El colapso de la Unión Soviética trajo consigo un cambio sustancial en el ámbito geopolítico. Georgia es un claro ejemplo de ello. Este país ya era independiente en 1918, pero Rusia lo incorporó a su imperio en 1921. Después de ello, permaneció setenta años más bajo la influencia de Moscú, hasta el 26 de mayo de 1991, cuando recuperó su independencia tras el colapso del bloque soviético. Hasta ese entonces, dos ideologías se disputaban el liderazgo mundial. La victoria occidental había creado una nueva perspectiva no sólo para Georgia, sino para otros países que se encontraban en la periferia rusa como Ucrania, Azerbaiyán y Armenia. El embajador de Georgia en México, Zurab Eristavi, concedió a Siempre! la siguiente entrevista en la que comentó la situación actual que vive su país y los retos que tuvo que pasar durante los años bajo el régimen de Moscú, la Guerra Fría y ahora en su nueva vida democrática en la que se ha acercado cada vez más a la Unión Europea. Estos son los comentarios que el diplomático georgiano dio a este semanario.

-¿Cuál ha sido su desempeño como diplomático de Georgia, embajador?

Comencé a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores durante la era de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Empecé a trabajar en este ministerio en 1989 cuando Georgia todavía formaba parte del bloque soviético. Hice mi master en París entre los años de 1991-1992, un periodo en el que me llegó la noticia de la independencia de mi país.

Tuve la posibilidad de colocar la bandera de Georgia indepedendiente en el Instituto de Administración Pública, donde estudiaba. Después continué sirviendo a mi país como diplomático asignado en el servicio económico. Tuve tres misiones, Francia, Bélgica y Jordania, antes de venir a México. Soy el segundo embajador de Georgia en este país. Nuestra embajada funciona aquí desde el 2010. El año pasado festejamos el 25 aniversario de las relaciones diplomáticas entre México y Georgia, las cuales empezaron hace cien años. México fue uno de los primeros países que reconoció la primera independencia de Georgia en 1918 que, en ese entonces, se llamaba República Democrática de Georgia y este año conmemoramos el centenario de ese acontecimiento.

Nuestros países dieron los primeros pasos diplomáticos en el sentido político. Realizamos consultas entre nuestros ministerios. Tenemos relaciones bilaterales en casi todos los sectores de la vida política, cultural y económica. Hemos trabajado en acuerdos económicos como la promoción de inversiones y la cooperación económica, En cultura tenemos una agenda interesante, por ejemplo habrá este año la firma de un acuerdo entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo Nacional de Georgia, que implica el intercambio de científicos de ambas partes. Tenemos muy buenas relaciones con la UNAM y la Universidad del Anáhuac, con esta última vamos a imprimir un libro sobre la historia de Georgia en el marco de los cien años de la primera independencia de nuestro país. Organizamos intercambios culturales muy activos, por ejemplo, el año pasado se presentó una compañía de teatro Shota Rustavelli con gran éxito y en 2018 se prevé la visita de otra delegación teatral en el marco del Festival Cervantino. Tenemos un gran potencial y muchos proyectos para acercar nuestra cultura al pueblo mexicano.

-Este año se conmemora el 70 aniversario del inicio de la Guerra Fría, ¿qué significó esto para su país?

Es verdad que los expertos internacionales hablan mucho sobre la Guerra Fría y la disolución de la URSS. Ahora vivimos una nueva guerra fría pero hay diferentes opiniones sobre eso. Personalmente pienso que la que vivimos ahora es diferente de aquella que sucedió entre dos polos: la URSS y EU; misma que duró varias décadas. La situación es diferente, pues no es una pugna entre ideologías como el socialismo y capitalismo ni los polos son los mismos, pero se puede decir que ahora nosotros observamos la competencia entre sistemas, es decir, entre la democracia y el autoritarismo.

Si hablamos de la experiencia de Georgia, puedo decirles que soy de la tercera generación de georgianos que vivieron durante el socialismo en la URSS y pienso que estos 70 años de la experiencia soviética de Georgia y el pueblo georgiano no es fácil de comentar. Cuando comparo a los países de la ex URSS y los de Europa oriental y central como Polonia, que obtuvo la independencia en 1918, puedo ver la diferencia. La primera independencia georgiana existió sólo tres años. Rusia invadió mi país en 1921, empezando así la historia de la Georgia soviética dentro de un gran imperio totalitario que duraría setenta años.

Hubo beneficios positivos para Georgia pero, en general, y comparando con los países de la Unión Europea (UE), se puede decir que fue una experiencia muy difícil, sobre todo, por las condiciones que vivieron generaciones como la de mis abuelos y mis padres. Afortunadamente mi hijo nació en la Georgia democrática.

-¿Cuáles han sido los retos para Georgia desde la recuperación de su independencia, es decir, tras el colapso de la Unión Soviética?

Actualmente Georgia es un país que se desarrolla bastante bien. Tiene una economía de mercado muy abierta; liberal. En el mundo tiene el noveno lugar en la lista Doing business, del Banco Mundial. Nuestro país está considerado como un lugar donde los negocios se hacen fácilmente. Tiene un crecimiento anual de 5 por ciento, lo cual es un resultado muy positivo si lo comparamos con nuestros vecinos de la región. Durante la Guerra del 2008 con los rusos, la economía georgiana crecía a un ritmo de 12 por ciento y tenía esa perspectiva de seguir pero desafortunadamente, por la intervención militar de Rusia, la economía sufrió un choque muy fuerte y desde entonces el ritmo de desarrollo no ha sido el mismo.  Esperamos recuperar esa tendencia con un crecimiento más acelerado en años venideros.

Tenemos un gran desafío por delante, ya que el 20 por ciento de nuestro territorio está ocupado por Rusia, que tiene una presencia militar de 10 mil soldados y más de 3 mil oficiales de servicio especial que patrullan las líneas de ocupación. Tenemos el problema de personas desplazadas de estos territorios; suman más de 300 mil de ellas que están fuera de sus hogares, lo cual es considerable si se le compara con la población total que es de cuatro millones.

Para lograr el éxito en estos años difíciles, Georgia ha hecho todo lo posible para acercarse a la Unión Europea y tenemos un éxito en esta dirección, pues ya contamos con un acuerdo de asociación y un régimen de exención de visados. Desde el 28 de marzo de 2017, los ciudadanos georgianos pueden visitar los países europeos de la zona Schengen sin visa.

Aspiramos a ser parte del bloque europeo, por eso trabajamos en una agenda de reformas que tenemos que hacer no sólo en la dirección de instituciones democráticas sino en reformas económicas.