Daniel Ávila Ruiz

La reunión del Grupo de los Siete (G-7) es una de las cumbres más importantes a nivel internacional, ya que los mandatarios de las potencias mundiales dialogan de diferentes problemas y retos que existen en todas las latitudes. En la última edición -celebrada en Montreal, Canadá- fueron evidentes las diferencias del presidente estadounidense Donald Trump con los mandatarios de Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá y Reino Unido. Dichos desacuerdos provocan falta de cooperación entre países, además de afectar a terceras naciones que deben ajustar sus políticas internacionales a las nuevas tendencias.

En el caso de México, estos posicionamientos nos afectan debido a que la mayoría de las relaciones exteriores que nuestra nación desarrolla es con Estados Unidos. Sin embargo, también las otras seis naciones son amigos e importantes socios comerciales, por lo que la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) deberá coordinar esfuerzos a fin de que las divisiones del G-7 no impacten negativamente en la gestión de los asuntos internacionales de nuestro país.

Por su situación geopolítica México puede ser pieza clave para colaborar con soluciones a los desacuerdos del G-7. Si bien existe la posibilidad de que el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) sea cancelado por parte de Estados Unidos, la colaboración con Canadá puede solventar las limitaciones impuestas por el Presidente Donald Trump, entre ellas, el cobro de aranceles a los productos mexicanos de exportación.

Un comentario inaceptable que el mandatario norteamericano expresó fue contra la migración mexicana. El desprecio a los inmigrantes así como la comparación realizada por Trump frente al ministro japonés Shinzo Abe muestran la intolerancia del gobierno norteamericano. Tal como lo señaló el mandatario francés Emmanuel Macron, nadie es indispensable y las economías sumadas del resto de los seis países superan el volumen logrado por los estadounidenses.

La última reunión del G-7 hace visible que no hay consensos entre los principales dirigentes mundiales. En este sentido, se puede generar un entorno de incertidumbre en la política internacional, aunque también es evidente la preocupación del ejecutivo estadounidense por defender las promesas de campaña que lo llevaron a la Casa Blanca.

Aunque pareciera estar fuera del contexto internacional, estos posicionamientos son parte de la estrategia para obtener el control del Congreso para el periodo 2018-2020 y con esto pensar en la reelección. Por ello, las críticas a los mexicanos o intimidar a los mandatarios internacionales puede ser redituable para un segmento del electorado americano. Sin embargo, Estados Unidos debe apostar por la inclusión de sus minorías internas, así como la apertura internacional a fin de fortalecer su economía y tal como decía el lema de campaña “hacer grande a América otra vez”.

Ante un próximo cambio de administración pública, los mexicanos no debemos perder de vista la importancia de las relaciones exteriores -en especial con los países integrantes del G-7-, debido a que la única forma de desarrollo es fortalecer el intercambio cultural y comercial con todas las naciones del orbe, lo que abrirá oportunidades de mercado, vinculación y crecimiento a las empresas y productores nacionales.

El autor es secretario de la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico

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