Los campos de concentración nazis eran conocidos como fábricas de la muerte. Según muchos escritores, su objetivo era la exterminación de gente considerada como enemiga del Estado, que iban desde cuestiones religiosas o económicas como los judíos o masones, hasta raciales como los gitanos o población negra, de género como los homosexuales y hasta de orden político como los comunistas e intelectuales.
En repetidas ocasiones se ha caracterizado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como un gobernante que recurre a este tipo de medidas para controlar la migración, un factor que considera como una necesidad en materia de seguridad nacional.
A mediados de junio, adoptó medidas inhumanas para tratar de frenar el flujo migratorio como la deportación casi inmediata, la separación de los menores y sus padres y la retención de los migrantes en un sistema de albergues. Se habla de al menos 2 mil 300 niños separados de 2 mil 200 padres bajo la política de “tolerancia cero” de la Casa Blanca.
En muchos casos, se ha descuidado a un número incierto de menores al grado que se habla de que ni las propias autoridades saben bien dónde se encuentran y, por lo tanto, será un problema reunirlos con sus familias, sobre todo, ahora que un juez de San Diego ordenó revocar ese tipo de medidas consideradas anticonstitucionales.
Daño al pueblo estadunidense
Para analistas políticos como Hugo Rodríguez Barroso, autor del libro Diseccionando a Trump, el gobernante norteamericano utiliza el tema de la migración como un trampolín a su reelección atrayendo el apoyo de votantes ingenuos e ignorantes que ven en él una solución absurda a la recuperación económica del país.
Rodríguez Barroso, quien fue la primera persona en presentar una denuncia contra Trump ante la ONU, afirma que el magnate inmobiliario es un individuo con patologías psicológicas que no duda en adoptar medidas neonazis para presionar y lograr lo que quiere. Esta es la entrevista que concedió a Siempre! vía correo electrónico.
¿Qué motivó a Trump el endurecimiento de medidas contra la migración?
Trump tomó el tema de la migración como su principal bandera de campaña debido a que: 1) es incapaz de identificar los verdaderos problemas que afectan a su país en el ámbito económico y por lo tanto confunde los efectos y las causas de aquellos; 2) guarda una animadversión hacia nuestro país por cuestiones personales (el caso de aquel juicio que perdió ante 190 personas que lo demandaron por 7.5 millones de dólares, debido al fracaso de uno de sus desarrollos inmobiliarios en la Ciudad de Tijuana); 3) el tema de la migración ha resultado atractivo para los republicanos que buscan ganarse la simpatía de una población de votantes ignorante, de raza blanca, que en su mayoría no se graduaron de la preparatoria; de más de 40 años de edad, que tienen un ingreso anual promedio de 42 mil dólares al año; y 4) ante el hecho de que no existen soluciones fáciles, rápidas y efectivas para mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población estadunidense, que se encuentra en franco retroceso económico y en varios casos en tránsito hacia la franja de pobreza.
Lo único que los políticos pueden ofrecer es combatir la migración que apela a los instintos de odio que tienen escondidos. Lo que vemos ahora no es otra cosa que la materialización de sus promesas de campaña —en realidad amenazas— entendiendo que Trump está seguro, al nivel de su intelecto, que eso lo convertirá en un buen gobernante. No se aboca a la solución de problemas estructurales porque no los comprende, además de que su personalidad es básicamente destructiva —si deseamos analizar la dinámica en que opera su mente, habría que remitirnos a estudios de psicología que se han realizado por diversos autores.
¿Cómo considera las medidas de Trump como el de separar a los niños de sus padres y llevar la migración a un nivel de tolerancia cero?
Son medidas que afectan en lo inmediato a nuestros migrantes mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos, debido a la violación sistemática de sus derechos humanos. Nosotros lo hemos denunciado una y otra vez, pero las autoridades estadounidenses, de México y del orden internacional no han mostrado interés en encontrar, de común acuerdo, las soluciones adecuadas.
Pero vayamos más allá. Estas medidas afectarán de manera importante al pueblo estadunidense. Incluso en términos económicos, los afectará con mayor fuerza a ellos, pues la estructura de costos de su economía, se controla gracias a los trabajadores mexicanos: que quede claro, existe una enorme dependencia de esa economía respecto de la mano de obra mexicana en muchas industrias. Es decir, gracias a nuestros mexicanos, se contienen los salarios en el mercado laboral y se evita el incremento inflacionario en bienes y servicios de todo tipo. Nuestros mexicanos representan 13.7 por ciento de la fuerza laboral de ese país —casi 15 por ciento de la población económicamente activa.
Hace dos años, en mayo de 2016, tuve la oportunidad de publicar un libro bajo el título Diseccionando a Trump, que precisamente establecía en el capítulo I, el impacto económico que ocasionarían las dos principales variables que planteaba Trump como solución a los problemas de Estados Unidos: el remover la mano de obra mexicana del mercado laboral estadunidense y la terminación anticipada del TLCAN. En ambos casos, los más afectados serán los estadunidenses y su economía.
Así el impacto en las manufacturas sería de 0.99 por ciento, en el sector educativo de 1.07 por ciento; en servicios profesionales, científicos y técnicos 1.16 por ciento; en el manejo de residuos y servicios de saneamiento 1.47, en la construcción 2.30, en transportación y almacenaje 2.34, en servicios 3.26, en hospedaje y alimentación 3.61, entretenimiento y recreación 4.11, salud 5.10 y en administración 8.23 por ciento.
Es conveniente apuntar que, en la Unión Americana, las empresas se manejan con márgenes financieros del 4 por ciento y utilidades de 10 a15 por ciento, por lo que un incremento de 1 por ciento en alguno de los sectores citados sería considerable. Lo anterior tendría un efecto en los precios al consumidor, por lo que el poder adquisitivo de la población de Estados Unidos se vería afectado.
La ONU no existe más
Se dice que las autoridades han estado recurriendo a medidas poco humanitarias como dopar a los niños para controlarlos, además de que también se han reportado algunos desaparecidos, ¿qué opina?
No estoy enterado de que eso venga sucediendo pero el hecho de separar a los niños de sus padres es ya un acto neonazi que demuestra el nivel de irracionalidad, deshumanización y tiranía del gobierno de Trump. Sin duda que Trump es el nuevo Hitler del siglo XXI y por eso este individuo es capaz de ello y de más —no por mencionar que pareciera que entre sus patologías psicológicas, el sentirse ninguneado, como sucedió ante la negativa del gobierno mexicano de pagar por la construcción del muro, brota un ingrediente adicional de toxicidad en su procesamiento mental.
Lo que me parece de enorme gravedad, sin embargo, es que ante los hechos que venimos constatando, queda comprobado que no existe un orden internacional vigente —así lo señalamos desde el año 2006—. La ONU se convirtió en una instancia burocrática internacional, que vive de generar promesas y de esconder la cara cuando se trata de sancionar a las grandes potencias (desde luego por un tema de pago de contribuciones de esos países).
La ONU de hecho fue creada el 26 de junio de 1945 para evitar el surgimiento de una tercera guerra mundial con las características de las dos primeras y no para enfrentar los desafíos actuales que estamos viviendo. Pero aún más, en el campo de los conflictos entre naciones, la ONU atestiguó hasta el año de 2006 la existencia de 156 guerras, mientras que por el mismo periodo inmediato anterior a su creación, se vivieron 84 guerras —prácticamente el doble bajo la influencia de la ONU— y no siendo suficiente, durante el mismo periodo de vida de dicha organización se presentaron 18.6 por ciento de todas las guerras de la historia universal —lo que ha ocurrido en 1.33 por ciento de la suma de años de la civilización humana.
Cuando aseguro que la ONU ha fallado en el ámbito de la defensa de los derechos humanos, lo digo no solo por la forma pasiva en que tal organización se viene manejando con el tema de los menores migrantes que han sido separados de sus padres, sino porque desde que el Sr. Trump comenzó con sus amenazas, no tuvieron la ética ni valor para hacer un pronunciamiento, para establecer límites a la retórica, ni menos aún para encararlo. Lo anterior lo demuestro con el hecho de que el 31 de mayo de 2016, yo mismo presenté la primera denuncia en contra del Sr. Trump ante la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, por violación a 11 artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y hasta la fecha no he recibido ninguna respuesta de ese comisionado (en cambio su oficina de representación en México expresó que únicamente les interesan los casos relacionados con las desapariciones forzadas —como si ello les garantizara algún ingreso económico proveniente de una mecánica de chantaje a gobiernos incompetentes).
De facto, la ONU no existe más, sino solo en el imaginario colectivo internacional y como entidad generadora de sueldos para una clase burocrática internacional ineficiente y apoltronada en las comodidades económicas de las grandes ciudades del mundo. Son una vergüenza.
Los migrantes están solos
¿Qué impacto tendrá el retiro de Estados Unidos del Comité de Derechos Humanos de la ONU para la migración?
Como lo comenté anteriormente, el orden internacional está fracturado: para efectos prácticos nunca ha existido cuando se trata de juzgar los actos de Estados Unidos. Por ende es infructuosa la discusión sobre el escenario del retiro de Estados Unidos. Ellos han estado presentes cuando les conviene acusar, pero no lo están cuando deben ser sancionados. Es más, Estados Unidos nunca ha acatado resolución alguna ni se ha sometido a jurisdicción internacional alguna.
Lo que me parece de enorme impacto, empero, es la actitud negligente, irresponsable y miedosa del gobierno mexicano que, incluso desde la administración de Vicente Fox y hasta la actual, no tuvieron entre sus programas ningún mecanismo de defensa para nuestros migrantes que viven y trabajan en Estados Unidos. Hemos escuchado que los consulados mexicanos en territorio estadunidense se han rencauzado para proteger los derechos humanos de nuestros paisanos, pero ello es absolutamente falso.
Todo ha sido una simulación. Tanto las administraciones señaladas, como las legislaturas del Congreso mexicano, le han dado la espalda a nuestros mexicanos, que literalmente se encuentran solos. Una de las primeras precisiones que se debieron de haber realizado desde hace 20 años fue una campaña de información, dirigida al pueblo estadunidense, para hacer conciencia sobre la enorme contribución de nuestros mexicanos en la economía norteamericana. Pero en cambio, todo se ha concretado en recibir las remesas de nuestros paisanos —que siguen registrando cifras récord—, cuando nadie aquí hace algo por ellos. La demagogia mexicana ha sido superada por la mentira y la persecución neonazi de un gobierno mezquino, improvisado y temporal en el norte. Y he aquí los resultados.