Por Jorge Alonso Espíritu

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]D[/su_dropcap]urante las dos horas de metraje que componen el documental Guerrero, se suceden imágenes entre el dolor y la indignación; una de las más simbólicas, sin dejar de ser completamente verídica y por ello más dolorosa, es la de los huesos calcinados, rotos, abandonados en el campo en fosas comunes, clandestinas, y Mario, un hombre, a veces solo, otras acompañado, revolviendo la tierra intentando dar nombre al resto óseo. Una persona común que se volvió activista sin quererlo, y que sólo espera encontrar el cuerpo de su hermano desaparecido.

También conocemos a la policía comunitaria Coni López Silva y al profesor rural de Tlapa Juan López, quienes en la entidad marcada por el caso Ayotzinapa se han convertido en paradigmas de la resistencia civil contra la delincuencia organizada y al mismo tiempo contra el mal gobierno. Los vemos en el documental Guerrero, dirigido por el francés Ludovic Bonleux, quien explora desde su lente la lucha de los activistas de esa compleja zona de México.

Guerrero se inscribe en una categoría documental necesaria en nuestro contexto: la que profundiza en la narrativa de la guerra mexicana. La que apuesta por la memoria de estos tiempos aciagos y que, aunque a muchos incomode, ha creado productos de la más alta calidad que pasarán a ser parte destacada del archivo cinematográfico en México, como Tempestad, de Tatiana Huezo, o La libertad del diablo, de Everardo González.

Pero a diferencia de los anteriores, en el largometraje de Bonleux se privilegia “el aquí” sobre el pasado. La cámara acompaña a los protagonistas en el momento que actúan sobre su realidad. Así nos encontramos con una enfrentamiento entre granaderos y manifestantes en el que vuelan las rocas, concilios donde los miembros de la policía comunitaria muestran sus desacuerdos, la captura de un transgresor de las leyes de la comunidad, y el hallazgo de restos humanos, entre otras imágenes duras que revelan las dificultades con las que conviven los habitantes de estas regiones.

La personalidad de cada uno de los miembros de esta triada activista es tan compleja como sus consignas. A veces es fácil empatizar con sus causas, otras no tanto. Entender la lucha de los maestros normalistas, por ejemplo, es tarea difícil después del desprestigio impulsado por los aparatos de comunicación estatales, pero además es complicado luego de que nosotros mismos, habitantes urbanos, hemos sido afectados por sus actos. ¿Cómo entender a un hombre capaz de entregar su vida por lo que a nosotros nos parece distante? Acompañándolo, nos diría Ryszard Kapuściński, y es justo lo que propone el documental.

La descomposición social de una entidad que no ha podido reestructurarse se entiende no ya como una anécdota o una nota roja, sino como un proceso añejo, que incluye momentos históricos tan oscuros como la Guerra sucia de los años 70, en la que centenares de líderes de oposición fueron asesinados y desaparecidos sistemáticamente. La cinta también nos brinda claves para entender las resistencias rurales que desembocaron en la noche negra en que desaparecieron los 43 estudiantes de la normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa.

El problema no es de filiaciones políticas, propone el documental, sino de todo un sistema que ha sumergido en la pobreza a la región, campo propicio para la aparición de grupos delictivos que suplantan a un Estado incapaz de cumplir sus funciones.

Guerrero llegará a las salas de cine este 29 de junio, después de su exitoso paso por festivales, a través de Ambulante distribución. Al mismo tiempo será estrenado en la plataforma FilminLatino, a través de internet.

Permanencia voluntaria: No soy una bruja

Continúa en carteleras la historia de Shula, una niña de 9 años de edad que habita en Zambia, lugar de África donde subsisten creencias mágicas; después de un pequeño incidente, es acusada de brujería y enviada a un “campo de brujas”, donde le dicen que si intenta escapar se convertirá en una cabra blanca. La ópera prima de Rungano Nyonino sólo evidencia las supersticiones, sino se erige como un manifiesto a favor de que las mujeres sean consideradas únicamente seres humanos.