Diony Sanabia

Casi una veintena de estados norteamericanos tienen hoy al menos 68 parques naturales de zonas costeras en riesgo debido a las perforaciones marítimas para la explotación de petróleo.

Alaska, California, Connecticut, Delaware, Florida, Georgia, Maine, Maryland, Massachusetts y New Hampshire integran la relación con zonas afectadas por esa práctica.

También sufren las consecuencias negativas de tal procedimiento sitios de Nueva York, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Oregón, Rhode Island, Virginia y Washington. Esta situación, motivo de alarma para organizaciones defensoras del medio ambiente, es descrita como crítica por la Asociación de Conservación de Parques Nacionales y el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.

Un informe elaborado y hecho público recientemente por esas dos entidades expone que el calificativo se debe al impacto en la economía, principalmente en el turismo, pues las áreas estudiadas recibieron 84 millones de visitantes el último año.

Tradicionalmente, plantea el texto, a estos espacios naturales se les otorgaban las mayores protecciones legales en materia de conservación para las tierras públicas.

Sin embargo, alerta, por primera vez en décadas y a partir de la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump se ven amenazados por las acciones políticas.

No se pueden proteger completamente los parques si comienzan las actividades industriales, opinó el vicepresidente de la referida asociación, Mark Wenzler.

Al mismo tiempo mostró su preocupación por la agenda del Gobierno norteamericano basada en disminuir los estándares de seguridad de la industria del petróleo y el gas.

De acuerdo con los especialistas, en ocasiones ocurren accidentes en algunas de las plantas extractoras del hidrocarburo que vierten residuos nocivos para el medio ambiente. Las nefastas consecuencias, consideran, se prolongan varios años, y resulta muy difícil revertir los problemas y regresar a la normalidad después de cualquier perjuicio.

En 2015 una tubería rota en Santa Bárbara, California, arrojó 378 mil 500 litros de petróleo por un desagüe hacia el océano Pacífico, y actualmente prosiguen las labores de limpieza en la zona con el fin de mitigar los daños.

Ocho años atrás, el accidente de la plataforma Deepwater Horizon, ubicada en el Golfo de México a unos 650 kilómetros de Tampa, lanzó al mar cerca de cinco millones de barriles de petróleo y el problema alcanzó la costa occidental de Florida.

Hubo notables residuos del hidrocarburo, las blancas playas de Pensacola fueron pintadas de negro, y se notaron daños a los negocios que atienden a los turistas, desde hoteles, restaurantes y lugares de atracciones hasta empresas auxiliares y firmas de bienes raíces.

Los impactos del derrame se localizaron además en las marismas de la desembocadura y el delta del río Mississippi con la aparición de tortugas, delfines y varias especies de aves marinas muertas.

Además, se estimaron en cifras millonarias las pérdidas del negocio de la captura del camarón en Luisiana, y los frágiles ecosistemas de pantanos, con una variada población animal y vegetal, quedaron dañados.

Para grupos medioambientalistas, el objetivo de la administración de Trump de expandir la perforación marítima provoca de manera directa afectaciones en las aguas y la vida silvestre.

Asimismo perjudica a la actividad pesquera, que posee una vital importancia para el sustento y el desarrollo de diversas comunidades dependientes de ese sector.

El secretario estadounidense de Interior, Ryan Zinke, anunció a comienzos de 2018, una medida para ampliar el territorio sobre el cual se pueden realizar prospecciones destinadas a encontrar nuevos yacimientos de petróleo o gas.

La iniciativa, que encontró rechazo de diversos sectores, abarcaba en un principio todas las costas posibles para la perforación, pero posteriormente se restringieron las opciones.

Este Gobierno prioriza las ganancias de la industria privada sobre las necesidades de los estadounidenses, estimó Nicholas Lund, director de uno de los programas de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales.

A criterio de este experto, autor también del informe mencionado, resulta necesario que la administración adopte otras medidas en beneficio de los parques naturales costeros.

Según activistas medioambientales, es importante el empleo del sentido común para garantizar que esos sitios permanezcan protegidos para las generaciones futuras.

Hace poco más de un año, el senador demócrata Bill Nelson recordó en un comunicado que la extracción de petróleo dentro de las 125 millas náuticas de la costa de Florida, en el Golfo de México, está prohibida al menos hasta 2022 gracias a una moratoria aprobada en la Cámara Alta.

Incrementar esa práctica en los estados cercanos (Alabama, Mississippi, Luisiana y Texas) aumentará las posibilidades de un derrame que podría afectar severamente al medio ambiente y la economía, enfatizó.