Los goles sufridos acechan, siempre. Uno no recuerda los que salvó, sino los que le metieron. El arquero que no tenga ese tormento interno, no tiene futuro.

Lev Yashin

Lev Ivánovich Yashin nació el 22 de octubre de 1929 en Moscú y fallece a los 60 años en la misma ciudad el 20 de marzo de 1990 a causa del cáncer, su carrera deportiva la emprende con el deporte de Hockey sobre hielo, formaba parte del equipo de la fábrica de herramientas en la que trabajó durante la Segunda Guerra Mundial. Con tan sólo 17 años iniciaría esa labor remplazando al portero titular, así comienza su trayectoria deportiva. Yashin obtendría una oportunidad en el año de 1949; ahí emprendería su indiscutible carrera, ingresó al Futbol Club Dinamo de Moscú y ministerio de seguridad soviéticos se acentuó conquistando 5 ligas rusas y tres copas. Su fama era conocida por portar colores oscuros, Yashin daba la impresión de tener ocho brazos para atrapar el balón, un arquero completo de una gran envergadura, un hombre ágil y seguro de sí mismo cuidaba su portería con garbo para el ámbito futbolístico, periodistas deportivos expresaban que su arco era “impenetrable” hoy, en la historia del mundo futbolístico de Rusia es el único guardameta que ha conseguido el Balón de Oro por la France Footbal en el año de 1963, campeón en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956 y la Eurocopa en el año 1960 el mejor guardameta del siglo XX, galardonado con la Orden Olímpica por el Comité Olímpico Internacional entre otros destacados reconocimientos internacionales. Participó en cuatro mundiales con su selección: Suecia 1958 llegando a cuartos de final y el más destacado jugador de su escuadra la Unión Soviética, Chile 1962 nuevamente cuartos de final, Inglaterra 1966 llegando a semifinales y México 1970 cuartos de final.

La Araña Negra está grabada en aquella Unión Soviética qué no debe olvidar la actual Rusia de este siglo XXI. Dio su entrega con talante al cuidar sus tres palos jugando 326 partidos de los cuales 270 terminaron a cero goles; atajó 150 penales en toda su carrera.

Lev Ivánovich en esos 90 minutos de juego se concentraba con una entrega total como expresaba otro gran guardameta, me refiero a Ubaldo Matildo Fillol “Discreción es mi nombre, Cautela es mi apellido” el rol de un portero lo identificamos por su intercepción del balón al resguardar su portería, siendo esta la última línea de protección en el campo.

Sí, aguzar los sentidos, reflejos, un gol obedece a un viaje con pericia y rapidez. El guardameta en un santiamén debe resguardar el alcance total de la meta, asimismo debe ser perceptivo, rápido y lo más importante saber reaccionar vertiginosamente alrededor de 170 ms que se encuentra la velocidad al volar un balón tomando en cuenta un tiro penal que su promedio es de 125 km/h es aquí su total concentración de reacción del arquero porque la apreciación en alcanzar a la red es de 0.2s a 0.3s de no haber contacto previo. Yashin con esos brazos enormes cambió reglas, hizo la diferencia en un tiempo inimaginable de la que fuera la Unión Soviética y por supuesto a nivel mundial donde el futbol no era tan sólo una diversión, o el gran fenómeno social de nuestros tiempos y de enormes ganancias. Era asombroso ver al cancerbero que no permanecía en su área esperando a que llegara el balón, sólo él rompía sus esquemas y daba alegrías intensas. Dice Vladimir Ponomaryov “Lev Yashin fue el hombre que cambió por completo y para siempre lo que significaba ser portero”. Sabemos en el lenguaje del futbol que el papel del portero es el más ingrato, una sentencia que si fallas por no atajar un balón ese gol hace la enorme diferencia y la historia de ese juego, comentó Yashin en una entrevista tiempo atrás “Y, sin embargo, los errores de los jugadores que actúan delante se olvidan rápidamente; estos jugadores pueden fallar rotundamente ante el gol: se les perdona todo si marcan uno solo. Nosotros podemos hacer milagros salvando innumerables goles y un solo fallo basta…”.

Lev Ivánovich Yashin no era un hombre supersticioso pero siempre llevaba en su maleta una gorra de portero que colocaba en un rincón de la red, decía que le daba seguridad.

Además por su juego grandilocuente manifestaba su disciplina acompañada de una acción racional. Tuvo deseos de jugar la posición de delantero, anhelo que no se cumpliera pero no fue un obstáculo para aplaudirlo a nivel mundial. Su ímpetu de hacer bien las cosas en un país como lo fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en tiempos claroscuros trascendió fronteras, afirmaba a sus seguidores con una efusividad lo que significaba ser portero “La felicidad de ver a Yuri Gagarin volando hacia el espacio sólo puede ser superada por la felicidad producida tras para un penalti”.

En el futbol cada arquero tiene un temple que los dista y en los años 50, 60 la “Araña Negra” tejió con su estilo propio una forma novedosa y asombrosa de atajar balones gracias a sus dones de reflejos que culminaban en atajadas extraordinarias que el aficionado y contrincantes no podían perder su sombra negra en los tres palos magistralmente.