Integrada por películas, obras plásticas (fotografías, dibujos y música inéditos en España) y distintas colaboraciones artísticas (William Burroughs, William Eggleston, Bruce Weber, David Bowie), llega a La Casa Encendida, en Madrid,  la muestra retrospectiva Gus Van Sant, un proyecto que sumerge al visitante en el universo de este director de culto, emblema del cine anticonformista y radical.

La muestra no solo trata de aproximarse a la figura del cineasta a través de su filmografía, en la que se incluyen sus filmaciones más experimentales en las que evoca a su ciudad de adopción Portland y en las que ya muestra algunas de las principales influencias que moldearon su estética entre otros, la generación beat y el escritor estadounidense William S. Burroughs, sino también mediante una extensa selección de sus fotografías Polaroid tomadas durante las sesiones de casting de sus primeras películas (cientos de actores, escritores y personas anónimas posaron para su cámara).

Incluso después de haber abandonado su Polaroid a finales de la década de 1990, el realizador siguió haciendo fotografías, especialmente para revistas de moda y diferentes bandas de rock. Ya que la música y el arte, han sido dos grandes elementos fundamentales dentro de su importante universo, pues asegura Van Sant, en entrevista para la revista El Cultural, que en el caso del arte, es una disciplina que se frustro en principio, cuando intento introducirse en el quehacer pictórico, sin embargo, se transformó en la pauta para abrir las puertas en otros planes: “ Si pintabas podías ser director de cine o quizás montar una banda como Talking Heads, que eran mis compañeros de clase. Nos dimos cuenta de que la pintura era una disciplina del pasado y que había que abrirse a otras ideas. El cine era algo de nuestra época y me lancé a ello”.

Recordó que su interés por el séptimo arte en realidad fue antes de estudiar pintura, ya que a sus 16 años y con su primer cámara realizo pequeños experimentos basados en la influencia como Andy Warhol, Ron Rice y Jonas Mekas, creadores que en algún momento había fusionado la pintura con las artes visuales.


“Me decidí entonces por hacer dos carreras, pintura y cine, pero al llegar al departamento de cine una persona muy persuasiva me convenció de que era imposible. Me dijo: ‘Aquí solo comemos, dormimos y soñamos con películas’. Y abandoné la carrera de pintura para comprometerme con el cine”.

Creador hoy de pintura sólo ocasional o por entretenimiento, Van Sant, aseguró que con los años se ha dado cuenta que la pintura no esta conectada con el cine, a decir del autor de filmes como Stroszek y Julien Donkey-Boy, la composición cinematográfica está relacionada principalmente con el movimiento y eso la distancia de la pintura y de la fotografía.

“Considero que soy fotógrafo, pero uno no muy bueno. En la exposición hay una serie de fotografías que hice del grupo de música Hanson para una revista. Estuve con ellos durante cuatro días en Nueva York y en Los Ángeles y creo que son fotografías bastante buenas, pero es lo máximo que puedo dar”.

La muestra Gus Van Sant, ofrece un recorrido por la historia del artista y director, por la americana posmoderna (pospop, post Nuevo Hollywood, posmilitante), provocando asombro a sus complejas estructuras narrativas, igual que sus cambios de tonalidad que se producen en un cine disonante donde la melancolía y el humor nunca son concebidos como opuestos.

Paralelamente a esta exposición, durante el mes de junio, la Filmoteca Española Cine Doré de Madrid desarrollará un programa dedicado a toda la filmografía de Gus Van Sant.