Apenas dos semanas después de conocerse los resultados de su victoria, el presidente Donald Trump movió sus primeras piezas al enviar a su más férrea comitiva para reunirse con el mandatario elector, Andrés Manuel López Obrador. En esa ocasión estaban el principal asesor de Trump, Jared Kushner, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen y el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin. Todos ellos, bajo la égida del halcón más importante del gobierno estadounidense, el secretario de Estado, Mike Pompeo. Los medios internacionales calificaron al grupo como el Nightmare dream y ni siquiera dudaron en interpretar la visita como una presión directa al nuevo mandatario mexicano. ¿La intención aparente? Cerrar tratos lo más pronto posible, aprovechando la inexperiencia del tabasqueño en cuestiones de política internacional.

Un par de días después, Trump mostraba un cambio abrupto, ahora López Obrador parecía ser el gran amigo que nunca tuvo y el comienzo de una especie de luna de miel parecía a la vista. La situación desconcertó a propios y extraños, quienes percibían algo raro en el ambiente, pues el inquilino de la Casa Blanca ha sido todo menos predecible. El pasado 20 de julio, López Obrador dio a conocer una carta enviada a Trump, la cual fue leída por Marcelo Ebrard, futuro secretario de Relaciones Exteriores. La misiva, que en realidad parecía más bien un informe de siete cuartillas, daba a conocer que estaba decidido a trabajar de manera conjunta sobre cuatro aspectos que marcan la preocupación bilateral: el comercio, la migración, desarrollo y seguridad.

“Desde luego, existen otras áreas muy relevantes en nuestro futuro, pero considero que es necesario encontrar un camino común en estos cuatro temas para poder avanzar en otros puntos de la relación bilateral”, destacó AMLO en el documento.

Entre otras cosas, la famosa carta hace mención de los programas que realizará una vez que tome el poder, tales como la capitalización de zonas económicas en frontera para generar empleos y controlar la migración, combatir la corrupción y la impunidad, gobernar con austeridad, fomentar la inversión privada, reactivar sectores prioritarios como la educación, salud y el campo. También fomentar el turismo con nueva infraestructura ferroviaria, reducir impuestos y analizar sistemas de seguridad para controla el tráfico de drogas y aumentar la seguridad regional.

El documento remata diciendo:

“En cuanto a lo político, me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante. Todo está dispuesto para iniciar una nueva etapa en la relación de nuestras sociedades, sobre la base de la cooperación y a prosperidad. ¡Hagámoslo!”

En un comunicado de prensa, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en voz de Irán Moreno afirmó que, con esta acción, el futuro gobierno de AMLO demuestra su ignorancia en temas bilaterales como la migración en la que “los inmigrantes y generaciones de mexicanos  que han sido perseguidos, discriminados e insultados con los sentimientos xenófobos de Trump, como representante de la oligarquía estadounidense”.

La internacionalista del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CiDE), Luz María de la Mora, señalan que la carta de AMLO es complaciente a un gobierno extranjero como es el de Trump, acostumbrado a lograr siempre lo que se propone por la vía de la presión empresarial. También exhibe al futuro mandatario mexicano como si fuera un gobernante hecho a la medida del magnate inmobiliario y no a los intereses de la nación mexicana. Asimismo, el ex diplomático mexicano en retiro, Bernardo Méndez Lugo, destacó que la misiva enviada por AMLO al mandatario estadounidense es congruente con el discurso y las propuestas hechas en su campaña. Estas son las opiniones que ambos expertos comentaron a Siempre!

 

Luz María de la Mora/Internacionalista/CIDE

“Leí la carta, son siete hojas. Es bastante larga para ser una carta. Mi opinión es que se deriva de la reunión que tuvo con el secretario de Estado, Mike Pompeo y el Nightmare dream que lo visitó a mediados de julio. Se nota que AMLO quiere tener una buena relación con Estados Unidos y está mostrando a Donald Trump que tiene toda la intención de trabajar con él. A mí sí me preocupan ciertas cosas, por ejemplo, entiendo que todos queremos terminar bien las negociaciones del Tratado de Libre Comercio porque mientras no esté terminado habrá mucha incertidumbre.

Sin embargo, me parece que el objetivo no es terminarlo pronto sino tener una buena negociación, al menos para México. Una negociación trilateral con un mejor acuerdo con una región norteamericana más fuerte, más competitiva, con mejores reglas, y un acuerdo modernizado. Y ese mensaje no lo veo en esa comunicación de AMLO. El tema de las zonas francas no sé como los podría manejar en el norte, porque al menos en el Artículo 303 del TLCAN no se permite ese concepto de la devolución de aranceles o de no pagar aranceles. Para maquilar y exportar. Entonces, tal vez eso sea resultado de una negociación, pero al menos por ahora no está planteado en ese sentido.

La verdad es que son conceptos que AMLO trata de poner en la mesa, pero no veo reflejada una política integral. La migración no es de los mexicanos, es de centroamericanos. Nosotros cómo podemos detener una migración que viene de Centroamérica y además viene por razones de sobrevivencia. Centroamérica está pasando momentos de vida o muerte, por eso los migrantes tienen que dejar su país no porque no quieran vivir ahí, sino porque están en riesgo ellos y su familia”.

Bernardo Méndez Lugo/Director ejecutivo/América sin muros*

“En general, el contenido de la carta es muy congruente con el discurso y las propuestas de campaña del ahora ganador de la elección presidencial en México.  Los temas de la carta están muy bien explicados y coinciden con sus planteamientos anteriores: si hay desarrollo vigoroso y continuo se pueden resolver los problemas de la migración y la seguridad. Si EU coopera adecuada y consistenmente con el desarrollo económico y social de México y Centroamérica la migración será optativa y no necesaria y, al existir empleos con salarios dignos en nuestra región, se disminuye sustancialmente el flujo migratorio y se acaba la inseguridad.

Es clara la idea de AMLO de proponer 75 % de recursos financieros en desarrollo económico y social y sólo 25% en seguridad. Su enfoque es preventivo y nada represivo. Además que el enfoque del combate al narcotráfico que no está contenido en la carta pero fundamenta una nueva política de seguridad tiene dos ejes: Amnistía selectiva y nueva legislación que permita cierta legalización de las drogas.

El contenido y tono de la carta y la forma de dirigirse al presidente Trump es amable y de búsqueda de empatía pero en nuestra opinión no era necesario explicar elogios y homologar posibles similitudes en su llegada al poder, en particular consideramos fue un error de la carta de AMLO anteponerse contra el partido demócrata al señalarlo como el “establishment” político como un símil de su lucha en México. Este posicionamiento no era necesario y si puede causarle un alejamiento con los legisladores demócratas que pueden ser mayoría en el Congreso estadounidense a partir de este noviembre”.

Debemos estar atentos a las propuestas económicas y financieras de AMLO como lo que en la carta se propone para la frontera norte, lo relativo a las zonas económicas especiales que en nuestra opinión debe replantearse radicalmente generando desarrollo endógeno, respeto al habitat indígena y evitando las economías de enclave. El incremento de la recaudación fiscal y tasas de crecimiento mayores a 3% son claves para lograr sus objetivos”.

*El autor es ex consultor de la ONU y Banco Mundial. Fue consejero de asuntos económicos en la embajada de México en El Salvador y académico invitado en Nicaragua.  Ha sido ex cónsul en cinco consulados de México en Norteamérica y es coautor de una decena de libros de temas económicos, migración, política industrial y políticas educativas.