El Congreso de Estados Unidos impuso como límite el 17 de mayo de 2018 para que se logre un acuerdo en principio de la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN); de lo contrario, se ha hecho público que la ratificación por parte del Congreso norteamericano ocurrirá hasta 2019. Uno de los temas álgidos en la modernización del TCLAN es el referente al mercado agroalimentario y las ventanas de estacionalidad que podrían limitar las exportaciones mexicanas altamente competitivas hacia Estados Unidos. El sector agroalimentario en México goza de un buen momento en su dinámica exportadora, por lo que es fundamental velar por mantener la productividad y las condiciones de comercio favorables de este sector estratégico.

En el mercado doméstico, el sector agroalimentario (que incluye la producción agroindustrial y actividades agropecuarias) destaca como generador de empleos directos e indirectos y tiene una participación importante en el PIB nacional. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en 2017 el sector empleó a 8.8 millones de personas. Durante el mismo año, el sector agroalimentario representó, en promedio, 7.51 por ciento del PIB total. Al desagregar el sector, las actividades agropecuarias equivalieron a 93.36 por ciento del PIB del sector primario, mientras que las agroindustriales representaron 28.05 por ciento del PIB de las industrias manufactureras.

En 2017, México fue el decimosegundo productor mundial de alimentos, siendo líder en la producción de aguacate, fresa, limón, cerveza y tequila. Asimismo, el valor de las exportaciones agroalimentarias fue de 32 mil 582 millones de dólares, convirtiéndose en el tercer generador de divisas.

La llamada cláusula de estacionalidad, propuesta por Estados Unidos propondría diseñar una estructura de cuotas y aranceles entre los tres países, que impidiera el libre comercio de productos agrícolas en las temporadas en las que la producción doméstica se encuentre en su punto máximo. De esta manera, los exportadores mexicanos de productos de alto consumo en Estados Unidos, como aguacate o moras, tendrían restricciones de tonelaje y la imposición de aranceles en la época del año en la que la producción de estos productos de Estados Unidos estuviera en su punto más alto del año.

La reciente renegociación del Tratado de Libre Comercio de México con la Unión Europea representará que 86 por ciento de los productos agroalimentarios mexicanos tendrán acceso libre al mercado común europeo. No obstante, existen riesgos potenciales en la entrada de productos europeos protegidos por las Indicaciones Geográficas a México.

Por otro lado, el acuerdo transpacífico plantea una oportunidad formidable para el acceso de mercancías agroalimentarias al mercado asiático, principalmente a Japón, cuya demanda de productos mexicanos creció 12.7 por ciento en los siete años que van de 2012 a 2017.

Adicionalmente, se debe pugnar por generar un esquema de subsidios y protección a los productores que apoye el incremento de su productividad y resiliencia ante condiciones adversas de producción, principalmente en comparación con sus competidores norteamericanos.

Con esta estrategia público privada se disemina y fortalece la estructura de base del sector agroalimentario del país, a fin de administrar los riesgos y aprovechar las oportunidades que el nuevo panorama comercial le ofrece a México.