La realidad es solo una ilusión, pero es muy terca.

Albert Einstein

A pesar de su contundente victoria, ni el virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador parece haber asumido que está a solo 18 semanas de que tome posesión de la Presidencia de la República, lo cual explica que mantenga la inercia del activismo de campaña, por eso, entre otros muchos asuntos, insiste en recortar, en ajustar el gasto del gobierno federal.

Es cierto que a tres semanas de la elección presidencial es imposible  que la retórica de campaña sea abandonada por el ganador y sus seguidores, la inercia se mantiene, aunque ya se hayan tomado acuerdos, como los que hasta hace unos días auguraban una transición tersa de gobierno, alterada porque tanto López Obrador como sus más cercanos han tomado una actitud rijosa contra el INE por el affaire del fideicomiso.

Inquieta que apenas salió el tema del fideicomiso por el cual el INE  multa a Morena, el virtual presidente electo retomó el rijoso discurso de campaña. Inquieta porque, aunque él diga que no va a cambiar, en cierto momento tendrá que decidir si, ya como presidente constitucional, va a considerar equiparable su calidad de jefe de Estado a la calidad de fundador y creador del Movimiento de Regeneración Nacional.

La realidad le demostrará que no son responsabilidades  compatibles, aunque él así lo crea, pues a juzgar por el activismo de la diaria conferencia de prensa de su cuartel de Chihuahua y Monterrey, aún mantiene una visión minimalista del gobierno de la república.

Como todos sus antecesores, una vez que se sienta en el despacho presidencial y lleguen todos los asuntos de esta enorme nación de casi 130 millones de habitantes, empezará a darse cuenta de que no gobierna a un conjunto de pequeños pueblos, sino a una república cuya economía está entre las primeras quince del mundo, que México no es una aldea, no es una isla.

No será el primero ni el último jefe de Estado que descubre la  dimensión de la responsabilidad que le entregaron los millones de
mexicanos que lo eligieron.

Bien que intente cambiar la realidad, pero para ello primero hay que  reconocerla como es, no como se la imagina, porque, como dijo Alberto Einstein: la realidad es solo una ilusión, pero es muy terca.

jfonseca@cafepolitico.com