Por Jorge Alonso Espíritu

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]A[/su_dropcap]l comienzo de la película vemos a una mujer, protagonizada por Natalie Portman, ser interrogada por agentes cubiertos con un traje aislante. Lena, como se llama la protagonista, responde a las preguntas sin dar mucha información, pues por alguna razón ha perdido la memoria. Esta escena establece el tono de la cinta: “Muchas teorías, poca información”.

A continuación observamos a un meteorito caer a la tierra y estrellarse contra un faro en una playa. El terror, como en las cintas de Carpenter, Tarkovsky, o en los propios relatos de  H. P. Lovecraft, viene del espacio. De hecho es fácil encontrar referencias y similitudes entre esas obras clásicas del cine y la literatura y Aniquilación, la película dirigida por Alex Garland, creador también de la aclamada Ex Machina (2014).

Como en El color que cayó del cielo, relato del maestro del horror, la zona del impacto generará un diámetro donde la locura, lo onírico, no sólo tiene cabida, sino que florece. Nombrada como Zona X, será motivo de expediciones científicas, una de ellas, sabemos por la narración, será liderada por Kane, esposo de Lena y única persona en regresar del lugar del resplandor, aunque vuelve vacío de memoria y casi muerto.

De esa manera, Lena, bióloga y profesora universitaria decide entrar a la Zona X para encontrar aquello que está matando a Kane, de la mano de las agencias científicas y militares que intentan evitar el avance de la mancha resplandeciente, que amenaza con la extinción del hombre.

La excursión de Lena tendrá características especiales, entre ellas, el hecho de ser emprendida por un grupo de mujeres científicas, formado por una psicóloga, una paramédica, una física y una antropóloga, como una oposición a la fuerza masculina representada por los soldados; por la guerra. (Hace poco tiempo habíamos presenciado un recurso similar en La llegada (2016)).

Al ingresar en la frontera de la Zona, el paisaje cambia. La construcción visual del entorno se vuelve fascinante. La flora -y sabremos después, la fauna- ha sido sometida a un inexplicable proceso de hibridación. El mundo esta siendo transformado, y ese argumento permite al director hacer uso de toda su imaginación al servicio del poderío visual y auditivo de su cinta, característica que de inmediato se presenta como su mayor atractivo. El misterio, el suspenso, el terror, se sirven de esa belleza extraña para profundizarse.

Sin embargo la obra no se pierde en sus atributos sensoriales. Lo natural, lo humano, la extinción y el mismo sentido de la vida son cuestionados en el viaje de las mujeres. La destrucción es confrontada con la creación e incluso con la autodestrucción, codificada, dice un diálogo, en nuestro ADN.  La aniquilación de la tierra entonces no aparece como un Apocalipsis, sino como una forma del Génesis.

Basada en el libro homónimo de Jeff VanderMeer, sin llegar a estrenarse en cines y hospedada por Netflix, Aniquilación tiene los elementos suficientes para volverse un clásico del formato “bajo demanda”. Una bella y desconcertante cinta de ciencia ficción.

Permanencia voluntaria: Mamá y papá

Llega a cines Mamá y papá, una entretenida película de humor negro protagonizada por Nicolas Cage y Selma Blair. En un suburbio americano, una misteriosa epidemia desata una locura que atenta contra el instinto más básico de la sociedad: el amor de los padres a los hijos, de manera que todos los padres enloquecen e intentar y a veces logran asesinar a sus descendientes.

Una alta dosis de sinsentido, mal gusto y mucha diversión que cuestiona y se burla de los roles familiares.