La forma en que un grupo juega en equipo determina su éxito. Es posible que tengas el mayor grupo de estrellas individuales en el mundo, pero si no juegan juntos, el club no va a ser digno de una moneda de diez centavos. Babe Ruth

El triunfo de la Selección Mexicana de Futbol ante Alemania, en Rusia, fue algo que casi nadie se esperaba. Incluso sirvió para hacer analogías con el proceso electoral en nuestro país. Todas las encuestas indicaban que era imposible ganarle al campeón del orbe.

Según los datos estadísticos, México se ha enfrentado a Alemania en los Mundiales cuatro veces: En 1978, en Argentina, nuestro seleccionado cayó abatido seis goles a cero en la primera ronda. En 1986 en nuestro país —todos recordarán el famoso Pique— llegamos hasta cuartos de final, en tiempos ordinario y extras empatamos a cero goles, fue en los penales —que traen muy malos recuerdos— donde los teutones nos hicieron morder el polvo ganándonos cuatro goles a uno.

Pasaron ocho años, 1998 en el Mundial de Francia, ahí fuimos eliminados en octavos de final, dos a uno fue el resultado. Tres partidos, tres derrotas, que generaron en el ánimo de los jugadores y de los aficionados una especie de convicción de que ganarle a los alemanes era imposible. Incluso los comentaristas en sus crónicas deportivas señalaban el temor con el que los seleccionados tricolores se desempeñaban en la cancha. Incluso quizá las derrotas en el terreno de juego ya se habían dado en la mentalidad de nuestro equipo.

Pero, a pesar de las adversidades, desánimo, opinión pública en contra y todas las expectativas de derrota, lo inesperado llegó, nuestro equipo representativo en Rusia 2018 nos sorprendió con el juego bonito —como decía Pele— que los muchachos estaban realizando en la cancha, con total entrega y pasión.

Vimos un auténtico equipo, que jugó de frente, al tú por tú. Con fuerza, con inteligencia logró desestabilizar la defensiva y ofensiva del equipo alemán. Llegó el gol y con este el primer triunfo de México ante Alemania. El campeón mundial, el equipo invencible, al que todos daban por triunfador, sucumbía ante la Verde, la que horas antes parecía que no podría hacer la hazaña, superó y venció a uno de los mejores del planeta.

La realidad cambió, logramos hacer posible lo que parecía imposible. De aquí surgen varias enseñanzas. A pesar de la adversidad y la derrota, nunca debemos darnos por vencidos, el triunfo tarde o temprano llega. El pasado no determina nuestro presente, si así lo decidimos y damos lo mejor de nosotros para tener un mejor futuro. Si trabajamos en equipo, siempre nos va a ir mejor; nunca debemos derrotarnos antes de que la competencia empiece. El triunfo o la derrota dependen de ti, no hay nada preconfigurado. Si estas enseñanzas las aplicamos en nuestra vida personal, social, seremos mejores personas, y tendremos un mejor futuro como país.

@perezcuevasmx

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