Por J. M. Servín

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]M[/su_dropcap]ientras México entona el “Cielito lindo” en el Mundial en Rusia, la BBC de Londres produce otra entretenida serie de ficción: McMafia. Basada en McMafia, el crimen sin fronteras (Ediciones Destino, 2008), de Misha Glenny; un reportaje de investigación ampliamente documentado sobre los entretelones de la mafia rusa (Bratvá) y sus expansión en Inglaterra, Israel, los Balcanes, China, España, la India y otros países asiáticos y del Medio Oriente.

La serie de ocho episodios, en su primer temporada, gira en torno a las actividades de Alex Godman, un junior millonario hijo de padres rusos mafiosos expatriados en Londres. Alex, un flemático banquero, trata de escapar de la sombra de su pasado, construyendo su propio negocio de fondos legítimos de inversión bancaria al tiempo que inicia una insípida vida marital con su novia Rebecca. Pero a Alex le matan a su tío querido en una vendetta a domicilio donde aquél escapa de milagro de los sicarios rusos encubiertos como empresarios; el pariente es tan de fiar como un juez mexicano, pero este asesinato provoca que el pasado de la familia vuelva para recordarles quienes son y dónde vienen. Alex decide vengar la muerte del tío y se ve arrastrado al inframundo mafioso que lo obliga a confrontar sus valores para proteger a quienes ama. Alex es demasiado calculador y ambicioso como para que lo detengan sus sentimientos filiales y poco a poco comienza a involucrarse con una red difusa y diversa de traficantes de droga, armas, mujeres y lavadores de dinero. Su agenda viajera abarca los centros financieros del Nuevo Orden Mundial impuesto por el crimen globalizado: Dubái, Jerusalén, Bombay, Islas Caimán, Praga y algunos otros países de Europa del Este surgidos luego de la Perestroika que dio fin a la Unión Soviética. Como es de esperarse, en esta primer temporada, México tiene una presencia protagónica a través de dos empresarios de la droga viperinos y marrulleros que al igual que el resto de los involucrados en los negocios más redituables hoy en día, han tomado como lugar de residencia mansiones, clubes privados exclusivos y centros financieros de todo el mundo. Los mexicanos están dispuestos a sacar del negocio a sus comparsas rusos e israelíes con la ayuda del impasible Alex.

Uno de los fenómenos más interesantes de la caída de la Unión Soviética fue el surgimiento de una mafia poderosa cuyo modelo operativo se ha instalado prácticamente en todo el mundo. El comunismo ruso pasó a ser un capitalismo que fagocitó a su pueblo y enriqueció a los mejor situados. Los antiguos mandatarios del Partido comenzaron a liberar todas las empresas nacionales, la economía pasó de un estado de opresión al libre mercado y en este ambiente de corrupción necesitaron a especialistas en este ámbito, y quien mejor que los antiguos vory, añeja dinastía mafiosa a la que Stalin había prometido su excarcelamiento si luchaba de parte del ejército rojo durante la Segunda Guerra. Pero el dictador no cumplió su palabra y regresó a los vory a los gulags, donde durante décadas sostuvieron sanguinarios combates contra miembros de su propio clan que los consideraban traidores. Fue cuestión de tiempo para que resurgieran estos criminales que se creían extintos o muertos, pero ahora transformados en millennials que estudiaron en Harvard y en Oxford, como lo señala el autor de McMafia, A Journey Through the Global Criminal Underworld. El auténtico precursor de la expansión del crimen global fue Giulio Andreotti, el político mafioso por excelencia. Nadie mejor que él personifica ese maridaje entre el poder y la Cosa Nostra siciliana en los años 70. Una década después, Ronald Reagan y Margaret Thatcher dieron carta blanca al flujo libre de capitales y el fenómeno se globalizó. La caída del muro de Berlín provocó una tierra de nadie en Rusia y en las ex repúblicas soviéticas, y ése fue el impulso definitivo de la McMafia. La siguiente oleada serían los cárteles de Colombia, que buscaron nuevos mercados en Europa en los años 90. Hoy en día, Londres se ha convertido en el campo de batalla de los oligarcas mafiosos rusos. Es su base de operaciones e influyeron en las votaciones por el Brexit. Rusia es el país con más multimillonarios en el mundo. Sólo en el distrito de Westminster hay 10.000 pisos y mansiones a nombre de compañías offshore y de cuyos propietarios se desconoce su identidad.

McMafia tiene un ritmo de tensión contenida donde en un principio parece una historia de familia común a estas sagas mafiosas. Sin embargo, el verismo y la crudeza de los acontecimientos narrados la acercan de pronto a un trepidante documental sobre las redes de corrupción mundiales que involucran a políticos, policías, banqueros, mafiosos y empresarios. Alrededor del 20 por ciento del PIB mundial proviene de negocios ilícitos. Sin proponérnoslo, estamos a expensas de las decisiones de grandes grupos financieros encargados de lavar el dinero de los carteles criminales.

Como una gran parábola del tema, McMafia tiene un millonario presupuesto en libras para cada uno de sus episodios rodados en Dubái, Praga, Londres, Bombay, Estambul y Jerusalén. El flujo del gran dinero a través de claves bancarias, “hackeos” y clicks al ratón de una computadora.

El lujo faraónico de los nuevos amos del mundo está teñido de asesinatos a sangre fría, ecocidios, extorsiones y sufrimiento de miles de personas inocentes traficadas como mercancías. La enorme franja entre ricos y pobres queda expuesta bajo la engañosa apariencia de inversiones inmobiliarias espectaculares y consumo ostentoso. 

Armani, Versace y Dom Pérignon dictan la moda que ha vuelto glamorosa a la despiadada mafia mundial.

>McMafia, miniserie con 8 episodios creada y dirigida por James Watkins y Hossein Amini para la BBC de Londres. 2018.>
>Actúan: James Norton, Aleksey Serebryakov, Mariya Shukshina, Faye Marsay, David Dencik, Juliet Rylance, David Strathairn, Merab Ninidze.