Vicente Ramos González

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer recientemente un dato muy preocupante en términos de cuidado del ambiente en las grandes ciudades del país: al cierre del pasado mes de marzo sumaron 29 millones 665 mil 37 los automóviles particulares registrados en México, lo que equivale al 3.2 por ciento más respecto a igual periodo de 2017. El Inegi hace el cálculo de que si en el país existen 127 millones de habitantes, esto significa que hay un vehículo por cada 4 habitantes.

Este dato puede ser revelador en términos económicos, pues significa que hay un crecimiento sostenido en la venta de vehículos, con la consabida ganancia para empresarios, así como la creación de fuentes de empleo en la industria automotriz y el beneficio para el erario público, vía impuestos. Sin embargo, en términos ambientales quiere decir el aumento de fuentes contaminantes que afectarán la salud de las personas, principalmente en los grandes centros urbanos.

El incremento de la población, el uso indiscriminado del auto en las familias y la falta de infraestructura son fenómenos que generan problemas de movilidad y contaminación en las megalópolis como la Ciudad de México, Puebla, Estado de México, Querétaro, Monterrey, Guadalajara, por citar algunas de las más afectadas, donde los habitantes invierten la mayor parte de su tiempo en trasladarse a sus centros de trabajo y a sus hogares, con la cauda de contaminación atmosférica que deja la utilización de vehículos  particulares y del transporte público.

Por ello, la estadística dada a conocer por Inegi debe dar pie a encontrar soluciones y alternativas para enfrentar el crecimiento de los índices de contaminación atmosférica que causará en el corto plazo la existencia en calles y avenidas de las grandes ciudades mexicanas de un vehículo por habitante.

Y una de esas soluciones tiene que ver con el uso de combustibles menos agresivos con el ambiente. Se ha comprobado que la gasolina y el diésel son los generadores de buena parte de los gases de efecto invernadero. Entonces, hay que dar pie a la utilización de combustibles alternativos amigables con la atmósfera.

En este sentido, el nopal, aparte de ser un alimento muy nutritivo y benéfico para el organismo humano, es una excelente materia prima para la generación de biogás como combustible para motores.

En el estado de Michoacán, en el municipio de Zitácuaro, se localiza la primera estación de biogás en el país y en el mundo generado a partir del nopal y comercializará ese combustible alternativo a la gasolina o diésel a un precio de 12 pesos por metro cúbico (1 litro). Este biogás tiene el mismo rendimiento que la gasolina, pero sin emitir contaminantes que afecten el medio ambiente.

El director de esta empresa pasó varios años, desde la década de los 80, estudiando y analizando diversos vegetales para encontrar la materia prima ideal para la producción de biogás, como la yuca, el maíz, la caña, la cebada; y en ese intento encontró que la planta más idónea para la generación de energía es el nopal, que por sus condiciones no requiere grandes cantidades de agua como las anteriores y se adapta a las regiones áridas, secas y frías.

Con este descubrimiento, el ingeniero electricista Miguel Aké, egresado del Instituto Politécnico Nacional, arrancó el proyecto para la generación de biogás a partir de nopal. En 2009 inició la plantación de nopal y la construcción del biodigestor, con una capacidad de carga de 8 toneladas al día. Ya para el año 2010 su empresa generaba 800 metros cúbicos de biogás diariamente.

En el caso específico de este biogás para autos como combustible alternativo de la gasolina, el ingeniero explica que el rendimiento es exactamente igual que la gasolina, por el poder calorífico que tiene el biogás de nopal. Puede ser utilizado por cualquier vehículo de cualquier modelo.

Es necesario aclarar que para que un auto, camioneta o camión pueda utilizar el biogás de nopal es necesario realizarle una conversión en la entrada de combustible y adaptarle un tanque especial. Ha sido tanto el éxito de este combustible alternativo en  Zitácuaro, Michoacán, que taxistas y transportistas de productos agropecuarios de esa región han manifestado su interés en dejar la gasolina para utilizar el biogás de nopal.

De que hay soluciones para mitigar la contaminación atmosférica por uso de gasolina y diésel, las hay. Esta es una de ellas y con seguridad habrá otras de las que iremos comentando.

Periodista y editor