Los clavados son un deporte de arte competitivo y de iniciación temprana, aproximadamente desde los 5 años pueden comenzar a entrenar. Esta disciplina no sólo es exigente por los saltos y la precisión a la que se aspira sino también porque se necesita una gran preparación psicológica, vencer el miedo a las alturas y asimilar un medio que no es el natural, el agua.

En Veracruz, se reinauguró en 2006 la Escuela de Clavados en el Centro Acuático Leyes de Reforma gracias a una fuerte inversión, sin embargo, debido a los Juegos Centroamericanos tuvieron una interrupción de actividades por 2 años.

El profesor Carlos Gabriel Muñoz Otaño, de nacionalidad cubana, entrena a 125 niños de edades entre los 6 y 18 años 2 o 3 horas diarias, la meta es competir en torneos preparatorios para la Olimpiada Nacional y así colocar a Veracruz dentro de los 5 mejores del país. Estos niños, aprenden a superar miedos, frustraciones y derrotas con el deporte; los entrenadores pasan a ser fundamentales en su vida, los momentos efímeros pero bellos que representan ver la ejecución de un clavado bien realizado sólo se logran con una férrea disciplina y la valentía necesaria para lanzarse muchas veces a un vacío de hasta 10 metros, sin lugar a dudas no es un deporte que cualquiera pueda practicar.

>>Texto y fotografías de Ilse Huesca a través de la Agencia Cuartoscuro<<