Don Manuel Camacho Solís, amigo y maestro, me dejó innumerables lecciones sobre la política, la vida y la condición humana. De entre todas ellas, la de mayor huella es hacer de la objetividad una regla.
Estados Unidos le declaró la guerra comercial al mundo. Hace unas semanas, el presidente Trump eliminó la excepción a México, Canadá y la Unión Europea de aranceles al aluminio y el acero, con lo que desató no solo una guerra comercial global, sino un regreso de 40 años en el comercio internacional.
Hoy, la pregunta obligada es: ¿cómo debe responder México? La asimetría entre las economías y la potencia entre las naciones es tan grande que una acción aislada no tendrá un impacto suficiente para cambiar la correlación de fuerzas.
La respuesta más viable en este momento es entender que la agresión de Trump no es específica en contra de México; fue en contra de todo el mundo que realiza acciones comerciales con Estados Unidos. A partir de eso, se debe construir una posición global y un debate internacional en beneficio del comercio libre y justo.
México debe convocar y ser sede de una cumbre global para la defensa del comercio justo y libre, así como liderar las acciones de respuesta con diferentes naciones, además de alinear los litigios internacionales sancionatorios; pero, sobre todo, crear conciencia global respecto a lo dañino y peligroso que resultan, para la estabilidad y prosperidad mundial, acciones como las emprendidas por Trump.
Los ejemplos en la historia son muchos, pero el más reciente es el de Winston Churchill, cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, las posibilidades del mermado imperio británico para vencer a Hitler se antojaban imposibles, hubo necesidad de recurrir a un diálogo entre dispares y disparejos.
La apuesta por la diplomacia y la conjunción de intereses comunes es la única y mejor la manera de organización, pensar de manera conservadora y ortodoxa nos llevará al caos.
Donald Trump no solo empantana las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, sino que declara una guerra comercial al mundo. Su postura afecta el crecimiento económico mundial al deteriorar la cooperación entre los países ante una visión de dominio.
México puede salir bien librado de esta guerra comercial, pero debemos convocar a una cumbre global para debatir la prosperidad y la estabilidad del comercio mundial.
Senador de la República

