Cuando las circunstancias cambian,
yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?
John Maynard Keynes
En 1989 desapareció la Unión Soviética, y nació, con menos repúblicas, la Federación de Rusia, pero aun así como uno de los países más grandes del mundo. El socialismo real, el comunismo que rigió desde la Revolución de Octubre de 1917, había sido derrotado.
Y muchos en Occidente celebraron esa derrota. La creyeron definitiva, tan definitiva que hubo quien escribió que había llegado el fin de las ideologías.
Para quienes vivieron esa caída de la URSS, al ver la actual Rusia, la Rusia gobernada durante casi todo el siglo XXI por Vladimir Putin, bien podrían pensar que los rusos han caminado en círculos, que han cumplido con el principio del duque de Lampedusa, “que todo cambie para que todo siga igual”.
Sobre todo, los más desconcertados con los anticomunistas acérrimos, porque han visto cómo los rusos han optado por un gobierno que es lo más parecido a aquel bajo el cual vivieron durante más de ochenta años.
Aquí, en México, donde estamos a 28 días de la elección presidencial, hemos vivido una etapa muy agitada, una etapa en la cual las más disímbolas fuerzas de la sociedad, económicas, políticas y sociales han desahogado su antipriismo y con ellos han contribuido a que Morena esté más cerca que nunca de la Presidencia de la República y podrían llevarse una sorpresa.
Muchas lúcidas inteligencias han sido nubladas por el odio y el desprecio que les ha merecido el PRI, lo que fue, lo que ha significado y hasta lo que hizo o dejó de hacer.
Todas esas lúcidas inteligencias han compartido el objetivo común, una suerte de déjà vu de 2000, “saquemos al PRI” de Los Pinos.
Algunos hasta ahora, con la elección tan cerca, se han empezado a inquietar. Los más inteligentes empiezan a concluir que existe la posibilidad de que hayan cometido un error.
Han descubierto que Morena es más que un partido, como ha dicho su fundador, es un amplísimo paraguas, bajo el cual caben “todos los de buena voluntad”.
Podrían llevarse la desagradable sorpresa de que un gobierno de Morena replique lo que fueron los gobiernos del PRI, de aquel PRI hegemónico que tanto desprecian.
Justicia divina, dirían los del PES.
jfonseca@cafepolitico.com



