A un año del asesinato del periodista Javier Valdez, quien recibió 12 balazos por tres hombres que lo obligaron a bajar de su camioneta cuando circulaba por el centro de Culiacán, Sinaloa; Jan Jarab, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), calificó este hecho como “una tragedia nacional”, así lo dijo a La Jornada.

“Era un hombre empático y generoso: así lo reflejan sus textos. Escribió sobre decenas de crímenes y víctimas y se convirtió en una más. Todos los periodistas asesinados representan una tragedia, pero en el caso de Javier Valdez es además la muerte (violenta) de alguien que ofreció un diagnóstico de lo que está pasando en el país”.

Tras el asesinato de su compañera Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada, quien fue asesinada meses antes de Javier Valdez, el cofundador del semanario Ríodoce y también corresponsal de La Jornada en Sinaloa dijo:

“Es inevitable sentir que uno muere, aunque sea un poco, cuando hay este tipo de asesinatos. Si muere Miroslava morimos nosotros también. La sociedad entera sufre de amputaciones de oídos, ojos y manos que critican, denuncian, investigan y publican en los medios de comunicación. No es un periodista más, es una sociedad herida en la muerte de cada periodista”.

En sus trabajos periodísticos, Javier Valdez transmitía distintivos de su propia personalidad: empatía, solidaridad y un elevado sentido humanista. “Gracias a sus textos, sus lectores podían recrear un México en crisis, un país en el que día a día hay miles de víctimas de una sangrienta guerra, una nación con miles de huérfanos, viudas, ejecutados y desaparecidos”, aseguró el Alto comisionado de la ONU.

El representante de la ONU no sólo lo define como un gran periodista sino como un reportero que con su narración periodística hacia literatura. “No lo conocí personalmente, pero con base en sus textos puedo decir que fue una persona con gran generosidad y humanismo, por la preocupación que tiene por la condición humana en tiempos en los que el humanismo está desapareciendo”.

Jan Jarab continuó diciendo que Valdez era un reportero valiente que iba más allá de la información y se preocupaba por narrar la tragedia que vive el país, en particular Sinaloa, y sus efectos en los seres humanos.

Destacó que en sus trabajos había insistencia por la verdad y la justicia, y lo mismo nos presentaba (sin estigmatizaciones) la versión de las víctimas como la de aquellos que optaron por las acciones fuera de la legalidad.

“Habla con personas que también cometen delitos sin justificarlos, intentando entender toda la lógica terrible que los ha afectado, en particular a los jóvenes. Su perspectiva es multidimensional, no es acusatoria. Pero también señala a las autoridades de los estados (sobre los que escribió) y su preocupación por la política de seguridad que perpetúa este círculo vicioso”.

El que se haya asesinado a Javier Valdez representa un mensaje claro de quienes ordenaron el crimen: ya nadie está a salvo, cualquier persona puede ser víctimas de la violencia extrema en México, aseguró Jan Jarab.

“Hay cientos de casos de comunicadores y miles de muertes violentas en el país que no se han investigado y cuyas denuncias se han archivado, generando impunidad. Si esto no cambia, la violencia continuará”.

El Alto Comisionado de la ONU-DH confía en que se sigan capturando a los presuntos autores del asesinato de Valdez y que se vaya a fondo hasta que todos los responsables de este y otros crímenes sean sancionados. “Valdez sería el primero en exigir que (el juicio) se apegue al debido proceso”.

En 2011 fue galardonado con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).