Los debates “no necesariamente cambian las preferencias electorales, pero sí ayudan a reordenar la intención de voto y a poner nuevos temas en la agenda política. En el primer debate presidencial el tema de mayor impacto fueron los tres departamentos que supuestamente tiene Andrés Manuel López Obrador; y las ocurrencias de Jaime Rodríguez, el Bronco, de “mochar” la mano al que robe en el servicio público, a los corruptos, así como la invitación al papa Francisco para que venga a México a hablar de seguridad interna; esos son temas que salen en los debates”, señala Horacio Vives Segl, profesor e investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Apunta que “los debates no deben ser cursos intensivos de política pública. Son temas de comunicación política en general que tienen que ver, sí con que hagan propuestas, es importante que digan los qué, los cómo, pero que tampoco le dediquen mucho tiempo a eso, porque  también es importante ver la capacidad argumentativa, de reacción, de improvisación que tienen. Que tengan buenos argumentos para descolocar, para atacar a sus adversarios, eso es importante”.

“Sí a la improvisación, a la capacidad de formular argumentos, a las reacciones que tengan ante el público, frente a las cámaras, eso también es muy importante, porque los debates tienen que ver con que la audiencia pueda observar la personalidad política de quien aspira a gobernarnos, eso es lo central”, explica Vives Segl.

A unas horas de que se realice el segundo debate presidencial, este domingo 20 de mayo, en la Universidad Autónoma de Baja California (UABJ), en la ciudad de Tijuana, a las 21:30 horas —hora del centro— que se enfocará en el tema: México en el mundo, en donde los candidatos debatirán sobre tres puntos: comercio exterior e inversión; seguridad fronteriza y combate al crimen trasnacional, así como derechos de los migrantes.

Lo primero que comenta Horacio Vives al respecto es, “ya cruzamos la línea de los 50 días para el día de la jornada electoral del 1 de julio. El tiempo está corriendo a una velocidad política que mete mucha presión a los candidatos. En este sentido, asegura que el candidato del PRI, José Antonio Meade, llega al segundo debate “muy preocupado por lo que reflejó el sitio de encuestas después del primer debate, porque antes había una pelea entre él y el candidato de la coalición al Frente por México, Ricardo Anaya, por ver cuál de los dos se posicionaba en el segundo lugar en las intenciones de voto, pero ahora ya sabemos que ese lugar le toca a Anaya, porque el candidato del tricolor se desfondo en el debate”.

Además, “durante este lapso, entre el primero y segundo debate, Meade hizo un cambio en la campaña, eligió a un nuevo dirigente del partido, quitó a Enrique Ochoa Reza y puso a René Juárez Cisneros. Cambió la estrategia que tenía al principio de la campaña que era separarse por completo de la marca PRI, posicionar la idea de que él era un ciudadano sin partido postulado por tres partidos en una coalición —PRI, Verde Ecologista y Nueva Alianza—, pero que no abrazaba los colores del partido”.

Sin embargo, “ya lo vimos ponerse la chamarra roja y cambiar esa estrategia. No me queda claro que sea una estrategia exitosa, pero eso es lo que hicieron, acercarse al partido. Su desafío ahora es remontar lo perdido en términos de percepción y de intención de voto entre el primero y el segundo debate”, señala el politólogo.

En cuanto a Ricardo Anaya, “él hizo una cosa interesante. Antes del primer debate, cuando no estaba claro quién llegaría a la final de cara a la jornada electoral contra López Obrador, no tenía sentido hablar de voto útil, porque hablar de esto tiene significancia cuando hay una expectativa de triunfo, pero después del resultado del primer debate, cuando Anaya sale ganador y hay una perspectiva de que ya está instalado en el segundo lugar, aunque lejos de Andrés Manuel, empieza con este discurso que es bastante exitoso en términos de quién puede ser el que capitalizaría toda la coalición política en contra de López Obrador”, explica analista político.

Mientras que López Obrador —dice— “había tenido una campaña muy buena hasta antes del primer debate, sin correr grades riesgos, sin meterse en polémicas. Algunas veces llevando el debate a la campaña, los temas en términos de agenda, por ejemplo con el asunto del nuevo aeropuerto, pero a partir del primer debate, veo a un López Obrador más nervioso, más impreciso, en términos sobre todo de la disputa. El flanco que abrió con los empresarios, de repente, de pelea con ellos, luego señala a un grupo,  luego relaja  los ataques y se desdice, fue  una confrontación errática”.

Para el doctor en ciencia política del ITAM, esos son los puntos fundamentales de cómo llegan y cuáles son los desafíos a enfrentar de cada uno de los candidatos en el segundo debate”.

Aunque destaca, “no hay que olvidar que este debate se celebrará en Tijuana, una zona de frontera y que los temas seleccionados tienen que ver con migración, política exterior, sobre todo la relación con Estados Unidos que  está en un momento crucial, que la relación con Donald Trump es muy mala”.

“Además hay una incertidumbre sobre si las conclusiones de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) serán exitosas. Hay muchas variables y temas que son particularmente importantes, tanto de coyuntura como de visión de país, que deben de enfrentar los candidatos en este segundo debate”, dice.

No siempre el que golpea más gana

El doctor en ciencia política por la Universidad de Belgrano, Argentina, expresa algunas ideas sobre las propuestas que podrían tener los candidatos en el próximo debate: “López Obrador ha señalado de manera reiterada que la mejor política exterior es una buena política interior. Esta postura es tan reservada que no queda claro cuál es realmente su propuesta, pues da a entender que tener la casa en orden es lo mejor que puedes mostrar del país ante la comunidad internacional. Así como está en la lógica de enfrentarse a Trump con valores de soberanía, que es algo en lo que coinciden todos los candidatos presidenciables”.

Un tema muy previsible y que tendrían que proponer los cinco candidatos es “una migración ordenada; un no rotundo al muro, es una obviedad, pero sería absurdo que no lo comentaran. Corresponsabilizar a Estados Unidos de los problemas que sin duda alguna son de cooperación, que le tocan a los dos países: el tráfico de armas, de personas, de drogas, la migración ilegal, todos los problemas que son responsabilidad de ambos países en la frontera”.

En general —agrega—, “tanto Meade como Anaya tienen propuestas y plataformas mucho más completas, saben cómo debe ser o cómo debe entenderse la relación con Estados Unidos. Una relación fundamental para el país, porque tiene que ver con lazos académicos, económicos, comerciales, familiares, comunitarios muy profundos”.

El experto en elecciones y comunicación política explica que el hecho de que Andrés Manuel tenga una desventaja en trayectoria profesional, de plataforma o de actividad profesional no significa que le irá mal, esto es importante señalarlo. Sin duda alguna, Meade sería el candidato más sólido, por la sencilla razón de que fue secretario de Relaciones Exteriores y secretario de Hacienda, recientemente. Tiene muy frescos los temas de economía, de política y de la relación con Estados Unidos.

Horacio Vives Segl.

Sobre Ricardo Anaya dice que también se ve muy sólido en sus propuestas, pero hay algo que es importante señalar y que dejó claro el primer debate: “si llegas a ganar en argumentación, exposición, golpes que se le propinen a los adversarios, no significa que tengas un buen desempeño, ni que ganes el debate”.

Horacio Vives agrega que según el comportamiento de las encuestas y de las intenciones de voto, Andrés Manuel y Anaya son los más favorecidos, siendo que en el primer debate Anaya y Meade tuvieron un desempeño parecido en disciplina y orden de los mensajes, las propuestas, la consistencia, los golpes que acomodaron y los ataques a los adversarios, daba la sensación de que Meade perdió una gran oportunidad en el debate y que Anaya la aprovechó muy bien”.

“Andrés Manuel no perdió la cabeza, que era lo que se esperaba para evaluar su desempeño, por eso le fue bien, no porque tuviera una narrativa elocuente, ordenada, que fuera muy efectiva. Por tanto, el hecho de que no llegues bien preparado al debate no significa que te irá mal”.

El académico del ITAM explica que también hay factores que sin duda pesarán en el debate, como los resultados y la percepción del desempeño del gobierno, el costo de la gasolina será un factor muy importante en la frontera. La cuestión del IVA y una variable que ha sufrido muchos cambios y que tiene nervioso prácticamente a todo el mundo, el tipo de cambio.

Estos factores pesarán en el candidato priísta “porque a Meade le toca defender los logros del gobierno, cualquiera que estos sean o que él crea que tenga. Ese es su papel, defender lo que ha hecho esta administración y, por supuesto, el papel de los candidatos de oposición es atacarlo”.