En el espléndido Museo de la Cultura Maya, en la blanca Mérida, tierra de gente buena y  orgullosa de su estirpe, se celebró el tercer debate pactado ante el INE por los candidatos a presidente de la república. El ánimo social trunco de expectativa, a enfado y en esta ocasión a hastío. La población está molesta y cansada del tsunami de spots y de los ataques, infundios, insultos y francas mentiras o fake news que se han dirigido los candidatos, más preocupados por descalificar a los adversarios que a impulsar con propuestas sus propias candidaturas.

Se modificó el formato, se dijo que los cuestionamientos obedecían a preguntas ciudadanos dirigidas a los contendientes con base en sus propuestas o plataformas de campaña, solo que interpretadas, seleccionadas y procesadas por los tres conductores, que, a decir verdad, abusaron de su papel y quizás alguno habló más que los propios candidatos. Para nuevos ejercicios de esta naturaleza, estos son puntos que deben corregirse, los conductores tuvieron un papel intrusivo y protagónico que debe limitarse.

En esta ocasión escuchamos propuestas, planteamientos, explicaciones de qué hacer y cómo instrumentarlo, y hubo pronunciamientos y definiciones en temas delicados que los candidatos no pudieron rehuir, escondiéndose detrás de generalidades.

Uno de ellos fue la reforma educativa. El puntero en las encuestas acorralado dialécticamente al pretender evadirse en un cancelar la esencia, reconoció que la cancelaria y al explicar el porqué, cometió el mayor error de la noche. Argumentó que la evaluación es humillar al evaluado, y que primero habría que capacitarlos. Uno de los principios de la capacitación es evaluar.

El resto coincidió en mantener la reforma educativa y adecuarla, perfeccionarla o mejorarla en aquellos aspectos susceptibles de modificar. Coincidieron también en reconocer la valía de los maestros pero repudiando las acciones violentas y agresivas de un pequeño núcleo, que ayunos de argumentos recurren a la fuerza, a la barbarie, a la violencia para imponer sus irracionales planteamientos; los maestros eran el botín electoral en disputa.

En aspectos económicos y primordialmente de desarrollo social, sin duda, Meade, tiene la visión de conjunto, la mirada en el horizonte y conoce las herramientas, entre ellas, las presupuestales para atender el rezago, la justicia social inmemorial con los sectores más pobres del país. Fue risible el planteamiento de Andrés Manuel de que la pobreza obedece a la corrupción, sin duda, está presente en todo el ámbito nacional y debe erradicarse, pero tampoco puede ser el diablo de todos los infiernos habidos y por haber.

En el ámbito de protección al medio ambiente, testimoniamos que carecen de perspectiva y un verdadero compromiso con un desarrollo sustentable; no, la solución no es, no puede ser sembrar frutales, se requiere reforestar en serie con especies endémicas los bosques y selvas, recuperar manglares, limpiar ríos y lagos y lagunas, dejar de envenenar los suelos con químicos, disminuir la liberación de partículas contaminantes el ambiente, potenciar las energías limpias, y un largo etcétera.