Ricardo Muñoz Munguía

Dos aspectos como la Igualdad y la Equidad son parte de nuestra esencia y nuestro principal derecho, sin embargo, en la práctica, no llegan a presentarse de casi ningún modo. También, son aspectos que en algún momento se dan entre la confusión, es decir, ambos marcan significados diferentes pero se llegan a utilizar como un mismo concepto. Por ello, hoy me centro en el principio de Igualdad.

Entre la igualdad y la equidad existe la voluntad suprema de establecer como primer orden que las garantías individuales y nuestros derechos humanos no sean vulnerados, como lo indica el Artículo Primero de nuestra Constitución, el que señala que se prohibe toda discriminación por origen étnico, religión y, entre otros, por género; por eso es muy necesario apuntalar que hombres y mujeres somos iguales. Sin embargo, entre estas dos posturas existe una importante diferencia; la primera indica principalmente que en cuestión de género debemos tener muy claro que entre hombres y mujeres todos somos iguales, como ya se dijo, por ende, deben darse las mismas oportunidades, acceder a los mismos cargos o percibir un salario igual cuando, por ejemplo, se trate de las mismas responsabilidades y labores.

Igualdad: es la atención indeclinable de que tenemos y venimos de una misma naturaleza, por lo que el valor, la calidad, la cantidad…, es lo que compartimos en características o cualidades. Vale la pena ilustrar con un caso; es el que viéramos que por el trabajo que desarrolle un hombre, con las mismas características y todo lo que conlleve, lo haga de igual modo una mujer, con la diferencia que ella reciba menor reconocimiento monetario por hacer lo mismo, eso sería un clarísimo ejemplo de la no igualdad por tratarse de género. Por supuesto este caso, que aplica para un hombre y una mujer, no se queda ahí porque la Igualdad abarca lo que se denomina raza —aunque éste es un término que no debiera existir, y algo que varios genetistas no lo aceptan por razón de su materia de estudio—, clase social, religión o cualquiera otra situación que marque una diferencia o, lo peor, que lleve a una forma de discriminación.