Aunque muchos creían que el país sudamericano con litoral en el Atlántico y el Pacífico no llegaría a celebrar elecciones presidenciales sin la amenaza de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el pasado domingo 27 de mayo los votantes colombianos acudieron a las urnas, en primer vuelta, para elegir al sucesor del presidente Juan Manuel Santos Calderón. Traspaso pacífico —de época—, que no sucedía en los últimos 55 años. El personaje que arribe al poder será el elegido para dirigir la consolidación de la paz, eliminar la turbulencia que persiste en varias partes del país, específicamente la relacionada con las mafias, el narcotráfico y todo lo que se refiera a la recuperación de la economía nacional.

Menuda tarea. Ahora ya se conoce el nombre del próximo presidente de la República de Colombia. Si no gana el balotaje Iván Duque Márquez (Bogotá, 1 de agosto de 1976), el abanderado uribista, propuesto para el cargo por el Centro Democrático, entonces el sucesor de Santos lo sería el ex alcalde de Bogotá, y ex guerrillero del M19, Gustavo Francisco Petro Urrego (Ciénega de Oso, Córdoba, 19 de abril de 1960). Uno de los dos ocupará la presidencia de Colombia. No hay más. En 14 días se despejará la incógnita. El domingo 17 de junio tendrá lugar la segunda vuelta. El favorito es Duque Márquez –abogado, con maestría en Derecho Internacional Económico–, pero nadie puede descartar al ex guerrillero economista que obtuvo su doctorado en la Universidad de Salamanca. Por cierto, los alias guerrilleros de Petro eran “Comandante Andrés” o “Aureliano”, nombre que tomó de la novela Cien años de soledad, escrita por su paisano y Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

Curiosamente, ambos candidatos cuentan en su fórmula política con sendas mujeres para el cargo de vicepresidenta: Duque, a María Luisa Ramírez, a la que le ganó la postulación de su partido, el Centro Democrático. Y, Petro, a Angela Robledo.

Colombia vivió el domingo 27 de mayo, sus primeros comicios presidenciales en cinco décadas y un lustro sin violencia, algo que sin duda es un segundo plano pero que marca definitivamente un cambio fundamental para el país. En su primera participación político-electoral el partido de las FARC no resultó boyante. Solo contará con diez escaños “asignados” –de acuerdo con lo dispuesto en el tratado de paz–, pero la fría realidad demuestra que únicamente votaron a su favor 85,000 electores (es decir, apenas el (0,34% de la votación), ínfima cifra que de poco le servirá en el Congreso. De tal suerte, cae por los suelos el mito –tan manido por varias organizaciones–, de que el país pasaría a manos de la guerrilla una vez que contara con parlamentarios. Al mismo tiempo, se pone en evidencia los ribetes de soberbia de la organización guerrillera que, por sus pistolas, fácilmente lograría dos millones de votos o más. No obstante, la democracia no es fácil de construir y, las FARC ya ingresaron en las lides democráticas, lo que no es tan simple. Ahora tiene que aprender a “luchar”, sin las armas en las manos, por sus programas de trabajo. Conseguir uno tras otro los votos, solo por medio del convencimiento y de la palabra. Los ex militantes de la guerrilla deben tener conciencia, muy clara, de que “el capítulo de la violencia guerrillera ya se cerró”.

Así las cosas, la incógnita es ¿qué sucederá con el rotundo triunfo de Iván Duque?, el protegido aunque no el “servidor incondicional” de Alvaro Uribe. Duque dio soberano golpe sobre la mesa al recibir 7,558.382 votos, lo que representa el 39.13% del total y así duplica el techo marcado por Óscar Iván Zúñiga, que en 2014 fue el aspirante del partido fundado por el ex presidente de la derecha Álvaro Uribe.

Duque y Petro disputarán en la segunda vuelta , el 17 de junio, la Presidencia de Colombia, por haber sido los candidatos que mayor número de votos obtuvieron en la primera vuelta. Jornada, por cierto en la que el abstencionismo disminuyó claramente. De acuerdo al 100% de los votos escrutados, el 46.62% (17,147,226 no depositaron su papeleta), y sí ejercieron su derecho (que no su obligación), 19,636,714, de un total de 36,783,940 electores.

De hecho, Colombia es un país que gira hacia la derecha, lo que es una de las principales conclusiones de la primera vuelta presidencial. Veintidós departamentos (lo que en México llamamos estados o entidades federativas) le dieron la máxima votación a Iván Duque. El efecto “arrastre” del ex presidente y actual senador, Álvaro Uribe Vélez (Medellín, 14 de julio de 1952), vuelve a confirmarse. Las cifras lo comprueban: en los comicios presidenciales anteriores, Óscar Iván Zuluaga obtuvo 3,700, 000 votos y hoy Duque dobló el número, logrando, sobrado, más de siete millones y medio.

Según el analista político César Rodríguez, director de Dejusticia (Centro de Estudios de Derecho, Justicia, Sociedad; Promoción y Defensa de los Derechos Humanos en Colombia), esa creciente derecha viene desde mucho antes: “Este voto de derecha ya existía desde 2002 con Uribe”.

Otro de los hechos que consolidó a la derecha en el país fueron las votaciones para el Congreso de la República hace dos meses, cuando el Centro Democrático resultó ser la lista más votada.

La preocupante interrogante sobre si Colombia es un país de derecha encuentra su contestación en los libros de historia colombianos. Versión que confirman muchos textos durante la época de la violencia, que se alargó durante 55 años. Nada más…Asimismo, estos comicios abren una renovación generacional en el Centro Democrático (CD), el partido fundado por el expresidente Alvaro Uribe (por cierto el senador más votado el domingo 27 de mayo), pues muchos de los personajes habituales de ese movimiento se “quemaron” y quedaron sin curules ni escaños.

El CD retrocede en el Senado, donde perdió un escaño en vez de aumentar cinco como presumía; pero avanza en la Cámara de Diputados, sometida a una votación más local, donde el triunfo se traduce en 32 curules, frente a las 19 que tenía. Así las cosas, los 51 congresistas conseguidos por el CD –un partido muy disciplinado–, serán otros tantos aliados para que Iván Duque atraiga a los electores en el país el próximo 17 de junio, día que se definirá la elección del nuevo presidente colombiano.

Los especialistas en cuestiones electorales colombianas explican que los votos que obtuvo el joven Duque no pueden “contarse todos como suyos”. También hay “simpatizantes de otros partidos” que votaron en la consulta de la derecha con el interés de influir, de ir contra alguno de los candidatos más que a favor del programa del partido. No obstante, antes de las elecciones Duque era poco conocido en el ámbito nacional, pero bajo la tutela de Uribe Vélez supo aprovechar la oportunidad. Hoy en día, los colombianos lo tienen perfectamente ubicado. Duque es la figura preponderante para la segunda vuelta, pero dada la fragmentación del Congreso, tampoco el resultado de la votación del domingo 27 de mayo, le asegura ciento por ciento la victoria final. Petro tiene derecho a tratar de hace todo tipo de alianzas, pues quedó coronado como el peso pesado de la izquierda.

Lo positivo de estos comicios es que Colombia logró, después de 55 años, realizarlos con tranquilidad, sin la preocupación de ataques de las FARC. El presidente Juan Manuel Santos confía en que su sucesor seguirá cumpliendo los puntos del acuerdo de paz que permitió la desmovilización y desarme de aproximadamente siete mil guerrilleros bajo un blindaje constitucional. Duque prometió en su campaña que haría reformas, especialmente en el tema de la aplicación de la justicia.

En fin, de acuerdo a la mayoría de los expertos, la estabilidad del país dependerá en última instancia del resultado de la segunda vuelta. La agencia de calificación Fitch no muestra preocupación y no prevé cambios en las políticas macroeconómicas con independencia del ganador. La sociedad colombiana comenzó a cambiar antes de estos comicios. La principal preocupación de la ciudadanía es ahora la corrupción por encima de la seguridad –que hace tres años era la principal inquietud de la población– y la economía, lo que se entiende por los escándalos semanales, empezando por el caso Odebrecht. ¿Quién será el ganador: Duque o Petro? VALE.