Tedi López Mills es una de las autoras mexicanas más polifacéticas. Se le reconoce oficialmente como poeta. Pero si fuera posible atribuirle un apelativo tan rico como su obra sería “escritora multimedia”. Su más reciente libro, de novelesco título, Lo que hicimos está publicado en una colección de poesía, pero, como siempre, Tedi (no un apodo cariñoso sino su nombre real, que honra a un tío norteamericano) nos demuestra que la literatura no tiene reglas ni límites.

“Hace dos años publiqué —dice Tedi— Mi caso Rimbaud, largo ensayo en forma de expedientes que incluye mi propia traducción de y al final tiene mi traducción de las Iluminaciones. De ahí fui entresacando frases, y cada uno de los textos que componen Lo que hicimos está escrito alrededor de algunas de esas frases que no se encuentran, como tales, en este diálogo con Rimbaud, ni tiene que ver con su vida”.

Seguidora de Pizanirk

La poesía novelística —¿épica?— de Tedi siempre tiene personajes… pero no como parte de un discurso poético, sino como en la narrativa, donde gozan de libre albedrío.

“Hay una señora —dice Tedi—, un yo y un, que en realidad es mi pareja: otra ficción a partir de las frases para nada se asemeja a las Iluminaciones, no tiene la lírica deslumbrante ni soy genial como Rimbaud lo que hago es realizar una especie de noveleta en torno a esas frases rimbaudinas”.

Lo que hicimos tiene una continuidad narrativa y posee capítulos independientes y los dos personajes “menores”, por llamarles de alguna manera, parecen objeto de una continua persecución.

“En el yo y el que se las arreglan para siempre ocultarse hay una historia erótica entre ellos en la escalera. Ciertamente, el lenguaje no es el de una novela, pero sí la fluidez de su narración, y hasta algo de puesta en escena. Yo diría que es prosa poética y también parodia de géneros o del empeño por clasificar la literatura —explica la también autora de los fantásticos libros El libro de las explicaciones (Premio de Narrativa Antonin Artud), ensayo, e Invención de un diario, que emula triunfalmente a uno de los grandes “raros” de la literatura, David Markson.

Comento con Tedi que su alto nivel de experimentación me remite inevitablemente a Alejandra Pizarnik.

“Soy una seguidora de Pizarnik —dice Tedi—. Como ella, tenía muy en cuenta lo que pasaba dentro de mí al instante de estar escribiendo por lo que está contextualizado en un ámbito que pasa de abstracto a surrealista. Si fuera posible explicar cada uno de los textos, habría explicaciones puntuales para cada uno”.

“Para los estudiosos de las Iluminaciones —sigue Tedi— era muy misterioso lo de «Madame» con los tres asteriscos, y se rompieron la cabeza pensando a qué se refería Rimbaud con instalar un piano en los Alpes. En 1945 dieron con una forma de la verdad, y es que la mamá de Rimbaud subió por la ventana un piano hasta el segundo piso. La primera aparición de la Señora es como la mamá de Rimbaud, y vuelve a aparecer como tal, pero luego cambia: es la que está regañándome e interfiriendo. La voz autoritaria, soto voce, que sabe lastimar”.

“No es una crítica a la sociedad que no quiera leer más libros —dice Tedi—; no me atrevería a hacer eso porque ¿para qué tendría que leer mis libros en particular? No creo que sea más respetado un escritor exitoso que un ingeniero exitoso, no tiene para nada un trasfondo sociológico, se dispersa en múltiples direcciones… y respecto a este rasgo emplearía como paragón a uno de mis escritores más amados, Apollinaire, cuyos versos se disparan y un primer verso no tiene relación con lo que dice al final, por ejemplo”.

Continuidad narrativa. Autora de muchas ideas literarias.

Tedi señala que existe un vínculo entre Lo que hicimos y su sorprendente libro anterior, La invención de un diario.

“Mi voz se quedó atorada —responde Tedi— en aquel libro; persisten la rispidez, la ironía y el desencanto que hay en La invención de un diario, y por emplear esa técnica que la academia denomina como «intertextualidad», es decir, crear una obra que tiene su origen en otra obra. Lo cierto es que en cada uno de mis libros existen imbricaciones importantes con otros autores, particularmente los que me encuentro leyendo al momento de escribir”.

Las peculiares ilustraciones con tinta china que acompañan este libro artesanal son de Alejandro Magallanes. “El diseño de este libro —dice Tedi— fue como una discusión. Él me dijo que había hecho dibujos mientras leía el libro, del mismo modo que yo tomé frases de las Iluminaciones de Rimbaud. No sé sin funcione o si algunos lectores los sentirá como una interrupción….” Interrumpo a Tedi para comentarle que yo lo experimenté como algo enigmático, y añade: “Esa idea me parece buenísima; crea una confusión que vale la pena”.

Nuevas obras

Tedi recién ha concluido un libro de tres ensayos, ensayos narrativos sobre la amistad, la pertenencia a un lugar y el miedo a irse, y está empezando un libro de poesía con pausas y entre comillas, en cuanto a la posibilidad de escribir una novela.

“Es un género —dice Tedi— que me es cercanísimo y me encantaría. Creo que siempre la voy a rozar escribiendo otras cosas, aproximándome a ella a través del ensayo o de la poesía. Igual escribo cuentos, pero no sé si me toque el privilegio  de escribir una novela. Tengo muchas ideas pero siempre se me disparan hacia otros lugares. Es algo aburrido ponerte a narrar, en comparación con el ensayo o la poesía, esa coherencia que es tan absolutamente respetable como es la novela, aunque podría escribir una novela de La invención de un diario. En este momento leo Respiración artificial, de Ricardo Piglia. ¡No sé ni lograría algo semejante!

Tedi López Mills nació en México en 1959 y Lo que hicimos fue publicado por la editorial Almadía en 2018.

@tintavioleta