Incertidumbre, miedo, crispación, han sido las constantes en este proceso electoral debido al incremento de la la violencia verbal y política —han sido asesinados 93 políticos en funciones o que solicitaron licencia para separarse de su cargo para buscar nuevas posiciones—. La consultora Etellekt en su cuarto informe destaca que el actual proceso electoral es considerado “el más violento de la época moderna”.

De acuerdo con esta consultoría, el estado de Guerrero encabeza la lista de entidades donde se han registrado más ataques contra políticos o aspirantes a puestos de elección popular, seguidos de Oaxaca, Puebla, Veracruz y el Estado de México.

Por otra parte, los llamados a moderar el clima de polarización de las campañas se incrementan sin resultados. El expresidente del PRD Agustín Basave advirtió que habrá turbulencias sociales si no se detiene la violencia verbal contra los candidatos presidenciales. “El horno no está para bollos. El pasto social está seco y para usar la frase de Mao, cualquier chispa lo puede incendiar”, dijo.

Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, alertó a su vez que este proceso, más que ser una ocasión para el debate o el planteamiento de propuestas, genera crispación, polarización e incertidumbre entre algunos sectores de la sociedad e incluso violencia política. Advirtió que México no puede sucumbir en la coyuntura de ningún proceso electoral, “mucho menos sumirse —dijo— en la contemplación pasiva de la violencia y la impunidad”.

Vidal Romero:  en juego, dos visiones de país

Para el especialista en ciencia política del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Vidal Romero, más allá de los llamados de los representantes de las instituciones a parar la violencia política, lo que se debe modificar es el comportamiento de los candidatos presidenciales. “López Obrador por un lado es amor y paz, pero por otro lado ofende a la mitad del país en cada discurso”.

Ese es el tipo de comportamiento que hay que modificar, y no los llamados hipócritas que López Obrador y Anaya hacen. Aunque el especialista reconoce que esos son los incentivos de las campañas, “atacarse unos a otros, pero debiera haber ciertos límites al radicalismo, el no hacerlo traerá consecuencias”.

“Y es que nadie puede decir nada en contra de López Obrador que adopta posiciones muy autoritarias, igual que sus seguidores, tiene un manejo hipócrita y sus gentes repiten lo que su candidato hace. Insisto, por un lado habla de amor y paz y voy a gobernar para todos para luego llamar fifís, riquillos, corruptos y más a quienes se le contraponen”.

Por el otro lado, señala, también está el caso del periodista Ricardo Alemán que en sus textos “provoca las campañas de odio, eso es cierto“, y que  fuera obligado a renunciar de algunos medios de comunicación.

Romero destaca que en estos comicios hay mucho en juego. “Son dos proyectos de país muy distintos que nos ofrecen López Obrador y Anaya, que parece que son los que pueden ganar, y eso proviene de la misma sociedad, que ya llegamos a un punto de hartazgo con el actual sistema y la forma de gobernar, con corrupción e ineficacia.

Son dos posiciones distintas y pareciera que una posición atenta contra la forma de vida y contra las expectativas de la otra fuerza que está compitiendo. Dada esta situación, esperaría que esto se pusiera peor si es que las encuestas muestran márgenes más cerrados conforme se acerque el día de la elección. Este proceso va a dejar muchas heridas, hasta familias separadas, pero eventualmente volverá todo a sus cauces, gane quien gane.

Advirtió el especialista que hay fenómenos más graves que es lo que está pasando en el ámbito local, que son los homicidios de políticos, la violencia acelerada en muchas regiones del país, y esos son fenómenos locales, no tienen que ver ni con López Obrador, Anaya o Meade, y tampoco con Twitter, Facebook, ni nada de eso.

“Estamos viendo una lucha por el poder muy local, en donde grupos criminales están eliminando a quienes perciben que no van a ser convenientes para sus intereses si es que llegan a ganar la elección, y esa es la parte que más nos debería de preocupar, más que las declaraciones o los tuits que hay en las redes sociales”.

Rodrigo Salazar: asesinatos políticos por violencia estructural

En opinión de Rodrigo Salazar, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, la violencia política que ha provocado el asesinato de 79 políticos en este proceso electoral, en especial en algunos estados “no es una particularidad de la radicalización de la elección. Desde hace algunos años hemos visto cómo han asesinado candidatos, presidentes municipales o encargados de justicia o de municipios. Es una tendencia muy lamentable del crimen organizado de ajustar cuentas en el ámbito local, sobre todo con políticos que por alguna razón caen de su gracia”.

Señala que en nuestro país existe un problema de violencia estructural, del papel que juega el crimen organizado en todo el país. México lleva años con este clima de violencia, eso hay que separarlo, apunta.

Hasta que no se analice concienzudamente el caso de estos candidatos que han sido asesinados recientemente, no se podrá achacar al proceso electoral, que aunque algunos han señalado, como el caso de Emilio Álvarez Icaza quien ha culpado a López Obrador “por la violencia y amenazas hasta de muerte que recibe en redes sociales”, su declaración me parece irresponsable, cuando es una persona tan respetable. Creo que es más bien producto de los ánimos exaltados. Cuando uno hace públicamente acusaciones hay que ir más allá de las especulaciones, con evidencias muy concretas.

Salazar Elena señaló que estas declaraciones son típicas de las campañas electorales, y en cuanto las aguas tomen su curso, quien gane deberá ser generoso en la victoria y respetar a los perdedores.