La señora Leonor Román, quien desde la juventud trabajó en algunos plantíos de tabaco, relató que en su pueblo el Pitahayo, Guerrero, vivió una época de oro en esta actividad.

La mujer pasa los días fumando un puro hecho por sus propias manos, afirmó que la siembra de tabaco es una actividad que ya murió en esta zona. El área utilizada para este fin se redujo de 38 mil 402 hectáreas en 1980 a tan sólo 7 mil 428 en 2014, es decir, un 81% menos.

>>Texto e imágenes de Bernandino Hernández a través de la agencia Cuartoscuro<<