La bandera del arco iris se apunta una victoria. Este martes, una pareja gay ganó un caso tras cinco años de lucha. El rumano Adrian Coman y el estadounidense Claibourn Hamilton, quienes se conocieron en 2002 por internet y ocho años después contrajeron matrimonio en Bruselas, lograron que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considerara a éste último como cónyuge, situación que ahora le permite permanecer en cualquiera de los veintiocho países del bloque europeo.

La pesadilla para ellos terminó tras varios años de juicio, en los cuales reclamaban el derecho de permanencia regional como pareja, aspecto que no todos los países aceptan, sobre todo aquellos que no han reconocido el matrimonio gay. Hasta antes de esta decisión Claibourn no podía permanecer con su pareja en Rumania, porque en ese país sólo se considera como tal a la unión de hombre y mujer, por lo tanto quedaba en situación de “extracomunitario”, lo que sólo le permitía permanecer tres meses como cualquier otro turista.

La vida de ambos llegó a conflictuarse por las constantes movilizaciones que tenían que hacer. Ambos decidieron mudarse a Nueva York, pero antes de irse de Rumania interpusieron un juicio para exigir el derecho de permanencia, argumentando discriminación a los matrimonios homosexuales.

La corte rumana decidió turnar la demanda al Tribunal eurocomunitario para conocer su sentencia, misma que fue aprobatoria para la pareja, la cual ahora podrá residir como esposos sin mayor problema no sólo en Rumania, sino en los otros 27 países que conforman la también llamada “La Casa”.

“Por fin somos una familia. Estaba nervioso pero optimista. ¡Vivimos en 2018!”, dijo Coman al diario El País, poco después de conocer el veredicto. Ahora se han convertido en un símbolo de la guerra por los derechos homosexuales y la igualdad, pues a partir de su victoria, los matrimonios gay tendrán los mismos derechos de residencia en la UE que los heterosexuales, incluso en los países donde este tipo de uniones no sean legales.