Las encuestas, ya se sabe, sirven lo mismo para un barrido que para un fregado y generalmente más para lo segundo. Bien hechas, con una amplia base de consultas directas, sobre todo en domicilio, pueden arrojar resultados confiables y orientadores, en el entendido de que su capacidad profética está limitada por los cambios de humor o preferencia.

Lamentablemente, no todas las encuestas se realizan con el mismo rigor profesional ni todos los encuestadores se manejan con la seriedad y honestidad deseables. Hoy, en el ramo de la demoscopia existen empresas poco respetables, dedicadas a la elaboración de trajes sobre medida, pues ofrecen no resultados de encuestas —pues no las realizan—, sino meras invenciones al gusto de quien las paga.

Ese puede ser el caso de Pop Research, S. A. de C. V., que ofreció unos datos que el equipo de campaña de Mikel Arreola dio por buenos y los publicó a página entera en un diario capitalino. Según la cuestionable fuente, el candidato no priista del PRI ya superó a Alejandra Barrales en intención de voto, pues dice contar con 27 por ciento frente a 22 por ciento de la abanderada del PAN-PRD.

A Claudia Sheinbaum se adjudica 38.6 por ciento de la intención de voto, casi doce puntos arriba de Arreola y casi 17 de Barrales, mientras que la bisutería marcha muy atrás, con 2.5 por ciento de intención de voto para Mariana Boy, 1.3 para Marco Rascón y uno por ciento para Lorena Osornio. La candidata del Panal, Purificación Carpinteyro, no figura en el recuento. Hasta ahí las cuentas alegres de Mikel y Pop Research.

El mismo día que se publicó en Reforma la presunta encuesta antes mencionada, en el mismo diario y con resultados muy distintos aparecieron los datos que arrojó el muestreo realizado por el propio periódico y Grupo Radio Centro, empresas conocidas y reconocidas.

En este sondeo realizado a mil “credencializados”, Claudia Sheibaum aparece con 54 por ciento de expectativas de voto contra 25 por ciento de Barrales y apenas 13 por ciento de Arreola. El resto, ocho por ciento, se lo reparten los demás candidatos.

Como se puede ver, el candidato del PRI, quien ha defendido con admirable tenacidad los principios y prejuicios del PAN, está 12 puntos debajo de Barrales y lejos, lejísimos de la inalcanzable representante del Morena. La conclusión obvia es que el Instituto Nacional Electoral debería tomar cartas en el asunto, pero es mucho pedir, cuando ni siquiera puede garantizar el empleo del Zócalo a los diferentes partidos y candidatos.