botó candidatura y, de paso, también dejó colgados de la brocha a todos los incautos que creyeron en su “proyecto de nación”.

En estos momentos, la gran interrogante de varios, muy legítima por cierto, es: “¿Y qué va a pasar con los votos que le iban a depositar en las urnas a doña Margarita… a quién se los van a dar? Sin embargo, a estas alturas del partido, con los comicios del 1 de julio prácticamente a la vuelta de la esquina, faltan 42 días, se vuelve imperativo desplegar un ejercicio mayor para intentar ver la fotografía completa de lo que se va a desatar con esta irresponsabilidad de la ex primera dama.

Aquí la cuestión medular, apreciados lectores, no tiene absolutamente nada que ver con los sufragios que irían a parar a la causa de la señora Zavala o si esta declinará en beneficio de alguno de los aspirantes que todavía está en lisa, aunque de momento, según ella, no lo hará. Nada de eso. Aquí, en primer lugar, tenemos que preguntarle al Instituto Nacional Electoral (INE) que encabeza Lorenzo Córdova Vianello, es ¿qué va a pasar con la papelería electoral cuyo diseño e impresión ya tiene considerado el nombre de Margarita Zavala? Y es que, de acuerdo con varios despachos informativos disponibles para consulta hemerográfica o cibernética, la impresión de las boletas electorales que se emplearán el próximo 1 de julio comenzó el pasado 4 de mayo y para el día de la deserción de la expanista ya iban en 45 por ciento de avance… ¿alguien se ha puesto a pensar cuántos millones de pesos adicionales se deberán destinar para mandar a imprimir nuevas boletas y quiénes tendrán que cubrir esa suma?

¡Obvio…! ¡Todos los mexicanos pagaremos esos millones de pesos que se requieren para dicho menester, dinero producto de nuestros impuestos!

Así las cosas y haciendo a un lado los sueños guajiros, por aquello de que “¡Yo soy la única que puede derrotar a López Obrador! (sí… ¡cómo no!), la señora Zavala también deberá rendirle cuentas a aquellos que en su momento apalancaron económicamente su espejismo presidencialista. Porque si bien es cierto que la expanista renunció en todo momentos a las prerrogativas públicas que por ley concede el INE, no debemos sustraernos al poderoso hecho de que todo cuanto hizo hasta el miércoles pasado (su gira de medios, la caravana por todo el país para recolectar las firmas que le permitieron lograr su registro como candidata a la Presidencia de la República, los días que estuvo en campaña, etcétera) lo hizo con el dinero de alguien más y ese alguien más en estos momentos exige una explicación congruente de qué fue lo que pasó y a dónde fue a parar su lana porque, aquí, todos aquellos que apoyaron en su aventura a doña Margarita lo hicieron no por ser unas hermanitas de la caridad, sino porque ella los convenció de apostarle a un proyecto en el que probablemente iban a obtener beneficios contantes y sonantes.

Además, no nos hagamos tontos, el apoyo de la ex primera dama, ya todos lo sabemos, se cocinó desde el pasado 22 de abril, será para el queretano Ricardo Anaya Cortés. Vayan ustedes a saber qué negociaron en lo oscurito.

Yo no quería decirles se lo dije, pero… ¡se lo dije!

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